La disoluci¨®n de Ciutadans pel Canvi
Antoni Castells reclama la reconstrucci¨®n de un proyecto progresista para el conjunto de la izquierda catalana
Ha pasado incomprensiblemente inadvertido que el 13 de diciembre se disolvi¨® la asociaci¨®n Ciutadans pel Canvi (CpC), la plataforma de participaci¨®n pol¨ªtica impulsada en 1998 por Pasqual Maragall para ampliar m¨¢s all¨¢ del PSC el ¨¢rea de influencia de su candidatura a la presidencia de la Generalitat. Tanta discreci¨®n es sorprendente porque al fin y al cabo se trata de la extinci¨®n de una entidad que contribuy¨® decisivamente al auge de la izquierda iniciado en 1999 y a las victorias que la llevaron al Gobierno de la Generalitat en 2003 y 2006.
Se comprende que la derecha prefiera olvidar que aquel auge existi¨® y se esfuerce por asociar la etapa de Gobiernos de izquierdas con la llegada de la crisis econ¨®mica y sus secuelas sociales. Pero no es l¨®gico que la izquierda deje pasar experiencias tan ricas e ilustrativas sin, por lo menos, examinar con detalle sus pros y contras. Era una buena f¨®rmula, a juzgar por los resultados electorales. El PSC pas¨® del 24% de los votos en las auton¨®micas de 1995 al 37,8% en las de 1999, cuando cont¨® con los Ciutadans pel Canvi de Maragall. Un salto de 13 puntos porcentuales, aunque debe matizarse que en 1999 la candidatura del PSC-Ciutadans pel Canvi incorpor¨® tambi¨¦n a los candidatos de Iniciativa Verds en las provincias de Tarragona, Lleida y Girona. Luego, ya sin ICV, el PSC y CpC alcanzaron el 31,1% de los votos en las elecciones de 2003.
Para la izquierda fueron unos momentos de ilusi¨®n que contrastan con la depresi¨®n actual. La embestida neoliberal arrasa Europa a caballo de la crisis econ¨®mica y la izquierda vive en la angustia provocada por el retroceso constante y por la impotencia ante la destrucci¨®n del modelo social que tanto ha costado levantar. Hace un par de semanas, el principal dirigente de Iniciativa-Verds, Joan Herrera, dec¨ªa de la izquierda que est¨¢ ¡°noqueada¡± ante los mercados y los partidos y Gobiernos que se pliegan ante ellos. Antoni Castells, el exconsejero de Econom¨ªa de los Gobiernos de izquierda, sostuvo la semana pasada ante el primer secretario del PSC, Pere Navarro, que en Catalu?a la izquierda vive en ¡°tiempos de reconstrucci¨®n¡± y que existe ¡°una necesidad apremiante de reconstruir, casi desde cero, un proyecto pol¨ªtico progresista, situado en el campo de la izquierda, que aspire a ser mayoritario, alternativa de gobierno a CiU¡±. Castells cree tambi¨¦n que esta fuerza debe ser ¡°independiente y aut¨®noma de cualquier fuerza pol¨ªtica espa?ola, aunque dispuesta a pactar con ella¡± y precisa que, en su opini¨®n, ¡°esto no puede hacerlo solo el PSC, pero tampoco puede hacerse sin el PSC¡±.
En el plano estrictamente institucional, la izquierda se halla en el peor momento desde 1977. Ahora mismo hay una reveladora coincidencia. Ni el presidente del Gobierno espa?ol ni el de la Generalitat tienen ante s¨ª en sus respectivos parlamentos a un jefe de la oposici¨®n que pueda erigirse como alternativa con razonables expectativas de ¨¦xito. Esta situaci¨®n contrasta con la urgente necesidad de articular la alternativa econ¨®mica y pol¨ªtica a la hegemon¨ªa conservadora, tanto a escala local como nacional y europea.
Tambi¨¦n por esto es sorprendente la indiferencia ante la disoluci¨®n de Ciutadans pel Canvi. Porque lo sustantivo de aquella experiencia era que no se trataba solo de una f¨®rmula electoral, sino de una original contribuci¨®n al proyecto pol¨ªtico de Pasqual Maragall para Catalu?a y Espa?a. Desde su origen fue tambi¨¦n un intento de innovar en la pr¨¢ctica de la acci¨®n pol¨ªtica, un ensayo de participaci¨®n a trav¨¦s de una organizaci¨®n distinta a los partidos, que los complementaba. Su principal figura p¨²blica, Josep Maria Vall¨¨s, hizo en 2008 un interesant¨ªsimo balance de su experiencia, en el que entre otros muchos aspectos se explican las dificultades a que tuvo que hacer frente el proyecto a causa de los recelos y la desconfianza del propio PSC. Y explica tambi¨¦n que las dificultades no ten¨ªan que ver solo con los recelos por la existencia de CpC como organismo distinto al partido, sino tambi¨¦n con la naturaleza del proyecto que encarnaban y con las incomprensiones que su ambici¨®n suscitaba.
Volviendo, pues, al ¡°noqueo¡± del que habla Herrera y a la ¡°reconstrucci¨®n¡± que pide Castells, la cuesti¨®n para la izquierda catalana radica hoy en la existencia o no de un proyecto pol¨ªtico, para empezar, en la mente de un l¨ªder o de alg¨²n colectivo que asuma el reto como lo hizo Ciutadans pel Canvi sin ir m¨¢s lejos.
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