Pagar a tiempo
"Urge una reforma legislativa que permita obligar a las Administraciones p¨²blicas a pagar"
El Gobierno anuncia la en¨¦sima reforma jur¨ªdica de los ¨²ltimos a?os para garantizar que los proveedores de la Administraci¨®n cobren en un plazo razonable. A la vista de c¨®mo est¨¢ el patio, la verdad, muchas empresas empezar¨ªan a darse con un canto en los dientes si, simplemente, ellas y los bancos que les financian pudieran fiarse de que, por tarde que fuera, acabar¨¢n cobrando.
No hace tanto que la Administraci¨®n tardara en pagar era un esc¨¢ndalo pero no un drama. El banco de turno financiaba a cambio de unos intereses y asumiendo esa merma, al menos, se cobraba. Pero como ahora los bancos no se permiten alegr¨ªas y, por lo visto, ni siquiera se f¨ªan del todo de las cuentas p¨²blicas, no hay descuento que valga para estas facturas. Los impagos se acumulan y generan efectos catastr¨®ficos. La cantidad de empresas que se han visto obligadas a cerrar o a presentar concurso de acreedores a pesar de tener unos fundamentos s¨®lidos es enorme. Profesionales de todo tipo sufren consecuencias igualmente terribles. Y como resultado de todo ello muchos trabajadores acaban en el paro y la actividad econ¨®mica se contrae m¨¢s y m¨¢s.
En el contexto actual s¨®lo parece haber una soluci¨®n para desatascar la situaci¨®n: pagar. Pagar pronto. Pagar a tiempo. Es muy importante que las Administraciones p¨²blicas comiencen a hacerlo cuanto antes. Resulta bastante obvio que para ello hacen falta dos cosas: por un lado tener dinero; pero, por otro, tener ganas de pagar. Parte del problema que tenemos ahora, de hecho, viene de ¨¦pocas en las que habiendo de lo primero no hab¨ªa mucho de lo segundo. Y ¨¦se es un elemento sobre el que habr¨ªa que actuar con el instrumento que se usa siempre para obligar a la gente a hacer lo que no tiene muchas ganas de hacer: el Derecho. Urge una reforma legislativa que permita obligar a las Administraciones p¨²blicas a pagar, estableciendo mecanismos de responsabilidad de aquellos responsables que incumplan las previsiones e incluso la posibilidad de que ¨¦stos puedan ser directamente obligados al pago por alg¨²n juez, en casos extremos.
Ahora, como hay menos dinero (m¨¢s bien deber¨ªamos decir que dinero hay bien poco) se suma ese segundo problema. Que obligar¨¢ a ir poco a poco, probablemente. Lo que no debe hacernos perder de vista que el dinero, si no se tiene, se busca. Por ejemplo, se puede recaudar. O ahorrar. Tarde o temprano el dinero, de un modo u otro, estar¨¢. Y lo importante, de nuevo, ser¨¢ eso de pagar a tiempo.
En estos momentos pagar a tiempo supone que muchas empresas y profesionales sobrevivan y puedan hacer frente, a su vez, a sus deudas. Con un solo pago de la Administraci¨®n toda una cascada de deudas privadas y situaciones realmente duras se desatascan, una tras otra. Ha de ser, por ello, una prioridad pol¨ªtica de primer nivel.
Pero ahora y siempre pagar a tiempo debiera ser una exigencia de buen gobierno. Si a cualquier ciudadano le es exigible, a los poderes p¨²blicos m¨¢s a¨²n. Adem¨¢s, establecida r¨ªgidamente esta regla, la misma tiene efectos ben¨¦ficos adicionales para los intereses generales, ya que desincentiva el exceso de gasto que compromete m¨¢s recursos de los que se tienen. Por no hablar del factor ejemplificador. Un aspecto este ¨²ltimo que sufre cuando a los retrasos en los pagos se a?aden constantes incumplimientos de promesas respecto a su soluci¨®n, algo en lo que el Gobierno valenciano es especialista.
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