Pues yo
No puedo soportar los concursos de madres. No estoy preparada para competir en el vest¨ªbulo de una guarder¨ªa. Yo tengo preocupaciones reales y, sin ¨¢nimo de ofender a nadie, me importan un pito los progresos que hacen los ni?os a los que no conozco. Pero hay madres que viven por y para eso. Viven mirando de reojo. Se dir¨ªa que pasan el d¨ªa preparando cuestionarios que luego vomitan imp¨²dicamente a las puertas de la guarder¨ªa. Se las ve venir, esa es la verdad. Yo a¨²n no he desarrollado la habilidad para rehuirlas con elegancia, as¨ª que en cuanto intuyo a una Madre Concurso, trago saliva y apechugo. ¡°?Esa ni?a es la tuya? Uuuy, qu¨¦ peque?ita es¡±. Lo dicen sonriendo como si fuera un piropo, claro, aunque es uno de esos insultos encubiertos que te dejan sin armas. La siguiente pregunta est¨¢ clara: ¡°?Y qu¨¦ tiempo tiene?¡± En funci¨®n de la respuesta, la Madre Concurso pondr¨¢ un cuestionario u otro encima de la mesa. ¡°Un a?o¡±, respondo. Empieza la fiesta. ¡°?Y ya anda? Uy, la m¨ªa ya caminaba con diez meses¡±. Me importa un pimiento. ¡°Y ya hablar¨¢, claro...La m¨ªa a los ocho meses ya hablaba tres idiomas¡±. Me importa un pimiento. ¡°Qu¨¦ poquito pelo tiene, ?no? Ay, a esa edad, yo la llevaba con unas coletitas gracios¨ªsimas¡±. Me importa un pimiento. Adi¨®s. Y as¨ª todos los d¨ªas.
Luego est¨¢ la Madre del A?o. Estas madres son las que saben qu¨¦ es mejor, no ya solo para sus propios hijos, sino tambi¨¦n para los hijos de las madres del resto del universo y tambi¨¦n de todos los universos paralelos. Ellas no aconsejan, sentencian. Su manera de hacer las cosas es la ¨²nica que funciona. Empiezan todas sus frases con un ¡°pues yo¡±. ¡°Pues yo a mi ni?o le pongo crema siempre que le cambio el pa?al, siempre¡±. T¨² le explicas que tu pediatra te aconsej¨® no usar la crema m¨¢s que cuando el beb¨¦ estuviera irritado pero, claro, a estas madres los pediatras de los dem¨¢s les parecen unos indocumentados. ¡°No, no, no, no...La crema hay que ponerla si-em-pre. Yo le empapuzo bien los huevillos y mi ni?o nunca los ha tenido irritados¡±. T¨² asientes con la cabeza y sigues sacando la merienda de fruta. ¡°Oye¡±, te dice de repente, ¡°?Y la fruta todav¨ªa se la bates?¡± Explico que a veces m¨¢s, a veces menos, pero no me deja acabar de hablar. ¡°Pues yo la fruta ya no se la bato para que no pierda el acto reflejo del mordisco¡±. ?El acto reflejo de qu¨¦? Cojo a mi hija por las manos y le ayudo a llegar hasta su sillita. ¡°Pues yo a mi ni?o no le ayudo a andar, as¨ª refuerzo su autoestima¡±, sigue hablando. Trago saliva, siento a la ni?a y no entro en pol¨¦micas. ?Para qu¨¦? Al fin y al cabo, es evidente que la que est¨¢ haciendo las cosas bien soy yo. No en vano, mi hija es la m¨¢s lista y la m¨¢s guapa de la guarder¨ªa.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.