Del viento ¡®abertzale¡¯
La lectura del texto presentando hace unos d¨ªas por la izquierda abertzale, Viento de Soluci¨®n, nos retrotrae a 1969 y a la banda terrorista de los Weathermen (Hombres del Tiempo). A consecuencia de la disoluci¨®n de la organizaci¨®n de izquierdas estadounidense Estudiantes para una Sociedad Democr¨¢tica, un grupo de sus antiguos miembros pasaron a la lucha armada, adoptando su nombre de una estrofa de la canci¨®n de Bob Dylan, Subterranean Homesick Blues: ¡°No es necesario que ning¨²n hombre del tiempo te diga de qu¨¦ lado sopla el viento¡±. Por el contrario, la izquierda abertzale, tras d¨¦cadas de sembrar y soplar el viento del terrorismo, se arroga ahora el papel de weatherman para decirnos de qu¨¦ lado ha soplado el viento en la sociedad vasca los ¨²ltimos cincuenta a?os.
Michael Ignatieff distingue entre dos tipos de verdad: la verdad ¡°factual¡± (las narraciones que cuentan ¡°lo que ocurri¨®¡±) y la verdad ¡°moral¡± (las narraciones que explican ¡°por qu¨¦ y a causa de qui¨¦n¡±). Con el escrito abertzale ni tan siquiera es posible alcanzar un m¨ªnimo com¨²n denominador acerca de lo ocurrido. Qu¨¦ no ser¨¢ ya en torno a los siempre m¨¢s abstrusos y alambicados por qu¨¦ y a causa de qui¨¦n. En el texto late esa ¡°subcultura de la violencia¡± que justifica o excusa el empleo de la violencia como un medio para resolver conflictos; late esa ¡°guerra de fantas¨ªa¡± de dos ej¨¦rcitos enfrentados con sus respectivas v¨ªctimas; late esa transferencia de culpa y difusi¨®n de su propia responsabilidad a instancias ajenas. Todo ello festoneado con la jerigonza de la nada, propia de mediadores sinsustancia, acomodaticios y muy interesados. La izquierda abertzale no sigue un itinerario de prontos. Tiene claros sus objetivos y ni tan siquiera contempla la posibilidad de que ¨¦stos hayan quedado contaminados por los medios empleados para su obtenci¨®n. Tras d¨¦cadas marc¨¢ndonos la agenda con su insensibilidad ¨²til, ahora nos la quiere seguir marcando con su nueva sensibilidad ¨²til del ¡°profundo pesar¡±. As¨ª y todo, sea bienvenido el apearse de ese ¡°desapego o desconexi¨®n moral¡± que tanto les ha caracterizado. Creo, adem¨¢s, en las segundas oportunidades tanto para los individuos como para los colectivos. Ahora bien, siempre y cuando unos y otros asuman sus pasados ¡ªaun entendiendo que no debe de ser nada f¨¢cil el pechar con muchos de ellos¡ª y no se nos muestren como hombres sin sombra.
En la novela de Guerra Garrido La costumbre de morir, asistimos a un di¨¢logo entre el hijo de un guardia civil asesinado y el terrorista que acab¨® con su vida dieciocho a?os antes. En un momento dado, el antiguo terrorista le dir¨¢: ¡°Somos dos casos paralelos¡±. ¡°S¨®lo que t¨² te ablandaste para olvidar una historia y yo me endurec¨ª para recordarla¡±, le responder¨¢ el hijo del padre ausente. No necesitamos de weathermen para decirnos de qu¨¦ lado ha soplado el viento.
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