Gatopardos sin complejos
Con un empecinamiento digno de mejores suicidios, cambio, renovaci¨®n y apertura son obviados
Ignacio de Loyola venci¨® en el 38? Congreso del PSOE. La m¨¢xima ignaciana, que aconseja no hacer cambios en tiempos de tribulaci¨®n, fue el hilo conductor del ¨¦xito de P¨¦rez Rubalcaba. 487 compromisarios socialistas respaldaron la apuesta del gatopardo Rubalcaba por cambiar el PSOE para que siga siendo el PSOE de siempre. La oferta de un nuevo PSOE fue derrotada por la m¨ªnima; el socialismo abierto, el giro socialdem¨®crata, el partido al servicio de los ciudadanos y no del aparato, el di¨¢logo federal con las diferentes realidades nacionales del Estado, el compromiso radical con la igualdad de oportunidades, banderas con las que quiso empoderarse Carme Chac¨®n, han de quedar para mejor ocasi¨®n. La nueva vicesecretaria general, Elena Valenciano, con la dulzura de la victoria a¨²n en los labios, declar¨® que el PSOE tendr¨¢ un ¡°rumbo nuevo y seguro¡±; para no extraviarse: lo sustancial es la seguridad. Rubalcaba ofrec¨ªa rocosas seguridades y Chac¨®n solo ilusionantes incertidumbres.
La sobredosis de continuismo en el PSOE abona la victoria de V¨¢zquez en el congreso que el PSdeG celebrar¨¢ en primavera. A las dudas, fragmentaci¨®n y falta de un l¨ªder decidido entre sus variados cr¨ªticos se une ahora, como baza determinante, la bendici¨®n de Rubalcaba. Hace unas semanas cuando le preguntaron por sus preferencias en el 38? Congreso, V¨¢zquez amag¨® elegantemente: ¡°Entre Chac¨®n y Rubalcaba, elijo Galicia¡±. En las v¨ªsperas de la cita congresual se decant¨®, no obstante, por Rubalcaba como tabla de salvaci¨®n para seguir al frente del PSdeG. La victoria de Chac¨®n dar¨ªa alas a los sectores galleguistas y federalistas y animar¨ªa a Francisco Caama?o a postularse como l¨ªder de los socialistas gallegos. A pesar de la equilibrada divisi¨®n de fuerzas, ahora es m¨¢s f¨¢cil que Manuel V¨¢zquez repita como secretario general y se estrene como candidato a la presidencia de la Xunta. Para asegurarse el cargo y los honores deber¨¢ estrechar, no obstante, su alianza con Jos¨¦ Blanco, que todav¨ªa conserva una influencia decisiva en el aparato de Ferraz, y tiene que reparar tambi¨¦n sus deterioradas relaciones con Abel Caballero, que retorna de Sevilla con glorias renovadas como caudillo indiscutible del socialismo vigu¨¦s.
A la sombra de la victoria de Rubalcaba, V¨¢zquez hizo votos para remar todos juntos en la misma direcci¨®n. Prodigando halagos a los derrotados, insisti¨® en la ¡°cultura de incorporaci¨®n¡± como patrimonio democr¨¢tico del PSOE e invit¨® a los delegados gallegos a trabajar en favor de la integraci¨®n pensando ya en el congreso de la primavera. Sin embargo, la nueva ejecutiva del PSOE, en la que se sentar¨¢n V¨¢zquez, Caballero y Carmela Silva, ofreci¨® poco cobijo a los partidarios de Chac¨®n. Rubalcaba desatendi¨® tanto los consejos de Lincoln (¡°Si quieres ganar un adepto para tu causa, conv¨¦ncelo primero de que eres su amigo sincero¡±) como los de Einstein (¡°Si buscas resultados diferentes, no hagas siempre lo mismo¡±). Queda por ver si sus triunfantes seguidores en Galicia no hacen lo de siempre y desoyen, una vez m¨¢s, una demanda reiterada tanto por sus electores fieles como por los defraudados: para hacer posible el cambio pol¨ªtico en Galicia es preciso que el PSdeG cambie de estrategia y construya un nuevo di¨¢logo con los sectores m¨¢s din¨¢micos de la sociedad gallega.
Cambio, renovaci¨®n, apertura e integraci¨®n son palabras-t¨®tem de la izquierda que alegremente se ofrecen a los ciudadanos como valores transformadores pero que, con un empecinamiento digno de mejores suicidios, son obviados y no rigen ni las decisiones ni la vida interna de los partidos progresistas. El ling¨¹ista Raffaele Simone, que estos d¨ªas promociona El monstruo amable ¡ªuna descarnada reflexi¨®n sobre la naturaleza de la emergente nov¨ªsima derecha y las impotencias del viejo progresismo¡ª, nos advierte que ¡°esta izquierda huele a la derecha, en actitudes y comportamientos¡±. No le falta raz¨®n. Que los partidos practiquen los valores que se le predican a los ciudadanos es una exigencia pol¨ªtica y ¨¦tica imprescindible para superar el actual estado de postraci¨®n de la izquierda. Continuismo, conservadurismo y abundante complacencia trazan una hoja de ruta sin futuro. El miedo a la libertad y a la cr¨ªtica liquida la inteligencia de las organizaciones de la izquierda. El continuismo en Sevilla es una maravilla¡ y la mejor garant¨ªa para que la derecha se asegure una larga permanencia en el poder. Mariano Rajoy vive en un l¨ªo tranquilo porque sabe que, puestos a elegir, los ciudadanos prefieren una derecha c¨ªnica antes que una izquierda c¨ªnica y hueca.
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