Los garitos de la historia del cine, en papel
El granadino Jes¨²s Lens publica 'Caf¨¦-Bar Cinema', 450 p¨¢ginas sobre antros legendarios
La historia del cine no ser¨ªa la misma sin el Rick's Caf¨¦ Americano de Casablanca. Durante la Segunda Guerra Mundial el local de Humphrey Bogart era paso obligado para quienes hu¨ªan del nazismo y trataban de viajar a Lisboa para alcanzar la libertad. ¡°Posiblemente se trata del bar m¨¢s famoso de la historia del cine, pero hay muchos otros bares, caf¨¦s y clubes igualmente memorables en los que a los cin¨¦filos nos encantar¨ªa entrar a tomarnos una cerveza o un capuchino¡±, explica el escritor Jes¨²s Lens (Granada, 1970), autor del libro Caf¨¦-Bar Cinema, publicado por Almed.
A lo largo de sus m¨¢s de 450 p¨¢ginas, incluido un cuadernillo de fotograf¨ªas, el libro va construyendo una ruta por todos esos lugares m¨ªticos. ¡°He tratado de recorrer esos bares con un estilo informal, del mismo modo que se comenta una escena a la salida del cine¡±, recalca el autor, al que ha costado trabajo poner punto y final a la publicaci¨®n, una obra minuciosa y divertida que demuestra un amplio conocimiento del mundo del cine.
En la lista de imprescindibles de Jes¨²s Lens hay locales como La Teta Enroscada, donde recalan los protagonistas de Abierto hasta el amanecer. ¡°Hay que ser un tipo duro para atreverse a acercarse a la barra y pedir un tequila¡±, reconoce convencido de que Quentin Tarantino es uno de los directores que ¡°con m¨¢s mimo y pasi¨®n¡± ha reflejado los bares en sus pel¨ªculas.
El libro va construyendo una ruta por todos esos lugares m¨ªticos
Otra cantina inolvidable, violencia incluida, es El farolito de Cuernavaca, en M¨¦xico, donde termina el protagonista de Bajo el volc¨¢n, de John Huston. Situada en lo alto de una cuesta, se asemeja al caldero en el que van a arder todos los pecadores del mundo. ¡°Es uno de los antros m¨¢s infectos de la historia del cine, tratado por Huston con maestr¨ªa¡±, a?ade.
En busca de emociones m¨¢s fuertes, el lector puede visitar el Bada Bing, donde Los Soprano planifican sus negocios. ¡°Es un club de strip-tease con bailarinas de locales aut¨¦nticos como el Wiggles, en el que se inspira el cuartel general de una de las bandas criminales m¨¢s reconocidas de la televisi¨®n¡±.
Tambi¨¦n hay hueco en el libro para lugares entra?ables, como el Caf¨¦ de los Dos Molinos, en el 15 de la calle Lepic de Montmartre. ¡°Por ¨¦l desfilan legiones de seguidores de Amelie y se ha convertido en un icono tur¨ªstico¡±, explica Lens, que recuerda otro caf¨¦ convertido en mito, el Caf¨¦ de Par¨ªs donde el protagonista de La dolce vita, de Federico Fellini, iba a seducir a Anita Ekberg.
Lens dedica un cap¨ªtulo a los famosos diners, los restaurantes que siempre aparecen en las pel¨ªculas norteamericanas llenos de hamburguesas y pasteles de manzana, y a cuyo encanto han sucumbido muchos artistas entre ellos el m¨²sico Tom Waits quien se retrat¨® en un diner para la portada de uno de sus discos.
Pero si hay un bar por el que Jes¨²s Lens siente predilecci¨®n, como buen mit¨®mano, ese es el Kate Mantilini Restaurant, en el famoso barrio de Beverly Hills de Los ?ngeles. All¨ª se film¨® la famosa secuencia de Heat en la que se encontraron por primera vez en sus carreras Robert de Niro y Al Pacino, interpretando respectivamente a un atracador y al polic¨ªa que deb¨ªa detenerlo. Lens se detiene en una de sus curiosidades. ¡°Como el montaje final de la secuencia qued¨® en formato plano-contraplano, nunca se vio en la pantalla a los dos actores juntos, lo que ayud¨® a extender el rumor de que su relaci¨®n era muy mala y que por ese motivo no rodaron ni una sola toma juntos¡±, concluye.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.