Realidad

Por mucho que recalquen que Gri?¨¢n perdi¨® las elecciones y que el triunfador fue el PP la realidad se impone y, esta semana, comprobar¨¢n, c¨®mo este "perdedor" ser¨¢, de nuevo, el presidente de la Junta encabezando un Gobierno de coalici¨®n PSOE-IU. Por mucho que traten de restarle legitimidad lo cierto es que ser¨¢ investido como m¨¢ximo responsable de un Ejecutivo que, en efecto, tiene ante s¨ª una dificil¨ªsima papeleta que resolver a cuenta de la dureza de la crisis y los recortes, pero peor lo tendr¨¢ un PP condenado, otra vez, a ejercer la noble actividad de la oposici¨®n.

Ya lo advert¨ªa el mismo Arenas, quien reclamaba una amplia mayor¨ªa para poder gobernar. No le bastaba ser la primera fuerza pol¨ªtica. Reclamaba los m¨¢ximos apoyos posibles pero el pueblo andaluz no se los ha dado y se queda fuera de San Telmo. Tiene ahora por delante una dif¨ªcil traves¨ªa: realizar un estrecho marcaje a los nuevos gobernantes y, al mismo tiempo, defender la gesti¨®n de Rajoy y su tropa, que no hacen m¨¢s que cometer errores.

C¨®mo no ser¨¢ la cosa que vuelven a acordarse de ¨¦l en G¨¦nova. Su reconocida capacidad de movimientos se echa de menos en la direcci¨®n del PP e, incluso, en el Gobierno de la naci¨®n que viene dando clar¨ªsimas muestras de estar hu¨¦rfano de una m¨ªnima inteligencia pol¨ªtica que bien podr¨ªa aportar el presidente del PP andaluz. Pero cabe recordar que Arenas ha dicho en numerosas ocasiones que su compromiso es con Andaluc¨ªa, un criterio que bien podr¨ªa hacer compatibilizar con otras responsabilidades si la ocasi¨®n lo requiere. Mientras tanto, podr¨¢n quedar a la espera de comprobar la solidez de un Gobierno de izquierdas nacido para fijar un estilo diferenciador, alternativo al "tijeretazo". Tambi¨¦n vigilar¨¢n la consistencia de un equipo visto constantemente bajo el tamiz del esc¨¢ndalo de los ERE. El grado de coherencia que mantengan los de IU va a ser sometido a prueba.

En todo caso, lo peor no va a estar ah¨ª sino en la amenazadora presi¨®n de una Administraci¨®n central que se aposta con toda su artiller¨ªa pesada. Sin importarles para nada el descr¨¦dito que le pueda suponer al pa¨ªs y enrabietados como est¨¢n porque no les han salido sus planes, no hacen m¨¢s que dudar de la Hacienda andaluza dejando caer, incluso, la posibilidad de su intervenci¨®n a pesar de que hay otras comunidades, gobernadas por el PP, que se encuentran en peor situaci¨®n. Hay que estar preparados para lo peor. Y aunque nuestra reciente historia nos pone de manifiesto que Andaluc¨ªa ha logrado moverse con soltura ante el hostigamiento de Madrid, las adversas circunstancias actuales dejan poco margen. A¨²n as¨ª, est¨¢n obligados a encontrar espacios para pol¨ªticas propias por muy dura que sea realidad.