El hijo de Cela busca apoyos para traer su legado balear
La familia del Nobel contact¨® con ¡°instituciones gallegas¡± el pasado verano y est¨¢ pendiente de ¡°una reuni¨®n formal¡±
Camilo Jos¨¦ Cela Conde no se mete a juzgar la p¨¦sima gesti¨®n de la fundaci¨®n que lleva el nombre de su padre en Iria Flavia, ni el rescate de la Xunta, tan lento en completarse que Marina Casta?o sigue gobernando la casa desde que se tom¨® el acuerdo de transformarla en p¨²blica, hace m¨¢s de a?o y medio. ¡°Parece que tenemos una Administraci¨®n para tortugas¡±, comenta ¨²nicamente, y m¨¢s tarde a?ade: ¡°No creo que deba opinar¡±. Entre otras cosas, dice, porque ¨¦l es presidente de otro patronato, el que integran familiares y amigos ¨ªntimos, incluso tres de los m¨¦dicos, del escritor y su primera esposa, Rosario Conde. Esta fundaci¨®n, constituida en Palma de Mallorca en octubre de 2010, ha empezado a tantear a ¡°instituciones gallegas¡± buscando un acuerdo para trasladar a Galicia la parte del legado que compart¨ªa el matrimonio y que qued¨® en las Baleares. Cela Conde no quiere dar detalles ni de lo propuesto ni de las instituciones a las que se dirigi¨® en persona mientras no se formalicen las reuniones, pero explica que el ¡°primer encuentro, para sondear voluntades¡± tuvo lugar el pasado verano, en julio. ¡°Estoy esperando que fijen una cita para la negociaci¨®n definitiva¡±, avanza. ¡°Pronto o tarde me la dar¨¢n¡±, espera. Y da una pista cuando se le pregunta qu¨¦ tipo de instituciones ha tocado: ¡°Supongo que la ¨²ltima palabra ser¨¢ pol¨ªtica¡±.
El patronato de la Fundaci¨®n Charo y CJC, que es el nombre que lleva la de Mallorca, lleva recibiendo promesas por parte de las autoridades baleares desde hace tiempo, pero ni el Gobierno aut¨®nomo ni el Ayuntamiento de Palma, ahora ambos en manos del PP, han reaccionado al ¨²ltimo intento. Los familiares de Cela y de Conde se han cansado de esperar una respuesta (¡°el Govern no ha abierto la boca¡±), despu¨¦s de que anteriores gobiernos municipales, primero uno del PP y despu¨¦s uno del PSOE, le ofreciesen como sedes para instalar el legado, respectivamente, la que hab¨ªa sido ¨²ltima casa del matrimonio y un museo en pleno centro de Palma. Solo la universidad les cedi¨® ¡°espacios de oficina, muebles y computadoras¡±, pero ¡°no dispone de locales para un museo, ni de presupuesto para su eventual mantenimiento¡±.
El legado que se trasladar¨ªa a la comunidad si cuajase un acuerdo en Galicia incluye una ingente cantidad de cartas, gran parte todav¨ªa pendientes de catalogaci¨®n; manuscritos, poemas in¨¦ditos, pruebas de imprenta y proyectos de diversas obras; pinturas y dibujos realizados por el propio Cela y por numerosos artistas; un grand¨ªsimo archivo fotogr¨¢fico; y una biblioteca en la que abundan, sobre todo, los tratados de arte que coleccionaba un escritor que en tiempos se plante¨® ser pintor. ¡°No tiene sentido que este legado est¨¦ en manos de una familia¡±, comenta el hijo del autor de La Colmena. ¡°El contenido debe hacerse p¨²blico y ponerse a disposici¨®n de los investigadores¡± porque, sobre todo en lo que ata?e al epistolario, esconde mucha informaci¨®n acerca de c¨®mo se gestaron algunas de las obras m¨¢s importantes de la carrera del Nobel.
En 2003, tras la muerte (un a?o despu¨¦s que su exesposo) de Charo Conde, su hijo encontr¨®, ¡°entre las numerosas carpetas, cajas y legajos que hab¨ªa guardado de manera cuidadosa, una serie de materiales cuyo valor, de cara a la comprensi¨®n de la figura y la obra de Cela y de la Espa?a del siglo XX, es enorme¡±. Aparte de las cartas intercambiadas durante a?os, de novios y ya casados, entre Conde y un Cela bastante viajero por razones de trabajo o por sus vacaciones en Galicia, en la colecci¨®n aparecen misivas de Ana Mar¨ªa Matute, Blas de Otero o Emilio Prados y otras del Nobel a sus editores, como Carlos Maristany y Esther Tusquets.
El escritor se plante¨® montar un bar, ser torero, actor y pintor para sobrevivir
Son testimonios de los a?os en los que Camilo Jos¨¦ Cela escribi¨® La Familia de Pascual Duarte, Pabell¨®n de Reposo, La Colmena o La Catira. ¡°Hay una enorme cantidad de cartas cruzadas¡± entre los c¨®nyuges, describe el hijo de ambos. ¡°Las m¨¢s interesantes desde el punto de vista literario son las del noviazgo, cuando mi padre estaba escribiendo el Pascual Duarte¡±, sigue. El literato ¡°no se ve a¨²n como un escritor¡±. ¡°Le dice a mi madre que est¨¢ loco por ella, que no aguanta m¨¢s la espera para casarse y que, para que puedan vivir de algo, ?se est¨¢ planteando montar un bar!¡±, relata Cela Conde. ¡°Nada m¨¢s aparecer la novela, el cambio es absoluto. A partir de ese momento se vuelve el Cela que es de dominio p¨²blico¡±. En los cuarenta y cincuenta, el ya matrimonio ¡°no tiene de qu¨¦ comer¡±. De vez en cuando publica en el diario del Movimiento Arriba, y es una ¡°cat¨¢strofe¡± si la censura le tacha alg¨²n art¨ªculo. Entonces Cela ensaya ¡°los oficios de actor, torero, conferenciante y pintor¡±.
Entre los fondos de pinacoteca que podr¨ªan custodiarse en Galicia hay un ¨®leo y caricaturas realizadas por Cela, pero tambi¨¦n los Zabaleta que ten¨ªa en su comedor, dos Ulbricht, un Pedro Bueno u obras de Eduardo Vicente, Go?i, Viola, Alberti o Mir¨®.
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