Del estr¨¦s del trabajo a la depresi¨®n por el paro
Antonio Rodr¨ªquez duerme en casa de su suegra y ha tenido que alquilar su casa
Antonio Rodr¨ªguez duerme ahora en casa de su suegra. Con su mujer y sus dos hijos. Uno est¨¢ a punto de cumplir seis a?os. El otro, cuatro. Su casa, de la que todav¨ªa est¨¢n pagando la hipoteca, la han tenido que poner en alquiler. Cada mes sale adelante con eso y con lo que le ha quedado de paro. Perdi¨® su trabajo de delegado comercial de un fabricante el¨¦ctrico en diciembre. "Fue una de las primeras empresas en presentar expediente de regulaci¨®n de empleo", recuerda. Y tras esos expedientes empezaron a llegar lo que ¨¦l llama batidas de despidos. "?bamos cayendo de diez en diez. Yo ten¨ªa 17 compa?eros en Andaluc¨ªa y yo fui el ¨²ltimo en ser despedido". Acumula problemas m¨¦dicos. Antes, por el estr¨¦s del trabajo. Ahora, por la depresi¨®n del paro.
Antonio vive en El Puerto de Santa Mar¨ªa (C¨¢diz). Tiene 36 a?os. Y su carrera profesional arranc¨® desde muy joven. Se form¨® con dos a?os de administraci¨®n y direcci¨®n de empresa y con un m¨®dulo de formaci¨®n profesional en t¨¦cnico auxiliar de electricidad y electr¨®nica. Su primer empleo fue en la Armada pero la suerte no le acompa?¨®. "Tuve un accidente y me da?¨¦ la rodilla". Ante la dificultad de ascender, abandon¨® el ej¨¦rcito. Encontr¨® trabajo como empleado de seguridad en un hotel y despu¨¦s cambi¨® por el consejo de un conocido. "Me dijo que ten¨ªa don de gentes y val¨ªa como comercial". As¨ª consolid¨® una carrera de 10 a?os. "Era el boom inmobiliario", explica. Trabaj¨® en promotoras y una constructora, hasta que una multinacional de fabricantes el¨¦ctricos le llam¨® como comercial para dirigir el ¨¢rea de C¨¢diz y Ceuta. All¨ª ha estado hasta que la batida de despidos le toc¨® a ¨¦l.
Y entonces vinieron los cambios apresurados. "Te das cuenta de que con lo que te queda de paro tienes que pagar la hipoteca, de casi 600 euros, y el coche, con unas mensualidades de casi 200. Adem¨¢s de los gastos de luz y agua. Apenas te quedan 200 o 300 euros. Y eso con dos ni?os no es suficiente". Por eso ¨¦l y su mujer, tambi¨¦n sin trabajo, optaron por poner en alquiler su vivienda y mudarse a casa de la suegra. Es un tiempo indefinido de espera.
"Antes sufr¨ªa crisis de ansiedad. Los que llevamos las cifras de una compa?¨ªa, los que tenemos esa carga, sufrimos mucho estr¨¦s". Eran motivos laborales. Hace un mes que a Antonio le diagnosticaron una depresi¨®n. "Despu¨¦s de navidad, empec¨¦ a sentir molestias en el est¨®mago, ardores, mareos, v¨¦rtigos". El origen estaba en la incertidumbre del desempleo.
Ha decidido ocupar este tiempo estudiando ingl¨¦s. Tambi¨¦n quer¨ªa asistir a alg¨²n curso de otras materias. "Quieres formarte y ahora no hay dinero, y apenas salen convocatorias para dar esos cursos", se lamenta. "Hay muy pocas oportunidades y muchos demandantes de este tipo de clases. Y, encima, si entras en alg¨²n curso ya te advierten de que tampoco es seguro de que lo puedas terminar porque no est¨¢ asegurado el presupuesto de las Administraciones".
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