?C¨®mo es la derecha andaluza?
El n¨²cleo dirigente del PP andaluz es una amalgama de nombres casi desconocidos y extremadamente obedientes a las indicaciones de Javier Arenas
Aunque est¨¢ a punto de conseguir el poder y tan solo un giro inesperado del destino pueda ponerlo fuera de su alcance, apenas sabemos nada de la derecha andaluza, de su verdadero car¨¢cter, de sus intenciones, de su modo de afrontar el gobierno de Andaluc¨ªa.
Los liderazgos, hiperbolizados en los ¨²ltimos a?os, ocultan m¨¢s que muestran y escenifican m¨¢s que representan. Si, en general, en este siglo de escasa ideolog¨ªa y excesivo marketing, los l¨ªderes han ocupado gran parte de la representaci¨®n simb¨®lica de sus partidos, en el caso de la derecha esta representaci¨®n es casi totalizadora. Pero ?qu¨¦ hay tras la sonrisa de Javier Arenas y sus llamamientos continuos a una humildad tan contradictoria con su propio car¨¢cter? ?Qu¨¦ equipo le acompa?ar¨¢ al frente de la Junta de Andaluc¨ªa? ?Con qu¨¦ talante iniciar¨¢ su andadura, si finalmente los andaluces deciden darle el s¨ª final en la ceremonia del 25M?
La trayectoria de la derecha pol¨ªtica en Andaluc¨ªa ha sido muy azarosa, hasta el punto que ha tenido que ser reinventada despu¨¦s de la Transici¨®n. Ni UCD ni Alianza Popular soportaban las demandas de una sociedad andaluza que reclamaba la autonom¨ªa pol¨ªtica con unos tintes reivindicativos y sociales muy cercanos a la izquierda. No formaron parte del movimiento hist¨®rico del 28 de febrero y tardaron a?os en aprender la letra del himno de Andaluc¨ªa o en lucir la bandera blanquiverde.
No es extra?o que Javier Arenas volviera a sentir el v¨¦rtigo de verse fuera en la redacci¨®n de nuevo estatuto de autonom¨ªa, donde ejerci¨® el juego ¨Cpoco analizado por la apat¨ªa social que acompa?¨® al proceso- de una doble partida de cartas, en la que pidi¨® el SI con la boca chica - tras incluir la palabra Espa?a en todas sus acepciones en el articulado-, y el NO o la abstenci¨®n en su "argumentario" de fondo dirigido al conjunto de la sociedad.
A partir de aqu¨ª, sabemos muy poco del PP, a pesar de que ostentan el gobierno de la mayor¨ªa de los grandes municipios andaluces. Sus alcaldes y alcaldesas, con la excepci¨®n frustrada de Te¨®fila Mart¨ªnez, no han desempe?ado papel pol¨ªtico alguno a escala andaluza y su presencia en el Parlamento solo ha representado un localismo provinciano en el que el PP se ha movido con comodidad.
En la esfera interna, lo ¨²nico que hemos conocido es que las personas con un car¨¢cter m¨¢s centrista o reformista han sido excluidas o se han distanciado del PP de forma clara. Incluso las plataformas en la que Arenas puso todo su empe?o en los pasados a?os, han dejado de serle ¨²tiles. De esta forma, el n¨²cleo dirigente del PP andaluz es una amalgama de nombres casi desconocidos, extremadamente obedientes a las indicaciones de Javier Arenas, que tienden a ahorrarle al jefe los papeles de "polic¨ªa malo" en la pol¨ªtica andaluza y que compiten entre s¨ª por superarse en descalificaciones y mandobles.
La oposici¨®n que han ejercido en el Parlamento de Andaluc¨ªa se ha basado m¨¢s en la pol¨ªtica estatal (terrorismo, estatuto catal¨¢n y, en la ¨²ltima legislatura, en los innumerables errores de Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero) que en presentar propuestas alternativas a la situaci¨®n socioecon¨®mica de Andaluc¨ªa. Su oposici¨®n, en algunas ocasiones, ha rozado la vendetta personal y la confrontaci¨®n gratuita, y hasta ayer anunciaban que cuando llegaran al gobierno iban a "hacer tabla rasa" de decenas de leyes y de instituciones. Por eso, para muestra un bot¨®n, no aceptaron esta semana que el debate entre los candidatos -si es que llega a producirse-, se celebrara en dependencias de Canal Sur ni fuese moderado por ninguno de sus periodistas. No parece ser este talante, el del cuchillo en la boca, el m¨¢s adecuado para una alternancia democr¨¢tica.
Y todav¨ªa, a dos semanas justas de las elecciones, siguen sin aclarar ¨Caunque lo sabemos- qu¨¦ har¨¢n con la educaci¨®n, con la salud p¨²blica andaluza ni con los servicios sociales. Tampoco aclaran si son partidarios de la autonom¨ªa andaluza. Anuncian recortes y aumento de gastos; subidas y bajadas de impuestos; andalucismo y recentralizaci¨®n, todo en la misma frase. Intentan, l¨®gicamente, canalizar todo el voto del descontento social que es mucho. Pero como dec¨ªa Ortega "no es eso. No es eso".
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