Alberto Dur¨¢n sabe torear

El centro de atenci¨®n estaba en Conchi R¨ªos, novillera de Murcia que el pasado verano, en un festejo nocturno consigui¨® abrir la Puerta Grande. Tras un triunfo de ese calado la plaza supo recibirla con una ovaci¨®n nada m¨¢s romperse el pase¨ªllo. Esos fueron los aplausos m¨¢s fuertes que recibi¨® la aspirante a matadora. Tuvo un buen saludo de capote con el que cerr¨® plaza y bastante valor para aguantar en ese novillo con un viento que le dejaba al descubierto.

A R¨ªos se le not¨® algo falta de seguridad en s¨ª misma para aguantar los cites y encadenar los muletazos. No pareci¨® la misma novillera que el a?o pasado. Estuvo a punto de resultar herida de no ser por la nobleza de este animal. Tras salir de una tanda, los nervios le jugaron una mala pasada y qued¨® a merced del novillo, en la cara. Tuvo suerte, pero no sucede siempre.

Alberto Dur¨¢n, sin terminar de cerrar un triunfo, sobre todo con el estoque, fue el que mejor entendi¨® una novillada con buen fondo de bravura y nobleza. Con el primero mientras el molesto viento se lo permiti¨® sac¨® un par de tandas por el pit¨®n derecho.

Lo mejor lleg¨® en el cuarto, con brindis incluido al ganadero. El zamorano evidenci¨® que tiene condiciones, que corre la mano con temple y, cuando lo ve claro, se coloca en el sitio donde embisten los toros. Lo hizo a pesar de tener el mismo vendaval que sus compa?eros de terna. Dej¨® claro, aunque fuera de manera intermitente, que sabe torear.

Ra¨²l Rivera, todo voluntad, tuvo la mala fortuna de pechar con el mejor lote. Permiti¨® que le primero se masacrara en el caballo y con el quinto no pas¨® de voluntarioso y bullanguero, casi acelerado. No basta con querer hacer todo: capote, banderillas, muleta a toda velocidad.