De cuento
Los n¨²meros del Cirque du Soleil son impresionantes y algunos d¨ªf¨ªciles, no ya de creer, sino de entender
Vistos, dir¨ªa, todos los espect¨¢culos del Cirque du Soleil que han pasado por Barcelona, una ya no sabe qu¨¦ decir sobre los n¨²meros que ejecutan sus componentes que no se haya dicho ya. Son impresionantes y algunos dif¨ªciles, no ya de creer, sino de entender. Por la dificultad, la velocidad, la precisi¨®n, el desaf¨ªo de toda l¨®gica racional. Corteo ofrece un complejo n¨²mero de b¨¢scula a ritmo de percusi¨®n; otro de cruces a¨¦reos en lencer¨ªa de anta?o sobre camas el¨¢sticas m¨¢s camas que nunca; trepidantes figuras de cuatro artistas sobre ruedas simples; un d¨²o sobre correas a¨¦reas, otro de equilibrio y fuerza; saltos vertiginosos desde tres m¨¢stiles alt¨ªsimos que parecen de un gran velero; ejecuciones circenses sobre una estructura de barras horizontales giratorias en las que sus gimnastas, porque parecen todos ol¨ªmpicos, cambian de sentido y de direcci¨®n. Es ver para creer.
En Corteo hay, adem¨¢s, una serie de n¨²meros c¨®mico-entra?ables protagonizados por payasos, una pareja de liliputienses y un gigante que destacan de la numerosa troupe del cortejo del t¨ªtulo. La est¨¦tica de este espect¨¢culo, con su juego de contrarios y sus im¨¢genes distorsionadas, es especialmente bella. Sus creadores parecen haberse inspirado en los a?os de la depresi¨®n americana para situar a sus personajes entre Las uvas de la ira y La parada de los monstruos, pero vistos por la mirada amable de Norman Rockwell. Y es que no hay nada monstruoso, ni morboso, ni freak en el tratamiento del conjunto; todo pasa por un tamiz de cuento, todo tiene esa p¨¢tina de cromo antiguo. Botas y zapatos andan solos por ah¨ª, hadas y ¨¢ngeles sobrevuelan literalmente el escenario central, cuando no lo hace la diminuta Valentina suspendida por unos enormes globos de helio, o el payaso protagonista en bicicleta a lo ET o recorriendo el cable boca abajo mientras sostiene un candelabro cuyas llamas mantienen el giro de 180 grados. Telones de gasa suben y bajan acotando el espacio, buscando la intimidad y creando espejismos con im¨¢genes especulares que en realidad no lo son. Impresionante y bell¨ªsimo.
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