El lento declinar de las paradas de furgonetas-taxi
Solo quedan 20 puntos en la capital, menos de un tercio que hace 15 a?os
¡°Aqu¨ª, esperando, pasa el d¨ªa, la semana a veces, y no viene nadie. Es duro¡±. Rafael J¨®dar es uno de los transportistas que utilizan los aparcamientos reservados para veh¨ªculos de transporte de mercanc¨ªas en Madrid. Funcionan como las paradas de taxi, pero, en lugar de coches, esperan la llegada de clientes furgonetas y camiones de mudanzas. La competencia de nuevos negocios y porteadores ilegales, junto con la crisis, est¨¢ provocando su desaparici¨®n. En Madrid se ha pasado de las aproximadamente 70 paradas que hab¨ªa hace 15 a?os a no sumar m¨¢s de 20, seg¨²n datos del Ayuntamiento, y muchas de ellas est¨¢n cayendo en desuso.
Seg¨²n la Asociaci¨®n de Transportistas Aut¨®nomos (ATA), que aglutina a 2.000 trabajadores del sector y es la m¨¢s representativa en la Comunidad, solo cinco de estos puntos de espera siguen teniendo actividad. ¡°Est¨¢n en Ventas, Cuatro Caminos, Ciudad Lineal, Embajadores y Bilbao¡±, comenta el presidente de ATA, Basilio Hidalgo. ?l mismo usaba las paradas hace unos a?os. Ahora tiene una empresa de paqueter¨ªa. En los a?os noventa, recuerda, hab¨ªa unas 70 paradas en las que el movimiento era constante: hab¨ªa mucha demanda. ¡°Ahora quedan pocas y en ellas se ve a los veh¨ªculos parados muchas horas¡±, admite.
Un ejemplo de esta situaci¨®n es la furgoneta de Rafael J¨®dar, un transportista de 58 a?os que lleva unos 30 en el negocio, pero que est¨¢ buscando trabajo ¡°de lo que sea¡±. ¡°En una porter¨ªa, barriendo¡ Ahora mismo, si me sale algo, me voy donde sea¡±, explica desde su camioneta en la parada de Ventas. Tiene tambi¨¦n un cami¨®n que compr¨® en 2006 por 60.000 euros y que a¨²n no ha amortizado. ¡°Est¨¢ en un garaje, nuevecito, es una pena¡±, lamenta antes de evocar la emoci¨®n que siente, ¡°como un ni?o peque?o¡±, las pocas veces que lo arranca ¨²ltimamente. J¨®dar sol¨ªa combinar trabajos m¨¢s grandes para clientes fijos con las mudanzas-taxi en sus ratos o d¨ªas libres. ¡°Pero las empresas con que trabajaba ya no me llaman, as¨ª que suelo venir aqu¨ª, a ver qu¨¦ sale¡±.
Y sale poco. Aparte de la ca¨ªda de la demanda por la crisis, las paradas de mudanzas est¨¢n perdiendo terreno a favor del tel¨¦fono, Internet o las empresas de alquiler de furgonetas. Los transportistas sufren, adem¨¢s, la competencia de porteadores sin permisos, que publicitan sus n¨²meros por la calle o acuden a las puertas de grandes superficies en busca de clientes. Tambi¨¦n est¨¢n en las paradas de transporte de mercanc¨ªas. ¡°No pagan los permisos, ni Hacienda, ni nada, y nos revientan los precios¡±, denuncia J¨®dar.
Ante este panorama, los propios transportistas son conscientes de la proximidad de la extinci¨®n de las mudanzas-taxi. J¨®dar lo comenta con un compa?ero, que est¨¢ a punto de jubilarse, ¡°porque aqu¨ª no se puede soportar los gastos¡±. ?l cuenta los seis a?os que le quedan ¡ªen marzo cumple los 59¡ª y teme por el progresivo adelgazamiento del colch¨®n de ahorros del que ahora va ¡°tirando¡±. Solo entre el mantenimiento de los veh¨ªculos y la cuota de aut¨®nomo calcula unos 1.000 euros de gastos mensuales. Por la ¨²ltima mudanza que hizo, ¡°una peque?ita¡±, cobr¨® 100 euros. ¡°Y encima cuando ya iba cargado me dijeron que era muy caro y que qu¨¦ pasar¨ªa si no me pagaban¡±, comenta.
Por eso, ya est¨¢ buscando trabajo entre sus contactos. ¡°Si te enteras de algo¡¡±, sugiere medio en broma, medio por si acaso. Su mujer, que trabajaba en una tienda de ropa, est¨¢ en el paro y, superados los 50, no tiene muchas esperanzas de entrar de nuevo en el mercado laboral. J¨®dar celebra que su hijo de 26 a?os, que en su d¨ªa se plante¨® seguir sus pasos, se colocara como conductor en una empresa de reciclaje. Y sobre todo celebra la llegada de su nieto, cuya foto muestra orgulloso, asegurando que es lo que m¨¢s le anima a seguir adelante, pese al desesperante ¡°aqu¨ª, esperando¡±.
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