Los 20 inviernos del Tuky
Javier Bulfoni, capit¨¢n del Obradoiro, deja el equipo y regresa a Argentina
?l ya sab¨ªa lo que iba a pasar. ¡°Llorar¨¦. Soy bastante emotivo¡±, preven¨ªa horas antes del partido. Ya entonces hac¨ªa balance. ¡°Diez a?os, veinte inviernos. Pero voy a extra?ar muchas cosas de Espa?a. ?Y de Santiago!. Tanto cari?o de la gente¡±. Javier Bulfoni, al que todo el mundo llama Tuky, regresa a Argentina. Capit¨¢n y referencia en el Obradoiro la gente le brind¨® la despedida por la que se ha fajado en un tiempo de renacimiento para la entidad. ¡°Dejar al equipo en ACB supone quitarme un peso de encima. Me voy con una sensaci¨®n de tranquilidad que no tendr¨ªa de haber descendido¡±, apunta.
Tuky es un argentino de tierra adentro, de Casilda, una poblaci¨®n a 50 kil¨®metros de Rosario, m¨¢s de 400 al norte de Buenos Aires. ¡°El rural argentino no tiene que ver con el gallego. Mi pueblo tiene unos 40.000 habitantes, pero apenas hay seis o siete edificos, el resto son casas¡±. Es tierra de amplias extensiones, de ganado, de gente esforzada alejada del estereotipo del porte?o dicharachero. Dicen quienes han compartido caseta con Bulfoni que se trata de una persona reflexiva, con peso. En la conversaci¨®n mira a los ojos y paladea las palabras, pero no se refugia en la ret¨®rica. ¡°Es el momento de volver. He cumplido los 35 y voy de un sitio a otro. No tengo nada m¨ªo y quiero montar mi casa. Se a?ora mucho¡±, explica. Los planes pasan tambi¨¦n por seguir cerca de una canasta y buscar un equipo en la cada vez m¨¢s exigente competici¨®n argentina. Tuky guarda el poso de unos a?os exitosos en La Plata, all¨ª goz¨® de un tiempo inolvidable con Gimnasia y Esgrima, se gan¨® el pasaporte para iniciar su periplo en Espa?a. ¡°No siempre disfrutas en el deporte profesional. Hay momentos de transici¨®n que son dif¨ªciles, cuando no est¨¢s bien en el equipo o con el t¨¦cnico, no juegas o cambia tu rol y te cuesta entenderlo. La presi¨®n del resultado tampoco ayuda. Este a?o lo disfrut¨¦ a medias¡±.
¡°Empec¨¦ a jugar con 15 a?os, no aprend¨ª los fundamentos de peque?o¡±
Es como si los vaivenes importunaran al Tuky, quiz¨¢s demasiado baqueteado por un traj¨ªn que tambi¨¦n ha sido una escuela de vida incluso para ¨¦l, que confiesa que le gusta pasar horas en la intimidad del hogar. En diez a?os ha pasado por cinco destinos, los cuatro puntos cardinales y una isla. ¡°Llegu¨¦ a Mallorca, un lugar precioso, pero con gente muy cerrada. En Algeciras eran m¨¢s abiertos, pero s¨®lo en el primer contacto. En Le¨®n estuve muy bien, tres a?os, ascendimos a la ACB, pero bajamos y me doli¨® mucho. Luego una campa?a en Manresa y al final Santiago¡±, recuerda. Sus referencias sobre Compostela eran b¨¢sicas ¡ª¡±hab¨ªa venido a jugar contra el Rosal¨ªa, sab¨ªa que era una ciudad universitaria y que llov¨ªa¡±¡ª, pero suficientes como para considerar la aventura de contribuir a edificar un club que s¨®lo ten¨ªa como capital el recuerdo. ¡°Ten¨ªa la oferta. Fich¨® Kostas y me dije: voy. El proyecto era lindo, pero sobre todo descubr¨ª la calidad de la gente, lo m¨¢s importante de todo. El primer a?o era todo muy familiar, luego se profesionaliz¨® y estabiliz¨®. Los dos aspectos tienen que ir de la mano y si haces bien las cosas la vida te premia¡±.
Cuando hace tres a?os lleg¨® a Santiago, Bulfoni ya era un jugador maduro, un alero multiusos que evolucion¨® desde una faceta m¨¢s defensiva a manejarse bien con el tiro, un autodidacta, asegura. ¡°Al salir de Argentina tuve que mejorar aspectos como el dribbling. Tampoco era un tirador excelente, pero trabaj¨¦ en la salida de bloqueo y lanzar. Con el tiempo aprend¨ª a entender el juego, a leerlo mejor¡±. Le faltaba, asume, un bagaje. ¡°Empec¨¦ a jugar a baloncesto con 15 a?os, no tuve la suerte de aprender los fundamentos de peque?o¡±. En el pais m¨¢s futbolero del planeta, imposible escapar de la rutina de darle al bal¨®n con los pies. Bulfoni lo intent¨®, era un seis, un central marcador, ¡°un perro de presa¡±. Pero no le gust¨® el ambiente que le rodeaba. Entonces, era un cadete, pensaba que lo suyo era el karate, donde tras siete a?os de dedicaci¨®n lleg¨® a cintur¨®n negro primer dan. Tambi¨¦n luci¨® en el voleibol, hasta que descubri¨® la canasta, ¡°un juego divertido y competitivo¡±, perfecto para un tipo orgulloso que despu¨¦s de que el equipo que capitanea consiguiera la cota m¨¢s alta de su historia al salvar la categor¨ªa hablaba de sus compa?eros en tercera persona del plural. ¡°Ten¨ªa bronca porque no supe darle al equipo lo que quer¨ªa, pero al poco te das cuenta de que lo hiciste en otros partidos y que eres parte de ellos¡±.
¡°Lo dif¨ªcil del baloncesto es jugarlo f¨¢cil. Los grandes lo hacen¡±
A la postre, el orgullo del Tuky es por capitanear un grupo de ¡°buenos jugadores y buenas personas¡±. De ellos hablar¨¢ a ese equipo de chicos que planea entrenar cuando cumpla con la pasi¨®n que ahora le llama, establecerse de nuevo con los suyos y jugar uno o dos a?os m¨¢s. ¡°Lo dif¨ªcil del baloncesto es jugarlo f¨¢cil. Los grandes lo hacen. Me gustar¨ªa ense?ar a conseguirlo con los m¨¢s j¨®venes¡±. Antes cumplir¨¢ otro anhelo, que se demorar¨¢ a¨²n hasta fin de a?o: disfrutar de un verano.
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