Hermana y amante m¨ªa
El Matadero acoge hasta el 21 de abril la obra L¨¢stima que sea una puta
El destino de Romeo y Julieta es dulce comparado con el de Annabella y Giovanni, protagonistas de L¨¢stima que sea una puta, tragedia escrita en 1633 por John Ford, que retrata con simpat¨ªa el amor incestuoso de dos j¨®venes hermanos. Del proceder de ambos, flores en el estercolero cortesano, y del modo en que se entienden, se infiere que para Ford sus relaciones son l¨ªcitas: la propia Annabella asegura que ninguno de sus otros pretendientes vale la mitad que Giovanni, y as¨ª parece. Si les hubieran dejado gozar en paz al uno del otro, nos habr¨ªamos ahorrado una cadena de atrocidades digna de La duquesa de Malfi o de Titus Andronicus.
L?STIMA QUE SEA UNA PUTA
Autor: John Ford. Compa?¨ªa: Cheek by Jowl. Luz: Judith Greenwood. Escenograf¨ªa y vestuario: Nick Ormerod. Direcci¨®n: Declan Donnellan. Matadero. Hasta el 21 de abril.
Sorprende en el texto carolino el l¨²cido contraste entre la moral social escler¨®tica?del estamento nobiliario y de la Iglesia, y la moral natural de los dos j¨®venes, con la nodriza como c¨®mplice. Declan Donellan y su compa?¨ªa Cheek by Jowl, maestros consumados en el teatro del siglo XVII, sirven el hondo conflicto con ligereza, humor y profundo sentido del espect¨¢culo. Invento del director es, entre otros (certeros la mayor¨ªa, que no todos), ese coro, invisible para los amantes transgresores, pero no para el espectador, que, al invadir su intimidad y meterse incluso en su lecho se convierte en alegor¨ªa de una opini¨®n p¨²blica fisgona y degradada. Al buen sabor de boca que acaba dejando la funci¨®n contribuyen la alegre sensualidad de Lydia Wilson (Annabella), el vigor interpretativo y la exactitud de Jack Gordon (Giovanni), y el modo risue?o y ligero, pero en absoluto par¨®dico, en que la puesta en escena resuelve las escenas sangrientas.
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