Eufemismos de la situaci¨®n
Si vuelvo a o¨ªr eso de que ¡°hemos vivido por encima de nuestras posibilidades¡±, gritar¨¦ y gritar¨¦
Parece que cuando Viena a¨²n era capital del imperio, en v¨ªsperas de la I Guerra Mundial, se dec¨ªa: ¡°La situaci¨®n es desesperada, pero no se puede decir que sea grave¡±. No s¨¦ si lo le¨ª en Musil, o en Kraus o en el libro de Valverde, Viena, al que a veces regreso con agrado, como al recuerdo del profesor. La frasecita es ingeniosa, y se aplica a la actualidad tambi¨¦n como un guante. Pero se me olvidaba saludar: ?Hola! Soy Copito de Nieve, vuestro gorila preferido, y pese a los rumores, estoy vivo, y bien, y viviendo en Goril¨®polis, capital de Gorilandia, desde donde os escribo. Estoy desesperado pero no grave, y tal y tal, aqu¨ª tambi¨¦n hay bibliotecas y sucursales de Laie y de La Central, as¨ª que no puedo quejarme. A?oro Barcelona, eso s¨ª. Sobre todo ahora que el nuevo alcalde ya habr¨¢ cumplido, supongo, su compromiso electoral de que la ciudad ejerza como capital de Catalu?a. Os lo recuerdo: ¡°Barcelona no nom¨¦s ¨¦s la capital de Catalunya, sin¨® que a m¨¦s a m¨¦s acharchir¨¤ com a tal. ?Acharchir¨¤! ?Acharchir¨¤ com a capital!¡± clamaba, vehemente y apasionado, el se?or Trias. Y por si alguno en el p¨²blico no se lo acababa de creer, si alguien amagaba una mueca de escepticismo, ¨¦l repet¨ªa incansable, agitando el ¨ªndice: ¡°Acharchir¨¤! Acharchir¨¤!¡± Bueno, espero que acharcheichi ya, que est¨¦ ya acharchiendo, l¨¢stima que desde aqu¨ª no se note.
Por lo dem¨¢s, aqu¨ª en Goril¨®polis es igual que all¨¢: est¨¢n despidiendo a gente a mansalva, y los afortunados que conservamos un incierto puesto de trabajo cada d¨ªa o¨ªmos de la superioridad frases curios¨ªsimas. No me refiero a la que usa el patr¨®n para abandonar las reuniones de trabajo in¨²tiles y demasiado aburridas diciendo, por ejemplo: ¡°Me tengo que ausentar un momento, pero seguid trabajando¡± o ¡°Tengo que atender una visita, pero seguid, seguid la reuni¨®n¡±. Estas f¨®rmulas, que dan buena impresi¨®n de dinamismo y actividad, est¨¢n ya algo usadas, aunque siguen siendo de indiscutible utilidad. Me refiero espec¨ªficamente a las nuevas, las que ha generado el fen¨®meno de la crisis. Para empezar, est¨¢ la muy manida de que ¡°hemos vivido por encima de nuestras posibilidades¡±, si vuelvo a o¨ªr esa frase gritar¨¦ y gritar¨¦. Recuerdo que tuvo una vida breve, ef¨ªmera por demasiado optimista ¡°Saldremos de la crisis reforzados¡±. Esa profec¨ªa r¨¢pidamente dej¨® de ser cre¨ªble, como los brotes verdes que ya florec¨ªan y las lucecitas que ya se atisbaban al fondo del t¨²nel. En cambio ¡°la crisis es una ocasi¨®n para reinventarse¡± nunca acab¨® de cuajar del todo por demasiado abstruso y porque invitaba a mirarse los brazos y las manos con extra?eza, como Jeff Goldblum en La Mosca. Otros modismos, clich¨¦s, frases hechas, t¨®picos y lugares comunes que se estilan ¨²ltimamente en el ¨¢mbito profesional no tienen desperdicio. Por ejemplo, cuando est¨¢s desbordado de trabajo y reclamas m¨¢s personal que te eche una mano, es probable que el patr¨®n te diga ¡°Por ahora no es posible¡±, y te proponga una alternativa:
Otros modismos, clich¨¦s, frases hechas, t¨®picos y lugares comunes que se estilan ¨²ltimamente en el ¨¢mbito profesional no tienen desperdicio
¡ª¡°Busca soluciones imaginativas¡±. ?Soluciones imaginativas! Es una manera muy inteligente de negarte ayuda, ya que lo que t¨² no puedes hacer es negar el poder de la imaginaci¨®n, ni confesar que careces de ella: pues entonces la culpa de tu estr¨¦s es de tus propias carencias. Lo fundamental, para negar algo a alguien o imponerle nuevas obligaciones, es hacerlo siempre en positivo. As¨ª, para descargar m¨¢s trabajo sobre tus hombros y los de tu pelot¨®n, pueden decirte:
¡ª¡°Hay que optimizar recursos¡±; ¡°Hay que potenciar la creatividad en la b¨²squeda de soluciones¡±. ¡ª?Qui¨¦n puede oponerse a buscar lo ¨®ptimo, qui¨¦n dice no a la creatividad? Perd¨®n un momento, tengo que salir a comerme una banana.
Ya estoy de vuelta. ?Qu¨¦ dec¨ªamos? Ah, los eufemismos de la empresa. Uno que me gusta especialmente es este:
¡ª¡°Tienes que involucrarte m¨¢s en el proyecto¡±, cuyo verdadero sentido es el siguiente: tienes que hacer horas extras a cascoporro y sin pensar siquiera en la ordinariez de pedir por ello emolumentos. Pues lo que se te est¨¢ pidiendo, cuando se emplea el verbo ¡°involucrarse¡±, no es estrictamente tiempo tasable, sino algo m¨¢s abstracto, un estado de esp¨ªritu, una disposici¨®n a fundirte con la empresa. Tambi¨¦n est¨¢ de moda encomendarte nuevas tareas con la f¨®rmula ¡°Tengo un reto para ti¡±, que hay que escuchar con buena cara, ya que, como ejecutivos con aspiraciones de progresar, los desaf¨ªos y la competitividad te encantan. ?Sonr¨ªe! A qui¨¦n le gustan las caras largas en la oficina. Oficina, o departamento, que por cierto tiene un grave problema:
¡ª¡°Este departamento est¨¢ sobredimensionado¡±. O bien ¡°Hay que redimensionar¡±; significa, claro est¨¢, que sobra personal y hay que soltar lastre. Hay muchas maneras de hacerlo, y ahora con la reforma laboral es cosa de coser y cantar. Y entonces se puede comunicar a los que se quedan que el compa?ero despedido nos ha dejado:
¡ªMen¨¦ndez nos ha dejado por un nuevo proyecto empresarial. Le deseamos lo mejor. Le deseamos muchos ¨¦xitos.
Todav¨ªa alg¨²n empresario es tan hortera y tan bruto que despide a la gente diciendo ¡°est¨¢s despedido¡±, pero la mayor¨ªa recurre a eufemismos menos agresivos, sin llegar empero al cinismo supremo de los americanos cuando dicen ¡°we¡¯ll have to let you go¡±, o sea ¡°vamos a tener que dejar que te vayas¡±, como si lamentasen tu decisi¨®n pero se resignasen a ella. ?Chapeau!
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