El graffitero viaja al pasado
Visitar otros pa¨ªses puede tener consecuencias insospechadas. Es el caso de Sixeart, artista callejero cuya experiencia en Per¨² le dej¨® fascinado por las culturas ancestrales
A la sala le faltan los ¨²ltimos retoques. Los colores de las paredes casi asaltan al que llega. Hay naranja, amarillo, rojo, negro, verde, azul, marr¨®n y fucsia. Claros y oscuros. Intensos. Hay l¨ªneas rectas, diagonales y puntos. De fondo, suena una salsa de H¨¦ctor Lavoe. Sergio Hidalgo Paredes (Badalona, 1975), m¨¢s conocido en el mundo del arte urbano como Sixeart, baja de la escalera de madera, intenta estirar las piernas y saluda risue?o, mientras deja el bastidor y la brocha a un costado. Frota las manos sobre el peto rojo salpicado de pintura. Faltan poco m¨¢s de 24 horas para que vea la luz Cosmovisi¨®n Andina y los hijos del Inti, la exposici¨®n con la que el barcelon¨¦s, uno de los referentes del movimiento posgrafitti, vuelve a desembarcar en Madrid.
La muestra, que quedar¨¢ inaugurada esta noche en Casa Am¨¦rica y permanecer¨¢ abierta hasta fines de abril, es toda una prueba de aquello de que el artista es y crea a partir de su experiencia. Las ra¨ªces de esta nueva aventura, que tuvo su versi¨®n barcelonesa a fines del pasado a?o, descansan en los tres meses de 2010 que Sixeart ha pasado en Per¨².
De la calle al museo
Un grafitero que se reivindica como tal y que vive la exposici¨®n en un museo como parte de su evoluci¨®n. Sixeart rechaza a los ¡°puristas¡± que ven en el arte puertas adentro una forma de traici¨®n al origen callejero.
¡°Para m¨ª es un honor exponer en museos o salas. Es la etapa siguiente a la que me ha llevado el grafiti¡±, afirma. ¡°El grafiti es un ¨¢rbol con muchas ramas. El epicentro est¨¢ en la calle, pero despu¨¦s se abren muchas variantes. Pintar un cuadro es una de ellas, que no destruye ni degrada al movimiento¡±. Para Sixeart, la b¨²squeda de variantes es una forma de resguardar la creatividad. ¡°La monoton¨ªa rompe la creatividad¡±.
¡°He viajado desde Lima hasta Bolivia y me he quedado absolutamente fascinado por las culturas preinc¨¢icas: los paracas, con sus grandes mantos, los mochica y sus pir¨¢mides de adobe, los mitos, las leyendas y hasta la interrelaci¨®n con los sumerios. A partir de esa experiencia me he interesado mucho por la arqueolog¨ªa y por todo lo que tenga que ver con el mundo antiguo¡±, cuenta Sixeart.
Efectivamente, Cosmovisi¨®n Andina es una ¡°aproximaci¨®n¡± a las culturas ancestrales de la costa peruana y del altiplano andino. Una combinaci¨®n de cuadros, esculturas y hasta un tapiz en los que ¡°la explosi¨®n de color¡±, otra definici¨®n de Sixeart, funciona como puerta de entrada a una invitaci¨®n a rencontrarse con valores del pasado, previos a la conquista de Am¨¦rica, para aprovecharlos incluso como ant¨ªdoto frente a la crisis.
Es que Sixeart, este joven catal¨¢n que empez¨® a pintar grafitti en las calles de Barcelona a finales de los ochenta y que se define como autodidacto, est¨¢ convencido de que el arte tiene mucho que decir, y que ofrecer, en tiempos de crisis. ¡°Ojal¨¢ esta exposici¨®n funcione por una doble v¨ªa: para evadirse y para poder pensar en nuestro tiempo ancestral, para reconectarnos con el contacto con la madre naturaleza, con las ra¨ªces que hemos perdido¡±, se ilusiona.
La exposici¨®n comienza con Reconexi¨®n ancestral, una puerta tridimensional, una suerte de enlace con ese otro tiempo de la Am¨¦rica preincaica y una serie de s¨ªmbolos e iconograf¨ªas que completan el camino. Sigue la sala de las paredes de colores vibrantes, en las que el tapiz tridimensional de dos caras que el catal¨¢n ha mandado a dise?ar en Lima es el protagonista excluyente. ¡°He querido hacer una sala de adoraci¨®n, un espacio de recogimiento con el tapiz en medio, como las que hab¨ªa en las ciudades antiguas para la adoraci¨®n de los ¨ªdolos¡±, precisa.
La ¨²ltima escala es el sal¨®n de los cuadros y las esculturas. Hay un inca, un mochica, un chasqui, un hombre c¨®ndor y un mandala andino. All¨ª espera, adem¨¢s, la estrella de la muestra: Psicodelia Andina, el cuadro m¨¢s reciente de Sixeart o, en sus palabras, ¡°un viaje de peyote, de ayahuasca y San Pedro que representa la arquitectura preincaica, sus formas, sus colores y hasta sus olores¡±.
Con la misma energ¨ªa con la que recorre los ambientes de la Sala Rivera que albergan su obra, Sixeart cuenta que la traves¨ªa peruana ha ampliado ¡°enormemente¡± su ya nutrida paleta de colores y que su nueva exposici¨®n intenta ser una muestra de ello. ¡°He querido plasmar esa explosi¨®n de color, sobre todo en estos tiempos que corren en que todo lo pintan de color gris. Para que podamos teletrasportarnos a esas ciudades antiguas, mayas e incas, que estaban pintadas de colores muy vistosos y alejarnos de las ciudades grises en las que vivimos hoy¡±, sugiere.
Reconoce enseguida que el desaf¨ªo no es f¨¢cil. Que el ritmo fren¨¦tico de las ciudades actuales hace que la conexi¨®n con la riqueza del pasado sea bien dif¨ªcil. Pero no se rinde. Y ofrece su arte. La invitaci¨®n a intentarlo est¨¢ ya hecha.
Cosmovisi¨®n andina y los hijos de Inti. A partir de ma?ana en la sala Diego Rivera de Casa Am¨¦rica.
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