La pol¨ªtica dinamita la mayor¨ªa sindical
La ruptura de ELA y LAB saca a la luz la profunda divisi¨®n en sus estrategias La central de Mu?oz firm¨® en 2010 convenios para menos de 56.000 trabajadores
El sindicato nacionalista ELA ha roto con casi todo y con casi todos en Euskadi, donde es la central mayoritaria. En el ¨¢mbito vasco tienen m¨¢s influencia sus ausencias que sus acciones, mientras que su discurso de contrapoder, que le ha llevado a abandonar todos los ¨®rganos de di¨¢logo social, acaba quebrando en el resto de Espa?a, donde siguen manteniendo presencia activa en los de ¨¢mbito estatal.
Si en Euskadi ya es hist¨®rica su posici¨®n radical frente a UGT y CC OO, que ha ido dando lugar a su progresiva salida del Consejo Econ¨®mico y Social (CES), el Consejo de Relaciones Laborales (CRL), Hobetuz, o la Mesa de Di¨¢logo Social, fuera del Pa¨ªs Vasco cambia de actitud y mantiene su presencia en el CES espa?ol. En 2010, la central abertzale recibi¨® en conjunto del Gobierno central, incluida la subvenci¨®n por su representatividad, 558.826 euros.
ELA coincide con el ala m¨¢s liberal de la CEOE en defender los convenios de empresa
La pasada semana, ELA rompi¨® tambi¨¦n la mayor¨ªa sindical que formaba con LAB, que tantas veces hab¨ªa exhibido en los ¨²ltimos a?os, tanto frente al resto de centrales como de las Administraciones o las patronales. El sindicato que encabeza Adolfo Mu?oz, que desde 1995 ha estado unido a LAB, la central de la izquierda abertzale, salvo una ruptura entre 2001 y 2003, hizo saltar por los aires, m¨¢s por razones pol¨ªticas que sindicales, el puente soberanista que un¨ªa sus orillas.
Mu?oz dio por acabada la unidad de acci¨®n en una entrevista en el diario Gara, en la que explic¨® en un gesto de ¡°desleal autoafirmaci¨®n¡±, como sostiene LAB, que la principal discrepancia era la transformaci¨®n que se estaba operando en este tras la llegada de Bildu al poder en las principales instituciones guipuzcoanas. LAB hab¨ªa perdido su independencia, critic¨® Mu?oz. Un argumento pol¨ªtico que, sin embargo, oculta la profunda brecha sindical que ya estaba separando a ambas organizaciones y generando tensiones evidentes.
La l¨ªder de LAB, Ainhoa Etxaide le respondi¨® en un acto con delegados en San Sebasti¨¢n que su central no se supedita a ning¨²n partido, ¡°pero tampoco a ning¨²n sindicato¡±. En un lenguaje muy claro, Etxaide vino a decir a Mu?oz que no se puede dejar tirados a los obreros. ¡°Nuestras reivindicaciones no pueden ser posiciones para atraer trabajadores a nuestros sindicatos¡±, le espet¨®.
El problema es que ELA es el principal responsable, aunque no el ¨²nico, de la paralizaci¨®n de la negociaci¨®n colectiva, que mantiene a m¨¢s de 528.000 trabajadores vascos, casi el 60% de la poblaci¨®n ocupada de la comunidad aut¨®noma, sin actualizar sus condiciones laborales y salariales. Parad¨®jicamente, la central nacionalista viene a coincidir as¨ª con el ala m¨¢s liberal de la CEOE, aunque por motivos radicalmente distintos, en considerar a la empresa como el ¨¢mbito natural de la negociaci¨®n colectiva.
La ruptura de ELA y LAB en 2001 fue un calco de la actual
LAB difiere de forma radical y, junto a CC OO y UGT, apuesta por los convenios provinciales como paraguas para los trabajadores m¨¢s desprotegidos de las pymes, frente al s¨¢lvese quien pueda de los convenios de empresa.
ELA firm¨® en 2010 ¡ªlos ¨²ltimos datos anuales disponibles¡ª convenios que solo afectaron a 55.616 trabajadores, aunque firm¨® m¨¢s convenios que nadie (186). La mayor¨ªa eran de empresa. Los sectoriales, los menos.
?Hace una d¨¦cada, la ruptura de la unidad de acci¨®n que que entonces protagonizaron Jos¨¦ Elorrieta al frente de ELA y Rafael D¨ªez Usabiaga en LAB result¨® casi un calco de la actual. Esta segunda central hizo entonces bloque en los convenios del Papel y del Metal con UGT y CC OO.
?El problema fue tambi¨¦n, como ahora, el modelo sindical. En el ¨¢mbito de las empresas ELA gana y pierden todos los dem¨¢s, ¡°incluida la gran mayor¨ªa de los trabajadores, que se quedan sin unas condiciones de referencia para aplicar donde no puede haber negociaci¨®n de empresa, es decir en casi todo el tejido industrial vasco, las pymes¡±, destacan fuentes sindicales.
El desarrollo de ELA en las empresas es muy fuerte y dispone adem¨¢s de una considerable caja de resistencia, que acaba canibalizando a todos los afiliados de otras fuerzas. LAB, con la mitad de representatividad que su hasta ahora acompa?ante, firm¨® en 2010 la mitad de convenios que este (94), pero incluyerin a bastantes m¨¢s empleados (89.180).
Sin convenios provinciales se pierde tambi¨¦n el principal elemento de redistribuci¨®n de la renta pactado entre empresarios y trabajadores. ¡°Hay que mantener las estructuras de negociaci¨®n provincial para cuando lleguen mejores tiempos. Perderla perjudica a los trabajadores y, en cierta manera, deslegitima a los sindicatos y tambi¨¦n a las estructuras patronales¡±, explica un experto de la UPV.
LAB, CC OO, UGT y Confebask apuestan por los convenios provinciales
Los ¨²ltimos acuerdos alcanzados en Madrid por la patronal CEOE, CC OO y UGT han puesto en valor la prevalencia del convenio provincial sobre el de empresa, la estructura de la negociaci¨®n y el pacto como base para la flexibilidad interna. Todo ello pese a la ¨²ltima reforma del anterior Gobierno socialista, de junio pasado, y las presiones del actual ministro de Econom¨ªa, Luis de Guindos, para que prevalecieran los de empresa.
Tambi¨¦n por eso siguen en la mesa de negociaciones, en busca de un acuerdo interconfederal LAB, CC OO y UGT, junto a Confebask. Buscan la prevalencia de los convenios provinciales y el desbloqueo de la negociaci¨®n colectiva. Si llegan a un acuerdo habr¨¢ nacido, aunque sea puntual, una nueva mayor¨ªa sindical transversal. Entre los tres superan el 50% de representatividad.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.