El 'buen cacique' dice adi¨®s
Heredero de los Centristas de Franqueira, Baltar acumul¨® su poder tejiendo fidelidades gracias al reparto de empleos p¨²blicos
El mediod¨ªa del 30 de enero de 2010, el veterano bar¨®n del PP gallego, y presidente de este partido y de la Diputaci¨®n en Ourense, Jos¨¦ Luis Baltar Pumar (Esgos, 1940), apret¨® los labios, levant¨® los brazos y desat¨® la euforia contenida durante semanas por el escarnio de las traiciones de buena parte de sus alcaldes: salt¨® como un resorte desde la silla que ocupaba en el tenso congreso provincial para coger en brazos a su hijo. Acababa de legarle, en vida pol¨ªtica, a su v¨¢stago ¡ªel vicepresidente del Parlamento gallego y concejal del municipio familiar de Esgos, Jos¨¦ Manuel Baltar Blanco¡ª la presidencia provincial en un congreso tras m¨¢s de 20 a?os y varios meses de poder omn¨ªmodo atornillado a base de la concesi¨®n inaudita de empleos en la instituci¨®n provincial y de plantearle ¨®rdagos a los sucesivos presidentes de la Xunta de su propio partido (primero a Fraga y despu¨¦s a Feij¨®o) para marcar su territorio pol¨ªtico y familiar. El territorio de una de las provincias con menor renta per c¨¢pita de Espa?a, carente de tejido empresarial y principal granero de votos del PP gallego.
La euforia del expresidente provincial no era balad¨ª. Se hab¨ªa fajado largas semanas, precedidas de largos a?os, en un cuerpo a cuerpo descarnado con parte de sus propios alcaldes que, llegado el momento del c¨®nclave, decidieron alinearse con Feij¨®o, convencidos de que hasta el baltarismo tendr¨ªa fecha de caducidad. El ¡°cacique bueno¡±, seg¨²n propia definici¨®n, no pudo con el regidor de Ver¨ªn, su hasta entonces fiel aliado Juan Manuel Jim¨¦nez Mor¨¢n, a quien Feij¨®o gan¨® para su causa ¡ªjunto con un pu?ado m¨¢s¡ª para colocarlo frente al hijo del bar¨®n, convencido de que podr¨ªa arrebatarle la presidencia del partido. Desde entonces, Jos¨¦ Luis Baltar se refiri¨® siempre a Jim¨¦nez por el apelativo de ¡°el traidor¡±. Pero Baltar se emple¨® ¡ªhasta las l¨¢grimas en sus comparecencias de aquellos d¨ªas¡ª reivindicando lealtades a los congresistas (no en vano los hab¨ªa empleado a todos ellos o a sus familiares) para su hijo, tirando a la desesperada de nuevas ofertas de empleo en la Diputaci¨®n y reconociendo, con esa sinceridad a la cara que lo caracteriza, que se saltaba todas las normas internas. ¡°?Pero qu¨¦ puede hacer un padre?¡±, justific¨® su actuaci¨®n pol¨ªtica cargado de razones personales.
El Baltar de enero de 2010 que hac¨ªa el pase¨ªllo cargando sobre la adrenalina de su euforia a su reto?o por los pasillos del Palacio de Congresos de Expourense era un Baltar en retirada: enfermo, cansado y con un hijo pugnando desde hac¨ªa ya a?os por levantar cabeza en la pol¨ªtica. Se hab¨ªa acabado su ciclo. Con la misi¨®n cumplida, a f¨®rceps, de colocar a su hijo le restaba ya solo legarle la otra parte de la herencia: la finca de la Diputaci¨®n, el verdadero poder, la m¨¢quina de empleos que son votos (un millar de trabajadores, a tercera empresa en empleos de la provincia, con cargos en el partido o vinculados a ¨¦l). Lo hizo ayer, aunque llevaba meses intent¨¢ndolo. El pasado julio incorpor¨® a su hijo, ya presidente del partido, a la Diputaci¨®n como suplente. Nadie en el PP duda de que su acceso a la presidencia tardar¨¢ en llegar lo que tarde en resolverse la mara?a burocr¨¢tica de las dimisiones de un par de diputados. Estaba todo atado.
La historia pol¨ªtica de Baltar es la historia del juego de las fidelidades e infidelidades que el antiguo maestro de la escuela de Luintra domina a la perfecci¨®n. Fueron los fieles alcaldes ¡ªla mayor¨ªa procedentes de la extinta Coalici¨®n Galega fundada por Eulogio Franqueira, el ide¨®logo y promotor de Coren¡ª los que arribaron con ¨¦l a las filas populares en 1991 procedentes de un partido minoritario, Centritas de Ourense, para asentarse en el PP de Fraga y hacerlo suyo en la provincia para siempre.
A El le¨®n de Vilalba, Baltar le lanz¨® el primer ¨®rdago en 2003, tras el Prestige, con el encierro en un piso de la ciudad de As Burgas de los seis diputados auton¨®micos ourensanos, encabezados por su hijo, dispuestos a poner en jaque la mayor¨ªa del presidente auton¨®mico si no les entregaba la cabeza del secretario general del partido, Xes¨²s Palmou y rehabilitaba a Xos¨¦ Cu¨ª?a. Fraga cedi¨® y Baltar reafirm¨® su poder.
El segundo ¨®rdago al PP gallego fue en 2009. Baltar inflam¨® otra vez la fidelidad de los suyos (alcaldes y concejales) que firmaron una carta de tres folios de descalificaciones contra el trato de Feij¨®o ¡ªcon la mayor¨ªa parlamentaria pendiente del voto del hijo del bar¨®n¡ª hacia Ourense. Le exig¨ªan un cambio en su actitud con la provincia y mayor consideraci¨®n hacia su presidente. La ep¨ªstola no era sino el anticipo de la guerra a muerte por colocar a su hijo al frente del partido en el congreso que finalmente gan¨® con una proclama ourensanista que marcaba la distancia con el humillado aparato del PP gallego. Desde que accedi¨® a la presidencia de la Diputaci¨®n y del PP de Ourense hace 22 a?os, Jos¨¦ Luis Baltar no ha hecho m¨¢s que acumular poder para leg¨¢rselo a su v¨¢stago.
Su retirada dejar¨¢ la estructura institucional y pol¨ªtica del PP de Ourense en manos del teniente de alcalde de Esgos ¡ªtendr¨¢ que renunciar al esca?ode parlamentario auton¨®mico¡ª que en los ¨²ltimos tiempos se ha dejado querer por Feij¨®o en Santiago?
Su retirada dejar¨¢ la estructura institucional y pol¨ªtica del PP de Ourense en manos del teniente de alcalde de Esgos ¡ªtendr¨¢ que renunciar al esca?o de parlamentario auton¨®mico¡ª que en los ¨²ltimos tiempos se ha dejado querer por Feij¨®o en Santiago mientras en la finca provincial deshac¨ªa a su antojo las consignas que all¨ª abrazaba. Baltar, el sucesor de Baltar, no ha dejado de proclamar, desde su acceso a la presidencia del partido, su ourensanidad pol¨ªtica apelando a la herencia galleguista de la Xeraci¨®n N¨®s como signo de identidad propia (lo escenific¨® emitiendo carn¨¦s de afiliaci¨®n espec¨ªficos del PP de Ourense). Exactamente como antes hab¨ªa hecho su padre desde aquel peque?o partido de Centristas de Ourense. El adi¨®s del ¡°cacique bueno¡± deja al PP provincial en manos de un heredero de menor empat¨ªa y con el que los alcaldes no contrajeron la fidelidad derivada de los empleos. Y se va sin haber asumido ning¨²n coste pol¨ªtico ni judicial por su desenfrenada pol¨ªtica de enchufes, que nunca neg¨®.
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