Son los impuestos
M¨¢s all¨¢ de la publicidad, el peor adversario de los dos partidos es la realidad
Miro desde el balc¨®n el panorama electoral: pancartas del PP, azules, a la entrada de la calle de la Cruz y la calle Angustias, as¨ª llamada en honor de la Virgen de las Angustias, patrona del pueblo donde estoy, en la frontera entre M¨¢laga y Granada. En la plaza de la Ermita, frente a las pancartas del PP y al lado de la iglesia donde se venera a la Virgen (la campana est¨¢ tocando ahora mismo, por segunda vez en el d¨ªa, poco antes de las nueve de la ma?ana, para que los vecinos aprendamos a ser diligentes y madrugadores como buenos cat¨®licos), flota la pancarta del PSOE, roja, entre una palmera y una farola. Comparte la plaza con una pancarta m¨¢s, blanca, que anuncia la cena ben¨¦fica de la Cofrad¨ªa del Nazareno.
Veo en la prensa fotos de los dos principales candidatos, y algunas se parecen, quiz¨¢ porque los publicitarios se atienen a las modas de la propaganda pol¨ªtica, sin distinciones partidistas: son im¨¢genes callejeras, y en talleres y f¨¢bricas. Las fotos m¨¢s feas, las m¨¢s chillonas, son las del candidato (Gri?¨¢n o Arenas) solo entre mujeres, como en un gineceo, patriarca arropado por las mujeres de su partido, que no s¨¦ c¨®mo se prestan al papel. Pero, m¨¢s all¨¢ de la publicidad, el peor adversario de los dos partidos es la realidad. Contra el PSOE act¨²a la brutal aparici¨®n de s¨ªntomas que delatan la forma de entender la administraci¨®n p¨²blica en los a?os de oro socialistas: el caso de los expedientes de regulaci¨®n de empleo y el reparto de dinero a empresas amigas (¡°ayudas directas y millonarias sin publicidad alguna¡±, escrib¨ªa Javier Mart¨ªn-Arroyo en estas p¨¢ginas hace diez d¨ªas).
El PP de Arenas arrastra las pol¨ªticas del PP de Rajoy: la mutaci¨®n del derecho laboral para desequilibrar decisivamente, a favor de los empresarios, las relaciones entre empresarios y trabajadores, o el apoyo por abstenci¨®n del PP en el Parlamento catal¨¢n a lo que llaman el copago en la sanidad p¨²blica. Si en cuatro a?os, entre 2000 y 2004, las pol¨ªticas del PP de Aznar contribuyeron a que Arenas perdiera en el Parlamento andaluz nueve diputados, ?cu¨¢ntos pueden restarles a las promesas de las encuestas los tres meses del Gobierno Rajoy? Arenas dice que, en principio, no cree en el copago, cuesti¨®n de fe, pero la fe es caprichosa, y hay quien ve la luz o el copago en el espacio de un segundo. As¨ª que, en atenci¨®n a las encuestas, Arenas dice que no aplicar¨¢ el copago, de ninguna manera. Lo dijo en una f¨¢brica de ladrillos, en Linares, donde adem¨¢s acus¨® a los socialistas de no fomentar el uso del ladrillo. ?No mira el paisaje el candidato popular, mientras recorre en caravana electoral la regi¨®n? ?Por qu¨¦ no reconoce los m¨¦ritos sobrecogedores de la monstruosa abundancia de la construcci¨®n durante los tres largos decenios socialistas?
Hablando de propaganda, es digno de admiraci¨®n el publicista que ha inventado la palabra ¡°copago¡±. Con el copago se supone que el usuario ayudar¨¢ al Estado a cubrir los gastos de la sanidad p¨²blica, ¡°porque no debe haber nada gratis en este mundo¡±, seg¨²n los sabios. La verdad es que el usuario ya paga todos los meses una cuota para contribuir a los gastos de la sanidad p¨²blica, que no es gratis, y paga impuestos para sufragar los gastos del Estado, y copaga el medicamento que le recetan en la sanidad p¨²blica cuando va a comprarlo a la farmacia. ?Ahora se han inventado el copago? Lo que se han inventado es una v¨ªa que conduzca, poco a poco y lo menos escandalosamente posible, a la abolici¨®n de la sanidad p¨²blica universal y gratuita, gratuita, se entiende, porque hay quienes pagan impuestos y la cuota de la Seguridad Social. Quiz¨¢ la discusi¨®n sobre el sostenimiento de la sanidad p¨²blica, o del Estado en general, deber¨ªa plantearse en torno a los impuestos. Pero ?a qui¨¦n se le ocurre hablar en serio de impuestos en una campa?a electoral?
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