Tanques y motos de hojalata
La mayor colecci¨®n de juguetes africanos se expone en un colegio de A Capela
La materia prima de los juguetes africanos es la imaginaci¨®n para sacar provecho a los residuos. Una simple lata de leche condensada de los paquetes de ayuda humanitaria puede ser una moto de lat¨®n con sill¨ªn y faros. Tres latas de at¨²n sirven como ruedas de un avi¨®n tipo Concorde y las tapas de los repelentes de insectos ruedan como los neum¨¢ticos de un tr¨¢iler.
Los tres son parte de la mejor colecci¨®n de juguetes africanos de Espa?a que est¨¢ en un colegio p¨²blico del municipio coru?¨¦s de A Capela. Se compone de 193 piezas ¨²nicas recopiladas en 26 pa¨ªses del continente y concentradas en 20 vitrinas alineadas en el estrecho pasillo del primer piso del Centro de Educaci¨®n Infantil y Primaria (CEIP) Mosteiro de Caaveiro.
Barcazas, marionetas, tanques militares de hojalata, tirachinas de caucho o una pistola recortada de un cart¨®n de leche. No pocas cosas que los ni?os africanos ¡ªy sus padres¡ª no puedan construir a partir de ra¨ªces, madera, hueso, alambre, retales, latas de cerveza o los aerosoles que los turistas abandonan en sus playas y parques. Incluso un tablero de damas con peque?os tacos de maderas de distinto color tallados a mano.
Todos los juguetes est¨¢n colocados primorosamente en el interior de unas urnas que viajaron desde Madrid hasta la parroquia de As Neves en una furgoneta alquilada a la que caz¨® un radar de tr¨¢fico pasando Vilalba. En cada vitrina se expone un tipo de juguete, desde las cl¨¢sicas mu?ecas a los m¨®viles m¨¢s imaginativos (p¨¢jaros, monos, mariposas) pasando por los juegos de mesa y los instrumentos musicales: flautas, silbatos, tambores y una guitarra de chinchetas. Hay una especie de parch¨ªs de Mal¨ª que all¨ª llaman lideo y el wari es su versi¨®n del domin¨® a base de cuencos y semillas.
En la muestra predomina el motor: coches, motos, aviones y barcos en todas sus versiones y modelos?
En la muestra predomina el motor: coches, motos, aviones y barcos en todas sus versiones y modelos con todo lujo de detalles, incluido un f¨®rmula 1 de alambre fino. Se fabricaron reciclando materiales que podr¨ªan estar en el cubo de la basura de cualquier casa gallega y, aunque gastados, todav¨ªa se leen las marcas comerciales de los envases de Nescaf¨¦ o Nestl¨¦ que se convirtieron inesperadamente en juguetes. No llevan pilas, pero hay bicicletas de cable capaces de imitar el pedaleo y hasta una Copa del Mundo de hojalata, coronada por un monigote-futbolista capaz de darle unos toques a una pelota tirando de la palanca. Es una de las piezas m¨¢s llamativas y procede Burkina Fasso, en plena fiebre de la Copa Africana de Naciones del 96.
La comunidad escolar del Mosteiro de Caaveiro inaugur¨® la exposici¨®n el fin de semana, pero la muestra ha venido para quedarse indefinidamente, explica Xabier L¨®pez, uno de los profesores del colegio capel¨¢n y hombre clave del proyecto. Cuenta que el due?o de las piezas, Javier Lago, es un viajero empedernido, natural de Salvaterra de Mi?o, que hace dos d¨¦cadas fund¨® una agencia de viajes (Cultura Africana) especializada en ?frica, con m¨¢s de 200 rutas por el continente negro. En cada viaje desde 1989, ¨¦l o sus clientes tra¨ªan en la maleta un juguete-recuerdo de lugares tan dispares como Argelia, Mal¨ª, Etiop¨ªa, Uganda, Camer¨²n, Togo, Nigeria, Tanzania o la Isla Reuni¨®n, que pasaron a engordar una colecci¨®n particular cada vez m¨¢s extensa que ya se exhibi¨® en institutos y centros culturales de Madrid, Barcelona, Toledo o Lanzarote, pero que languidec¨ªa sin p¨²blico.
¡°All¨ª r¨ªen todo el tiempo. Juegan e improvisan con lo m¨ªnimo y crean juguetes de la nada¡±.
Animado por su amigo maestro, Lago acab¨® por ceder las piezas al colegio de A Capela, que ya ten¨ªa en marcha su particular museo del juguete Brinco, a base de patines, aros y carrilanas y que destaca por ser pionero en la recuperaci¨®n de los juegos tradicionales gallegos. En los recreos, sus 97 alumnos de tres a 12 a?os compaginan los Gormiti con el futbol¨ªn o la llave, y en las clases de gimnasia, su profesor Xabier L¨®pez los hace jugar al bril¨¦ y a los bolos en un patio que han dibujado como un gran campo de tiza y colores.
¡°Los ni?os echan mano de los recursos que tienen y de lo que el medio les ofrece poniendo a funcionar la imaginaci¨®n para crearlos¡±, resume L¨®pez, que ha tardado 14 meses en inventariar la colecci¨®n y ha colgado en las paredes del colegio algunos de los recuerdos y fotos que ¨¦l mismo trajo de sus vacaciones africanas. ¡°All¨ª r¨ªen todo el tiempo. Juegan e improvisan con lo m¨ªnimo y crean juguetes de la nada¡±. Hay tortugas y ranas hechas de barro y primorosas mu?ecas de las etnias tuareg, himba o bereber a base de ramas y telas.
¡°La idea es que la exposici¨®n tenga vida. Contactar con las comunidades africanas en Galicia, ense?arles y que nos ense?en sus juegos¡±, concluye el profesor, que defiende con pasi¨®n que ¡°jugar es obligatorio en la infancia¡± y una forma de aprendizaje ¡°imprescindible¡±.
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