Recuerdos en Polaroid

Peter Prodanov era profesor de alem¨¢n en 1915, cuando Bulgaria se uni¨® al imperio austroh¨²ngaro y a Alemania en su contienda contra los aliados. Durante tres a?os, ejerci¨® como fot¨®grafo para el Ministerio de Guerra en los frentes del Danubio y de Sof¨ªa. Cuando callaron los fusiles, se construy¨® una casa frente a un cuartel en su ciudad natal, Lom, y volvi¨® a la escuela. Leg¨®, eso s¨ª, una serie de im¨¢genes, a caballo entre el periodismo y la composici¨®n art¨ªstica, que se expondr¨¢n en breve en Madrid, y una pasi¨®n por la fotograf¨ªa que ha perdurado durante generaciones en su familia.

¡°Yo crec¨ª con el olor a revelador, me recib¨ªa al volver a casa¡±, explica Nina, la m¨¢s joven de la familia en sumarse a esta pasi¨®n y la encargada de convertirla, adem¨¢s, en sustento econ¨®mico. Nina lleg¨® a Madrid cuando era un renacuajo. Se la trajo su padre, Anatoli, un a?o despu¨¦s de haber emigrado ¨¦l a Espa?a venciendo todo tipo de trabas. Empez¨® a trabajar como mec¨¢nico de carretillas elevadoras, y hab¨ªa llegado ya a directivo de la empresa cuando, diez a?os despu¨¦s, Nina le propuso dejarlo todo para abrir una tienda de fotograf¨ªa. Ahora tienen dos (la otra, en Moralzarzal, la gestiona su madre, Anna), pero sobre todo son conocidos entre los aficionados de la capital y del resto del pa¨ªs por una pasi¨®n compartida: las Polaroid.

¡°Abrimos la pasada primavera, y el primer d¨ªa un chico del Instituto Cervantes, que est¨¢ aqu¨ª al lado, nos pregunt¨® si ten¨ªamos pel¨ªcula. No fue el ¨²nico, as¨ª que me pic¨® la curiosidad, me document¨¦ y encargu¨¦ unos carretes a Impossible¡±, explica Nina. Polaroid naci¨® en Estados Unidos en 1937. Sac¨® su primera c¨¢mara de fotograf¨ªa instant¨¢nea en 1948, y se convirti¨® en estandarte del sector hasta que la revoluci¨®n digital se llev¨® por delante la empresa en febrero de 2008. Decenas de miles de seguidores se quedaron hu¨¦rfanos; millones de c¨¢maras se convirtieron en trastos in¨²tiles. Bonitos, pero in¨²tiles.

Nueve meses despu¨¦s, en noviembre, un grupo de ex trabajadores reactiv¨® la ¨²ltima planta de producci¨®n de la empresa en Holanda e inici¨® un laborioso proceso t¨¦cnico y administrativo para producir pel¨ªcula instant¨¢nea. Empezaron en 2010. ¡°Los primeros carretes eran nefastos, no se salvaba ni una foto¡±, explica Nina. ¡°Ahora ha mejorado¡±, a?ade. Ha mejorado, s¨ª, pero est¨¢ muy lejos todav¨ªa de la calidad de las pel¨ªculas anteriores a la quiebra. Y los carretes son m¨¢s caros. Anatoli y Nina los venden en Alan Photostudio por 21 euros. Tienen ocho im¨¢genes. En Madrid, se pueden comprar tambi¨¦n en el Caixaforum y en otra tienda junto a la Gran V¨ªa, Femisa Objetos Perdidos.

Impossible comenz¨® a vender c¨¢maras en 2011 (sus responsables aseguran que hay 300 millones de Polaroid a¨²n en funcionamiento en todo el mundo). ¡°Pero eran muy feas, nada que ver con las antiguas¡±, explica Nina. As¨ª que ella y su padre decidieron buscar por su cuenta c¨¢maras en mercados y rastrillos de Francia, Holanda, Reino Unido y otros pa¨ªses europeos. Y en Internet, comprando lotes enteros a bajo precio.

Muchas llegan estropeadas. Anatoli las repara y luego las vende a precios que oscilan entre los 70 y los 250 euros. Las que est¨¢n m¨¢s all¨¢ de cualquier esperanza se desguazan para sacar piezas para otras. Su ¨²ltimo proyecto consiste en poner diez c¨¢maras en manos de sendos artistas contempor¨¢neos, para que las personalicen. Adem¨¢s, les dar¨¢n dos carretes para que hagan fotos, en colaboraci¨®n con la revista Belio.com. Han creado tambi¨¦n un taller de cursos para aprender a sacar el m¨¢ximo partido a estas c¨¢maras, conociendo sus extravagancias, y preparan una comunidad para que los aficionados madrile?os (y, a trav¨¦s de Internet, de otras ciudades espa?olas) puedan intercambiar consejos y trucos, e incluso exhibir sus obras en un espacio dedicado de su tienda, junto a las im¨¢genes de la Gran Guerra del bisabuelo Peter.