La gitana afortunada
La mezzosoprano Herrera, una vez m¨¢s mod¨¦lica en su faceta de cantante-actriz
![La mezzosoprano Nancy Fabiola Herrera.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/FTNL6E2EV7ZX4Q7ZNZTWXJEQZQ.jpg?auth=79d2d4ec43dd18dd2884b0ca717becf8f04a40cec9a27d8e8166196a2cc2a94f&width=414)
A la mezzosoprano canaria, o venezolana-canaria, Nancy Fabiola Herrera le va como anillo al dedo el personaje protagonista de Carmen, la popular ¨®pera de Bizet. La habanera, la seguidilla y la canci¨®n bohemia de este t¨ªtulo l¨ªrico son el punto de llegada ¡ªo tal vez la excusa¡ª del espect¨¢culo Gitanas en concierto, un particular viaje alrededor del mundo de las gitanas en el canto de la mano de Falla ¡ªEl amor brujo, La vida breve¡ª, Verdi ¡ªIl trovatore¡ª o zarzuelas como La leyenda del beso, La chavala, La alegr¨ªa del batall¨®n o La Tempranica.
Gitanas alegres o desdichadas muestran a trav¨¦s del canto sus estados de ¨¢nimo, sus explosiones de j¨²bilo o sus desasosiegos. Nancy Fabiola Herrera interioriza o proyecta lo que ellas sienten. Es mod¨¦lica su aproximaci¨®n de cantante-actriz, porque se mete en lo m¨¢s profundo de sus personajes para iluminarlos y darles vida. El recorrido fue ganando en intensidad conforme el concierto avanzaba. De la contenci¨®n en Falla a la pasi¨®n en Bizet hay un largo camino de expresividad conquistada. En Carmen la fusi¨®n emocional es total. Otros momentos destacados van desde un aria de Azucena en Il trovatore a Sierras de Granada de La tempranica.
Un camino paralelo al de la cantante recorre la orquesta, dirigida con pulso por Crist¨®bal Soler. El joven maestro contagia a los m¨²sicos su sentido del orden aunque no su impagable sonrisa. Algunos de los miembros de la orquesta parece que est¨¢n en un funeral. No es que tengan que estar a carcajadas, lo importante es que toquen bien, algo que hicieron, pero verles tan afligidos transmite una contagiosa tristeza. Por lo dem¨¢s, la segunda parte del concierto gan¨® en empuje respecto a la primera. El Coro del Teatro cumpli¨® y en alg¨²n momento, como en La traviata, incluso cautiv¨®.
El concierto fue sumamente entretenido y el p¨²blico disfrut¨® de lo lindo. La mezzosoprano se cambi¨® varias veces de ropa, a tono con las situaciones. Era un signo de entrega e identificaci¨®n con lo que estaba representando. En la ¨²ltima vez que hab¨ªa actuado en este teatro, dentro del Ciclo de lied, sorprendi¨® por su personalidad y saber estar. En el concierto l¨ªrico del s¨¢bado, con un repertorio muy diferente de autores y estilos, volvi¨® a convencer por su presencia esc¨¦nica y autoridad vocal. Es una cantante que se ha instalado desde hace tiempo en la madurez art¨ªstica. Sus ¨¦xitos en teatros de post¨ªn no hacen sino confirmar una trayectoria de mucho m¨¦rito.
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