Uni¨®n general de precarios
Juventud Sin Futuro y el 15-M ponen en marcha una iniciativa para combatir el empleo irregular El proyecto est¨¢ inspirado en la lucha antidesahucios
![Pilar ?lvarez](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2F359503f4-1742-4c31-acda-0470e411fbe9.png?auth=b3fffff50681fb24e3067e84a60662819e819b32fca016bbe31d9daefe583a72&width=100&height=100&smart=true)
![Acto de Juventud Sin Futuro y el 15-M contra el trabajo precario.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/PUDYEM6L5JFZV5WHQX6ZOJEVY4.jpg?auth=9d5184f5fe1388b42e2735cb21a2a7ae97f7ed303d8495e578c41c576130c60c&width=414)
A poco que piense, a Rita le sale una lista larga de empleos precarios en sus propias carnes: azafata, profesora de refuerzo de italiano, dependienta, camarera de catering a cinco euros la hora¡ Estudia Ciencias Pol¨ªticas y vive con sus padres. Pide que no figure su apellido. Tiene 24 a?os. Coge el micr¨®fono con un 15-M pintado en negro sobre la espuma amarilla. Y empieza a contar al centenar de personas que la escuchan en la plaza del Dos de Mayo, en el barrio de Malasa?a. Entre el p¨²blico, parados, currantes, abuelos, padres e hijos. Gente que ha desembocado en la cita directamente de la manifestaci¨®n del Primero de Mayo y otros que no la pisaron porque no se sienten representados. Y ella, sentada en las escaleras, lanza la idea que el grupo lleva madurando durante meses: la oficina precaria.
La oficina, con sede en la calle Pez, ofrece asesor¨ªa legal gratuita
Hace ya un rato que ha escampado. ¡°Una de las herramientas de los poderosos es el miedo¡±, explica la chica. Y contra el miedo, a?ade, la denuncia. ¡°Queremos visibilizar los lugares de conflicto laboral¡±. La propuesta imita la idea del colectivo Stop Desahucios, el grupo asociado al 15-M y a otros movimientos sociales que se presenta a apoyar a las familias que se van a quedar sin casas justo antes de que llegue el juez, que avisan por las redes sociales para que no est¨¦n solos, para que se sepa.
La historia es similar pero dirigida a los trabajadores en precario, a quienes no han visto un contrato. ¡°La mayor¨ªa de la gente que conozco no sabe lo que es un convenio colectivo¡±, explica Rita. La lista es larga: becarios en puestos estructurales ¡°por 200 euros¡±, falsos aut¨®nomos, temporales en fraude de ley¡ Juventud sin Futuro impulsa esta propuesta abierta a las asambleas de barrio del 15-M. Han puesto en marcha una web (www.oficinaprecaria.net), una cuenta de Twitter (@ofiprecaria) y un correo electr¨®nico: oficinaprecaria@gmail.com. ¡°Queremos escuchar vuestras propuestas, la herramienta est¨¢ en marcha pero est¨¢ viva¡±, a?ade la estudiante.
Llevan una semana de pruebas y ya han recibido algunas denuncias ¡°que parecen del siglo XVIII¡±. Rita cuenta, sin dar muchos detalles, el caso de una persona que trabajaba en un bar peque?o. La primera semana ¡°de pruebas¡± estuvo sin cobrar. La segunda, por 2,5 euros la hora a jornada completa. Se march¨® entre amenazas e insultos tras pedir que le ense?aran su contrato. Ahora esperan que les d¨¦ permiso para ir a la puerta del bar a hacer una performance de denuncia o para lanzar el caso a las redes sociales. ¡°No se trata de estropearle la vida a nadie. Si no quieren que vayamos, no lo hacemos¡±.
"Tenemos curros malos, necesitamos que el 1? de Mayo sea nuestro"
La nueva oficina, con sede en el centro okupado del Patio Maravillas (calle Pez), ofrece asesor¨ªa legal gratuita, herramientas para denunciar abusos y la opci¨®n de crear empleo en cooperativas. En la misma escalera, con el mismo micro, Abel Mart¨ªnez cuenta ¡°otra pata¡± del proyecto: la D de derechos. ¡°Queremos el reconocimiento de la laboralidad de los becarios o reivindicar que se suba el salario m¨ªnimo¡±.
Ignacio Mart¨ªn, abogado de 24 a?os, se encarga de la asesor¨ªa legal. ¡°Intentamos llegar adonde los sindicatos mayoritarios no llegan¡±, resume. ¡°A nosotros no nos preocupa el despido porque ni siquiera nos pueden echar¡±. Tambi¨¦n ¨¦l trabaj¨® en precario: dos euros la hora en un local de reparto de pizzas, de socorrista sin t¨ªtulo en una piscina. ¡°Todo nuestro entorno tiene curros malos, necesitamos un nuevo lenguaje para que el Primero de Mayo tambi¨¦n sea nuestro¡±.
Su propuesta fue anunciada tras una comida popular y un debate sobre empleo titulado Desmontando la mentira de su reforma laboral. Despu¨¦s de un turno de palabra animado en el que se oyen consignas viejas (¡°la libertad no se pide, se conquista¡±) y otras m¨¢s actualizadas: ¡°Si os hac¨¦is los suecos, nos hacemos los griegos¡±. Un joven ¡°nacido en los ochenta¡± en paro reivindica su derecho a trabajar: ¡°Me gustar¨ªa cuidar a mi madre en lugar de que ella me cuide a m¨ª¡±. La ¨²ltima pata de la propuesta es la multiplicaci¨®n: monta tu oficina, piden. ¡°Queremos que la iniciativa florezca en otros lugares¡±, reclama Rita. En otros barrios, en otras ciudades, en otros locales. El tiempo dir¨¢.
Ahora, la 'marea roja'
El listado de asuntos que solucionar es largo: no a la privatizaci¨®n del agua, defensa de la escuela y la sanidad p¨²blicas, freno a los recortes. Pero es Primero de Mayo, toca empleo. Hay camisetas de la marea verde (la protesta contra el recorte de profesores que empez¨® en Madrid) pero el tema central es la marea roja, el color para reivindicar la lucha contra el goteo de parados. En la asamblea celebrada en la plaza del Dos de Mayo se recogen firmas para respaldar una iniciativa legislativa popular (se necesitan 500.000 apoyos) contra la congelaci¨®n de las pensiones en 2011 y contra el proyecto de Eurovegas, la propuesta de un macrocomplejo con casinos que el magnate Sheldon Adelson baraja llevar a Madrid o a Barcelona. L¨¢zaro Sola, de los Veteranos del 15-M, ha firmado, lleva la camiseta de la marea verde y una bandera republicana. Arrastra un lamento tras su petici¨®n entusiasta de que todo el mundo se eche a la calle. Tiene 70 a?os, cuatro hijos y cinco nietos. Lleva trabajando desde los 12 a?os: ¡°Tuve que echar una mano a mis padres, luego a mis hijos. A este ritmo, tendr¨¦ que ayudar tambi¨¦n a mis nietos¡±.
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Sobre la firma
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