Borrado
En la m¨¢s que interesante conversaci¨®n que manten¨ªan aqu¨ª Ander Landaburu, Daniel Innerarity e Imanol Zubero, a quienes sigo y aprecio, Imanol dec¨ªa lo siguiente: ¡°La sociedad vasca est¨¢ viviendo, casi, como si ETA nunca hubiera existido¡±. Se trata de un dato, creo que cierto, cuya constataci¨®n no encierra valoraci¨®n alguna. La sociedad vasca ha asumido el final de ETA y esto se percibe en nuestra vida ordinaria. Sin embargo, no dejo de dar vueltas a esa frase, en la que junto a la percepci¨®n del dato se desliza algo as¨ª como la formulaci¨®n de un deseo, que no es, desde luego, el de Imanol: viviendo ¡°como si ETA nunca hubiera existido¡±. Y es ah¨ª donde percibo ese deseo impl¨ªcito, achacable a la sociedad vasca, la necesidad de borrar, como si no se hubiera producido, ese drama que ha sacudido nuestras vidas. En otro momento de la conversaci¨®n, Daniel Innerarity dice lo siguiente: ¡°En cuanto a la convivencia, s¨ª hemos convivido cuando ETA mataba ochenta personas al a?o¡¡± Hemos convivido como si¡ y la verdad es que no me atrevo a terminar la frase, aunque s¨ª veo una conexi¨®n entre el ¡°estamos viviendo como si ETA no hubiera existido¡± y ese ¡°hemos convivido como si¡¡±
Es una de las realidades que me deja perplejo y para la que nunca he tenido una respuesta clara. Tanto Zubero como Innerarity insisten, y con raz¨®n, en que se ha convivido con una naturalidad pasmosa, se han negociado convenios, hemos ido de vacaciones, incluso ha habido grandes acuerdos pol¨ªticos entre diferentes, una convivencia pol¨ªtica importante, etc¨¦tera. Todo esto es cierto, y a prop¨®sito de ese estado de cosas, se han solido emitir juicios de valor sobre la sociedad vasca. Se ha hablado de cobard¨ªa, de hipocres¨ªa, de insensibilidad, de vileza moral. Bien, no s¨¦ si esos calificativos son adecuados, pero s¨ª que hay cierta anomal¨ªa en su convivencia con el terror en una sociedad que, por otra parte, y desde perspectivas distintas, ha manifestado un rechazo mayoritario hacia lo que estaba ocurriendo. Y ahora vivimos, o queremos vivir, como si ETA no hubiera existido.
Tengo la impresi¨®n de que la mayor¨ªa de la sociedad vasca siempre dese¨® que ETA no hubiera existido. Que ha convivido con un fen¨®meno extra?o y molesto que la implicaba, y al que no ha sabido quit¨¢rselo de encima, salvo viviendo ¡°como si¡¡± Dec¨ªa Innerarity que ¡°saben que tienen un l¨ªo conceptual de explicaci¨®n de ?por qu¨¦ han parado y no lo hicieron antes?¡± No lo hicieron porque han vivido en un tiempo pol¨ªtico detenido, en un pasado imperfecto que ellos se encargaban de reproducir y perpetuar con sus actos. Una sensaci¨®n, la de ese pret¨¦rito detenido, que a¨²n se percibe en muchas localidades de nuestra geograf¨ªa. Un tiempo en el que ya no viv¨ªamos la mayor¨ªa de los ciudadanos. Una fantasmagor¨ªa, si no hubiera causado tanto dolor, dolor que hace imposible vivir como si no hubiera existido. Y alguien tendr¨¢ que explicar esos tiempos dis¨ªmiles, y tanta pasi¨®n anacr¨®nica.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.