De fuera vendr¨¢n¡
Moritz K¨¹ng director del Centre d'Art Contemporani de Barcelona
Hace algo m¨¢s de dos a?os, un comit¨¦ designado por el Consejo de Cultura de Barcelona y por el CoNCA, una instituci¨®n que ahora vive en el limbo de los justos, design¨® por unanimidad al suizo Moritz K¨¹ng, como director del Centro de Arte Contempor¨¢neo de Barcelona, un nuevo equipamiento cultural orientado hacia las artes visuales, que deb¨ªa ocupar el emblem¨¢tico edificio del Can¨®dromo, ya restaurado. K¨¹ng, que era director de exposiciones de deSingel, en el Centro Internacional de arte de Amberes, ten¨ªa una carrera profesional de ¨¦xito y se mov¨ªa con seguridad por el mundo muse¨ªstico, cometi¨® un gran error.
Ahora hace una semana, despu¨¦s de mantenerle en vilo durante meses, se enter¨® por los medios de comunicaci¨®n de que se le rescind¨ªa el contrato, de que el Can¨®dromo no albergar¨ªa ning¨²n centro de arte y que nunca hubiera debido abandonar su trabajo en B¨¦lgica y apostar por Barcelona. Hubiera tenido que sospechar que algo iba mal cuando, en un alarde de provincianismo, un peri¨®dico critic¨® en grandes titulares que el se?or K¨¹ng llevara todo este tiempo cobrando su sueldo por trabajar en un proyecto que no exist¨ªa. Tal vez pensaban que K¨¹ng deber¨ªa devolver el dinero cobrado y pedir perd¨®n por estar aqu¨ª con la que est¨¢ cayendo.
Recientemente tuvo lugar otro concurso para hacerse cargo de la direcci¨®n del Museo Nacional de Arte de Catalu?a (MNAC), que gan¨® el que era director del Museo Picasso de Barcelona, Pepe Serra. Y actualmente est¨¢ a punto de decidirse el nombre de su sustituto por el mismo sistema. Cuando se pregunta a los cargos pol¨ªticos responsables de estas instituciones por qu¨¦ raz¨®n a estos concursos se presentan exclusivamente candidatos catalanes y todo lo m¨¢s alg¨²n despistado del resto de Espa?a, pero nunca extranjeros, la respuesta que dan es que hay un problema de salarios, que legalmente es imposible ofrecer sueldos que puedan competir con los que se pagan en los museos europeos.
Siempre he pensado que no es esta la raz¨®n por la que los directores de museo de ciudades europeas, que acostumbran a cambiar de lugar a menudo, que aceptan trabajar en lugares mucho m¨¢s inh¨®spitos y ciertamente menos atractivos que Barcelona, prefieren quedarse en peque?as capitales de provincia antes de venir a nuestra ciudad. Siempre cre¨ªa, como piensan muchos, que simplemente desconfiaban de los concursos, dando por supuesto que el vencedor ya estaba designado de antemano. El caso de K¨¹ng fue una estupenda excepci¨®n que casi me hizo cambiar de opini¨®n. Ahora veo, sin embargo, que fue s¨®lo un error en la cadena de montaje.
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