La reforma y las mentiras
Es una reforma para que salgamos de la crisis con un sistema m¨¢s desequilibrado que el que nos hizo entrar en ella
En materia econ¨®mica, la sinton¨ªa entre CiU y el PP es tan grande que al presidente de la Generalitat le ha bastado que le tararearan unas notas de la reforma laboral del Gobierno espa?ol para expresar las buenas vibraciones que le provocaba la partitura. Si el PP y CiU ven bien la reforma, no es extra?o que la patronal aplauda y que los sindicatos protesten, aunque de momento, todo hay que decirlo, con la sordina puesta. Quiz¨¢ porque saben que no viven su mejor momento y que la machacona insistencia en desacreditarlos desde Gobierno, patronal y algunos medios de comunicaci¨®n ha hecho mella. Poco a poco, sin embargo, algunas cosas van quedando claras: el pacto entre patronal y sindicatos era imposible porque los empresarios jugaban con un triunfo en la mano: sab¨ªan que, si decid¨ªa el Gobierno, se inclinar¨ªa de su lado. ?Qu¨¦ sentido ten¨ªa para ellos ser m¨¢s generosos con los sindicatos que los gobernantes? Se estuvo representando una gran comedia. La patronal, que no se fiaba de la fe de converso de Zapatero, solo ten¨ªa un objetivo: esperar que llegara Rajoy.
De la comedia, en temas demasiado tr¨¢gicos para jugar al enredo, es de lo que quer¨ªa hablar. El Gobierno ha hecho una reforma laboral que recorta derechos importantes de los trabajadores y que, sin duda, tendr¨¢ consecuencias en el plano social. Pero lo que es inadmisible es que se intente enmascarar, con argumentos falaces una operaci¨®n que tiene unos objetivos muy claros. A corto plazo, fundamentalmente dos: bajar el precio de los salarios y demostrar a Merkel que el Gobierno espa?ol es el primero de la clase a la hora de cumplir ¨®rdenes. Hace tiempo que se insiste desde plataformas pol¨ªticas y econ¨®micas en que los salarios de los trabajadores tienen que seguir contray¨¦ndose, siempre con el obsceno argumento de que se ha vivido por encima de las posibilidades y hay que volver al orden. Ya est¨¢ ah¨ª: la reforma presiona al mercado de trabajo a la baja, facilitando el despido, contando con que hay un enorme ej¨¦rcito de reserva de parados dispuesto a aceptar el salario que le ofrezcan. Los economistas ortodoxos dicen que el ajuste salarial no ha tocado todav¨ªa fondo en Espa?a: la reforma lo conseguir¨¢.
Y adem¨¢s hay que contentar a Merkel: la apelaci¨®n a una huelga general de Rajoy y la promesa de agresividad ¡ªque por s¨ª sola indica de qu¨¦ lado est¨¢ el ministro¡ª que hizo Luis de Guindos expresan el deseo de aportar una prueba contundente de que el Gobierno es m¨¢s valiente que nadie a la hora de apretar las clavijas. La huelga general ser¨ªa la prueba de su contundencia.
La reforma laboral no crear¨¢ empleo. No acostumbra a crearlo? y menos cuando el centro de la operaci¨®n es el abaratamiento del despido
Pero, por encima de todo, la reforma se inscribe en una pol¨ªtica econ¨®mica con un objetivo principal: que al salir de la crisis nos encontremos, como por arte de magia, con un sistema econ¨®mico cambiado, con las rentas salariales disminuidas, con mayor nivel de desregulaciones, con un Estado que sea menos providencial para los ciudadanos y m¨¢s para bancos y empresas (como hemos visto en esta crisis, en que el dinero que se niega a los contribuyentes se da a las instituciones financieras) y con la privatizaci¨®n de servicios p¨²blicos avanzada. Es decir, exactamente lo contrario de lo que, por un momento, pareci¨® que pod¨ªa ocurrir cuando, en 2008, los Gobiernos salvaron la bancarrota bancaria. Aquellos d¨ªas o¨ªmos hablar de recuperaci¨®n de autonom¨ªa por parte de la pol¨ªtica y de regulaci¨®n del sistema financiero. Sarkozy, en plan buf¨®n, lleg¨® a proclamar la reforma del capitalismo. S¨ª, saldr¨¢ reformado de la crisis, pero en la direcci¨®n contraria a lo que parec¨ªa razonable en aquel momento. Estos son los objetivos reales. Lo dem¨¢s son falsedades para entretener al personal.
La reforma no crear¨¢ empleo. No acostumbran a crearlo las reformas laborales y menos cuando el centro de la operaci¨®n es el abaratamiento del despido. No nos coloca a nivel europeo como repite el Gobierno, sencillamente porque no hay una legislaci¨®n homog¨¦nea en este sentido, cada pa¨ªs es un modelo distinto. No es una reforma equilibrada. Se decanta del lado de los empresarios en la relaci¨®n ¡ªya de por s¨ª desigual¡ª entre estos y los trabajadores, y responde mucho m¨¢s a los intereses de las grandes empresas que de las peque?as ¡ªlas que tienen menos de 50 trabajadores¡ª, que son m¨¢s del 90%. Es una reforma para que salgamos de la crisis con un sistema todav¨ªa m¨¢s desequilibrado que el que nos hizo entrar en ella. Y dicen que es para competir con el despotismo asi¨¢tico.
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