Sant Pau del Camp cumple 1.101 a?os
El antiguo monasterio benedictino naci¨® como priorato de Sant Cugat del Vall¨¨s
El conjunto de la iglesia de Sant Pau del Camp limita con la calle de Sant Pau, a la que da nombre, y con la de las T¨¤pies, denominaci¨®n debida a las tapias que cerraban el noviciado del monasterio en los siglos XVII y XVIII. La parroquia celebr¨® el pasado 25 de enero la conversi¨®n de san Pablo al cristianismo y lo hace en el a?o 1.101 de la vida del conjunto arquitect¨®nico, aunque parece claro que antes hubo all¨ª otro edificio dedicado tambi¨¦n al culto.
Sant Pau est¨¢ abierto todos los d¨ªas, pero los domingos se ofrece una muy amena visita guiada (y gratuita), de la mano de Jordi-Xavier Romero, que resulta muy ilustradora de la historia del edificio.
Del antiguo monasterio, apenas han sobrevivido la iglesia rom¨¢nica (con una sonoridad extraordinaria), el claustro (con elementos de influencia ¨¢rabe) y una sala capitular g¨®tica del siglo XIV. No es poco, teniendo en cuenta la voracidad del urbanismo barcelon¨¦s y las vicisitudes de lo que empez¨® como un peque?o priorato benedictino, dependiente del monasterio de Sant Cugat del Vall¨¨s. Sant Pau del Camp pas¨® a depender del de Montserrat (de 1577 a 1593) y se fusion¨® con el de Sant Pere de la Portella, en el Bergued¨¤, en 1617, lo que le permiti¨® tener dimensi¨®n suficiente como para convertirse en abad¨ªa independiente. Poco despu¨¦s crecer¨ªa para albergar el noviciado de la orden y ampliar¨ªa sus instalaciones con dormitorios, aulas y una biblioteca bien dotada. Casi nada de eso ha sobrevivido a las peri¨®dicas quemas de conventos que ha vivido Barcelona.
"Alt com un Sant Pau"
Sant Pau del Camp se llama as¨ª porque, en el momento de su construcci¨®n, se hallaba fuera de Barcelona, allende las murallas, y literalmente en los campos que rodeaban la ciudad, de los que tom¨® parte del nombre. Su presencia sirvi¨® para denominar dos calles: la de Sant Pau i la de las T¨¤pies. La primera era antes conocida como de Mulers (muleros) porque era empleada por quienes acarreaban piedras desde las canteras de Montju?c al centro de Barcelona. Pero ha dejado tambi¨¦n una expresi¨®n idiom¨¢tica: ser ¡°alt como un sant Pau¡±. Deriva esta frase de la fiesta que se celebraba anualmente en la comunidad. Se eleg¨ªa a un joven (al modo del bisbet¨® en Montserrat) que representaba a san Pablo y la elecci¨®n reca¨ªa en un mozo que fuera muy alto, de modo que pudiera ser visto por todos.
La iglesia presenta un particularidad: no est¨¢ orientada (es decir, con el ¨¢bside hacia oriente), sino ligeramente inclinada hacia el norte, quiz¨¢ para aprovechar los movimientos de las aguas subterr¨¢neas adonde iban a parar los residuos de la comunidad. La l¨¢pida sepulcral de Wifredo II Borell (hijo de Wifredo el Velloso) permite saber que el monasterio estaba all¨¢ en el a?o 911. En 985, un ataque de las tropas de Almanzor a Barcelona hizo una primera parada en el monasterio. Los monjes se fueron y lo abandonaron durante casi un siglo.
La recuperaci¨®n se produjo a partir de 1117, bajo el patrocinio de la casa de Bell-lloc, varias de cuyas tumbas se hallan en el claustro actual.
En 1714, el Gobierno de la Generalitat se refugi¨® en el edificio y, tras el cierre de la Universidad de Barcelona, trasladada a Cervera por los Borbones, Sant Pau del Camp sirvi¨® como una especie de ¡°universidad clandestina¡±, en expresi¨®n de Romero, para aquellos estudiantes que, sin cursar estudios eclesi¨¢sticos, no deseaban o no pod¨ªan permitirse, acudir a Cervera. Fue esto muy poco despu¨¦s de que uno de los abades de Sant Pau, Josep Sastre i Prats, hubiera ocupado el cargo de presidente de la Generalitat (1680-83).
El jacobinismo borb¨®nico dio tambi¨¦n al traste con el culto a san Galderico, patr¨®n del campesinado catal¨¢n y segundo santo en importancia en la comunidad. En su lugar se impuso el culto a san Isidro Labrador.
El monasterio entr¨® en decadencia definitiva tras la desamortizaci¨®n de Mendiz¨¢bal y se convirti¨® en parroquia de una Barcelona que ya hab¨ªa empezado a ocupar sus inmediaciones. Fue, antes, hospital de las tropas napole¨®nicas y cuartel de tropas italianas en esa misma guerra, y estuvo en un tris de ser convertido en matadero por uno de los gobiernos municipales que ha padecido la ciudad. Un movimiento ciudadano encabezado por V¨ªctor Balaguer logr¨® que fuese declarado bien de inter¨¦s nacional en 1879 y que empezara a ser restaurado en 1894.
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