El 'catering' del adi¨®s
Una mirada llena de humor negro sobre una siniestra experiencia gastrofuneraria
Ahora puedo recordar con humor (negro, al estilo de la revista La Codorniz) pero no con distancia una experiencia siniestra: la responsable de marketing de una empresa funeraria madrile?a llam¨® a la puerta de la habitaci¨®n del hospital ¨Cqu¨¦ olfato, a los pocos minutos del ¨²ltimo aliento- para recomendar un tanatorio con ¡°un catering estupendo¡±. Cre¨ª que mi padre resucitar¨ªa en ese momento para mandarle con su iron¨ªa castiza ¡°a fre¨ªr esp¨¢rragos¡±. Ya bastante le hab¨ªan torturado tras las dosis de suero con una ¡°dieta blanda¡± no apta para est¨®magos sensibles.
La susodicha embajadora del estupendo catering y de ¡°la calidad de un tanatorio privado¡± me mir¨® con displicencia cuando le dije que hab¨ªa escogido como velatorio un lugar estrat¨¦gico para la familia y amigos aunque gastron¨®micamente minimalista, sin que camareros tambi¨¦n estupendos nos dejaran viandas. ¡°Ya nos encargamos nosotros de la comida¡±, reivindic¨® una buena amiga de la familia, y gran cocinera. Efectivamente, por la suerte de vivir (y morir) en un entorno gourmet, no faltaron los tentempi¨¦s y las bebidas saludables en el velatorio de mi padre. Hasta surgieron ideas de negocio (pod¨ªa imaginarle sonriendo, ¡°?qu¨¦ cosas ten¨¦is!¡±): ?Y si montamos una empresa de ¡°catering del adi¨®s¡± vestidos como la Familia Addams o los Monsters? ?Y si organizamos velorios como en las pel¨ªculas de Woody Allen, en las que las familias jud¨ªas comen, lloran y los familiares enemistados se rencuentran o los examantes se enrollan en la habitaci¨®n de los hu¨¦spedes? ?Y si montamos altarcitos con la comida que le gustaba al difunto como en las ceremonias asi¨¢ticas y mexicanas?
Efectivamente, pap¨¢, la de cosas que se nos ocurr¨ªan de gastronom¨ªa funeraria. Y tambi¨¦n pensamos en un surtido de bocadillos para los enterradores. Los que se estaban comiendo los operarios del cementerio mientras recogimos las cenizas y nos perdimos por esa ciudad de las almas que es La Almudena no ten¨ªan muy buena pinta.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Sobre la firma
