El gran Brahms de Midori
M¨¢s all¨¢ de la pirotecnia, Midori convence por la profundidad y madurez interpretativas
El Concierto para viol¨ªnde Brahms, uno de los grandes conciertos para el instrumento del repertorio rom¨¢ntico junto con los de Beethoven, Mendelssohn y Chaikovski, y uno de los mas exigentes para el solista, fue el veh¨ªculo para el primer encuentro entre la violinista japonesa Midori y la OBC y su p¨²blico.
Midori, que con solo 41 a?os ya lleva a cuestas una carrera profesional de 30, hace a?os que dej¨® de ser la ni?a prodigio que asombraba al mundo para convertirse en una gran int¨¦rprete cuyas actuaciones, m¨¢s all¨¢ de la pirotecnia y la exhibici¨®n de facultades, convencen por la profundidad y madurez interpretativas.
MIDORI
Orquesta Simf¨°nica de Barcelona i Nacional de Catalunya. Midori, viol¨ªn. Vasily Petrenko, director. Obras de Montsalvatge, Brahms y Elgar. Temporada de conciertos de la OBC. Sala Pau Casals. Auditori. Barcelona, 13 de abril.
El Brahms de Midori fue grande e intenso, impecable en la ejecuci¨®n y equilibrado en la expresi¨®n. El instrumento de la solista, un Guarnerius del Ges¨´ de 1734, un aut¨¦ntico Ferrari del viol¨ªn, obedec¨ªa d¨®cil a aquella min¨²scula mujer y llenaba la sala del Auditori con un sonido potente y dulce.
Precediendo a la actuaci¨®n de Midori, la orquesta, dirigida por Vasily Petrenko, el joven director ruso que en 2002, con solo 26 a?os, gan¨® el concurso de direcci¨®n convocado por la Orquestra de Cadaqu¨¦s, interpret¨® Sortilegis, de Xavier Montsalvatge, una hermosa obra perteneciente a la ¨²ltima etapa compositiva del autor que, como sucede a menudo con las obras de Montsalvatge de ese periodo, sabe a poco, pues da la sensaci¨®n de que hab¨ªa potencialmente m¨²sica para desarrollos m¨¢s amplios que el autor descart¨® en beneficio de la esencialidad.
En la segunda parte se interpretaron las Variaciones Enigma, de Edward Elgar, una de las grandes obras de la m¨²sica orquestal inglesa de finales del siglo XIX y principios del XX, un fruct¨ªfero periodo que, arrinconado por las vanguardias rupturistas, lamentablemente nuestras orquestas tienen demasiado olvidado.
Vasily Petrenko se mostr¨® h¨¢bil y eficaz, con las ideas claras; la orquesta rindi¨® muy bien y apareci¨® equilibrada de sonido en todas las secciones. Al llegar a la novena variaci¨®n, la c¨¦lebre Nimrod, Petrenko dej¨® la batuta y dirigi¨® con las manos desnudas. Buena decisi¨®n, pues a esa m¨²sica a la vez solemne e ¨ªntima, imponente y conmovedora, no le va que la pinchen ni la achuchen; por el contrario, prefiere que la amasen y la moldeen con las manos.
La repetici¨®n del concierto, el s¨¢bado, fue retransmitida en directo a trav¨¦s de Internet (www.medici.tv) y estar¨¢ disponible en streaming durante tres meses.
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