Lavapi¨¦s (no) quiere polic¨ªa
Los ¨²ltimos disturbios acrecientan la divisi¨®n en el barrio entre vecinos partidarios de detener el hostigamiento a los agentes y los que consideran sus intervenciones abusivas y xen¨®fobas
![Protesta espont¨¢nea de julio ante una intervenci¨®n policial en Lavapi¨¦s.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/PUVM2FP5KHZ3Z6PWII6LZO4DDI.jpg?auth=02f013f782608edf8a9e3e2a3282a3c7a718252168cce79d4e6becbdd7ccb0e4&width=414)
Hace 10 d¨ªas un helic¨®ptero policial sobrevolaba Lavapi¨¦s. Una cincuentena de vecinos se hab¨ªa encarado a los agentes en la plaza de La Corrala. Los antidisturbios desembarcaron. Hubo golpes y un detenido. Un conflicto que puede resultar llamativo pero que no es novedoso: desde hace m¨¢s de seis meses, cada vez que la polic¨ªa nacional interviene en el barrio surge la amenaza de una explosi¨®n de violencia. ?C¨®mo se ha constituido este territorio hostil para los uniformes? Parece dif¨ªcil de explicar en un barrio c¨¦ntrico, de gran concentraci¨®n hostelera y comercial, con un alto porcentaje de poblaci¨®n educada (23% de universitarios) y citado a menudo como ejemplo de convivencia multi¨¦tnica. ?Por qu¨¦ se alcanz¨® esta tensi¨®n?
El haz de luz del helic¨®ptero llen¨® el sal¨®n de Ander Contel, en el barrio desde hace 14 a?os. Oy¨® sirenas y baj¨® temiendo encontrar un incendio. Lo que vio fue m¨¢s de una decena de coches policiales. La versi¨®n oficial recoge un intento de detenci¨®n a un traficante de hach¨ªs senegal¨¦s frustrada por una multitud amenazante. Varios testigos contestan este relato y afirman que la polic¨ªa reaccion¨® con violencia cuando los vecinos les recriminaron estar identificando a inmigrantes. Maite Zabalza, de la Asociaci¨®n Sin Papeles de Madrid, estuvo presente y apoya esa versi¨®n: ¡°A m¨ª me llam¨® Elahi, un vecino de Bangladesh, porque nos avisamos con las redadas. Estuvimos gritando consignas antirracistas, los agentes se pusieron nerviosos, llegaron refuerzos y acabaron peg¨¢ndole a un chico que protestaba pac¨ªficamente¡±.
Confrontaciones similares se han sucedido desde que en el mes de julio una multitud enfurecida empujara a una decena de agentes fuera del barrio tras un incidente con otro senegal¨¦s. En este caso la polic¨ªa sostiene que intentaron detenerlo por responder violentamente despu¨¦s de que los empleados del metro le impidieran colarse. Los manifestantes aseguraban que fue otra identificaci¨®n de extranjeros, una mala pr¨¢ctica que ya nadie discute se ha venido desarrollando con asiduidad en muchos puntos de Madrid desde que empez¨® la crisis y aument¨® la presi¨®n contra la inmigraci¨®n. Las asociaciones antiracistas y muchos vecinos coinciden en que el hostigamiento a extranjeros en un barrio con un 32,5% de for¨¢neos (el doble que la media madrile?a) ha generado un hartazgo del que es complicado reponerse. Un paseo basta para recoger testimonios de j¨®venes que han sido cacheados contra la pared solo por tomar la fresca en un banco. ¡°Nos persiguen: entran a cogernos en los locutorios, en los restaurantes¡±, explica Dauda Thiam, senegal¨¦s indocumentado. ¡°A m¨ª me llevaron a comisar¨ªa un d¨ªa que baj¨¦ a por pan¡±.
Como consecuencia, la imagen de la autoridad ha quedado socavada entre los sectores m¨¢s combativos del barrio. Sin embargo, la polic¨ªa asegura que esas identificaciones ya no se producen y que, pese a ello, el clima de enfrentamiento no decrece. La delegada del Gobierno, Cristina Cifuentes, anim¨® el viernes a los ciudadanos a denunciar identificaciones masivas de inmigrantes. Y en declaraciones a este peri¨®dico, Alfonso Jos¨¦ Fern¨¢ndez, el nuevo jefe superior de Polic¨ªa de Madrid, asegura que ha ordenado tajantemente que terminen estos controles.
¡°El problema en Lavapi¨¦s nos preocupa¡±, explica Fern¨¢ndez. ¡°Es inaceptable que cuando hay delitos que requieren presencia policial algunos elementos est¨¦n bloque¨¢ndola¡±, opina. ¡°Buscamos a delincuentes y traficantes sin mirar la raza, y ning¨²n grupo tiene potestad para oponerse a ello¡±.
Divisi¨®n entre los vecinos
Desde los sucesos de julio han cambiado las cosas. Se viv¨ªan los d¨ªas posteriores al 15-M, con gran movimiento en las calles, creaci¨®n de asambleas populares, y una mezcla de indignaci¨®n y cierto optimismo ciudadano. La calle se convenci¨® de que entraba dentro de lo posible pedir explicaciones a las fuerzas p¨²blicas, fueran estas pol¨ªticas o policiales.
Johanna Kippo, una corresponsal del principal diario finland¨¦s, el Helsingin Sanomat, que dedic¨® una cobertura especial al suceso, describe el halo rom¨¢ntico que envolvi¨® a la revuelta espont¨¢nea ante un observador tan lejano: ¡°Fue una desobediencia en defensa de unos derechos b¨¢sicos que nos llam¨® la atenci¨®n porque contrastaba con el auge de populismo xen¨®fobo en algunas partes de Europa¡±. Por lo inusual del momento y para evitar males mayores las autoridades actuaron con manga ancha. Sin embargo, desde ese d¨ªa la multiplicaci¨®n de los choques con la polic¨ªa ha generado divisi¨®n de opiniones entre los vecinos.
Un barrio multi¨¦tnico
- Lavapi¨¦s tiene una poblaci¨®n de 39.985 habitantes, el 28,1% de los residentes en el distrito Centro y el 1,3% de Madrid.
- El 32% son extranjeros, principalmente ecuatorios, marroqu¨ªes y chinos.
- La infravivienda es uno de los problemas de un barrio humilde desde su origen en el siglo XVI. La densidad es de 486, 67 habitantes por hect¨¢rea.
- El 43% de vecinos tiene entre 20 y 44 a?os. Hasta los 55 a?os son mayor¨ªa los hombres; luego las tornas cambian.
Mientras algunos piensan que es una reacci¨®n l¨®gica a una actitud xen¨®foba, otros consideran que ha desbordado lo permisible para generar un clima de impunidad entre los delincuentes. ¡°Es una verg¨¹enza que en estas broncas veas entre la multitud a un camello que conoces de toda la vida corriendo tras la polic¨ªa y gritando ¡®Fuera del barrio¡±, explica Manuel Osuna, presidente de la asociaci¨®n de vecinos La Corrala. ¡°Hemos tenido droga toda la vida, la banda del pegamento, los que robaban a los comerciantes chinos, quienes atracaban a los viejos en los cajeros, y aqu¨ª el trapicheo es muy fuerte¡±, dice otro vecino en el local de la asociaci¨®n. ¡°No est¨¢ bien que un grupo de personas se erija en portavoces del barrio diciendo si la polic¨ªa tiene que entrar o no. Eso no se discute: polic¨ªa, s¨ª¡±.
La opini¨®n de los comerciantes va en la misma direcci¨®n. Desde Juan Jos¨¦ y Alicia, due?os de una papeler¨ªa que el a?o pasado fue atracada con un bate de b¨¦isbol, a Back Sene, secretario de la Asociaci¨®n de Inmigrantes Senegaleses en Espa?a. Alicia agradece que la polic¨ªa detuviera al ladr¨®n, y Sene se muestra tajante: ¡°La situaci¨®n se nos est¨¢ yendo de las manos. Claro que no queremos xenofobia policial, pero si es un problema de drogas o inseguridad no podemos proteger a sus culpables¡±.
El sindicato policial SUP fue el primero en denunciar la campa?a de identificaci¨®n de inmigrantes irregulares. La revelaci¨®n desde las entra?as del mismo cuerpo es un hito al que se refieren muchos militantes de asociaciones antirracistas como detonante de sus reivindicaciones. Jos¨¦ Mar¨ªa Benito, portavoz del sindicato, pide paciencia a los ciudadanos que se han rebelado. ¡°Reaccionar as¨ª est¨¢ mal: hay otros cauces¡±, dice. ¡°Es un error pensar que cada vez que la polic¨ªa act¨²a es con fines xen¨®fobos. En Lavapi¨¦s se ejecutan infinidad de actuaciones contra el crimen, y los ciudadanos no deben obstaculizarlas, sobre todo porque desde fuera es dif¨ªcil discernir qu¨¦ est¨¢n intentando hacer en cada momento los agentes¡±.
Por separado, todos los vecinos que han participado en acciones para obstaculizar a la polic¨ªa aseguran que est¨¢n a favor de que se controlen los delitos en el barrio, no quieren transformarse en un Bronx y solo censuran las intervenciones impropias. En su opini¨®n, siempre se recurre a la amenaza de la droga para justificar identificaciones.
El SUP y otros sindicatos como UFP oponen que para los agentes entrar en Lavapi¨¦s supone una causa de estr¨¦s adicional y temen que tanta presi¨®n desemboque en un accidente. Algunos agentes comparan esa tensi¨®n a la que sufr¨ªan sus compa?eros destinados en el Pa¨ªs Vasco en los peores a?os del terrorismo etarra. Los activistas que se acercan a los polic¨ªas cuando los ven interviniendo reconocen que los encuentran a la defensiva. ¡°T¨² vas a preguntar y algunos enseguida se ponen nerviosos, muy chulos¡±, explica Maite Zabalza.
![Un participante en una concentraci¨®n en Lavapi¨¦s contra las identificaciones policiales racistas.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/GCKQZDZBASDRJAS34IYU6DOHTQ.jpg?auth=be8a8c03d98713d29d8ed06ab67b15fc14ea323f6434e28898fc92e5c3a86d63&width=414)
Agentes en tensi¨®n
Olmo Calvo conoce bien estas situaciones. Es un fot¨®grafo que desde 2007 ha estado retratando identificaciones ilegales. Su trabajo ha recibido varios premios internacionales. Olmo describe c¨®mo se han recrudecido los problemas con los agentes a la hora de retratarlos. ¡°A medida que se ha generado una conciencia sobre esto, se han sentido cuestionados, acosados, y han ido reaccionando peor¡±. En su opini¨®n, es necesario un acto de mediaci¨®n p¨²blica. La polic¨ªa deber¨ªa ser capaz de asegurar a la poblaci¨®n que si act¨²a es solo para garantizar la seguridad. ¡°Si fuesen transparentes, los vecinos no pensar¨ªan que les mienten cuando dicen que van a por un camello¡±, dice. Plantea un problema de mutua desconfianza. ¡°Se ha creado un clima de confusi¨®n: ya no sabes nunca si las detenciones son leg¨ªtimas o no¡±.
La polic¨ªa y las asociaciones de vecinos tradicionales contestan a esta propuesta asegurando que ya ha habido reuniones y di¨¢logo, pero que se encuentran con interlocutores que no quieren escuchar que las cosas est¨¢n cambiando. Mientras, el sector opuesto de los vecinos responde que siguen siendo testigo de hostigamientos a los extranjeros a pesar de todas las bonitas palabras.
El mi¨¦rcoles se celebr¨® en la plaza de Lavapi¨¦s el D¨ªa Mundial contra el Racismo. Una treintena de manifestantes se reuni¨® bajo la lluvia contra las identificaciones xen¨®fobas. Inmigrantes con paraguas narraban a las c¨¢maras de televisi¨®n experiencias humillantes con la polic¨ªa. No han visto llegar a¨²n el nuevo d¨ªa que la jefatura promete. Cuando la lluvia escamp¨® los vecinos volvieron a tomar la plaza, a sentarse en los bancos a charlar.
J¨®venes hispanos escuchando hip hop en el tel¨¦fono m¨®vil, ancianos blancos analizando las protestas de Mourinho, ni?os de todos los colores en los columpios y adultos negros apoyados en la puerta de los salones de juego. En una esquina los camellos chistan a los transe¨²ntes ofreciendo su mercanc¨ªa. Son los habitantes menos queridos del barrio, los que nadie quiere que se beneficien del conflicto con la polic¨ªa. Vecinos y agentes deben decidir ahora c¨®mo reconducir el problema para encontrar una f¨®rmula de convivencia.
A vueltas con las redadas raciales
Las identificaciones policiales con criterio racial son un pr¨¢ctica discriminatoria que diversos colectivos y ciudadanos denuncian desde 2009. Alfonso Jos¨¦ Fern¨¢ndez, el jefe de polic¨ªa de la Comunidad de Madrid desde enero, asegura que ha ordenado personalmente desterrar la pr¨¢ctica. "Las redadas raciales en la polic¨ªa est¨¢n prohibidas. Me he comprometido personalmente a ello y as¨ª es", explicaba el viernes a este peri¨®dico.
ONG y asociaciones como las Brigadas Vecinales aseguran que la pr¨¢ctica pervive. El tel¨¦fono m¨®vil y las redes sociales son las herramientas que utilizan para comunicarse cuando detectan pr¨¢cticas policiales que consideran xen¨®fobas. Por ejemplo, este es un tuit rebotado el mi¨¦rcoles por las Brigadas: "9:39 Control racista en metro Lavapies. Dos polic¨ªas no uniformados. Un retenido #stopredadas".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Archivado En
- Zona Lavapi¨¦s
- Polic¨ªa antidisturbios
- Barrio Embajadores
- Distrito Centro
- Racismo
- Ayuntamiento Madrid
- Distritos municipales
- Polic¨ªa
- Ayuntamientos
- Discriminaci¨®n
- Comunidades aut¨®nomas
- Madrid
- Fuerzas seguridad
- Delitos odio
- Comunidad de Madrid
- Prejuicios
- Delitos
- Administraci¨®n auton¨®mica
- Gobierno municipal
- Administraci¨®n local
- Pol¨ªtica municipal
- Espa?a
- Problemas sociales
- Pol¨ªtica
- Justicia