La vuelta a Galicia de Balbino
El c¨¦lebre libro de Neira Vilas inspira cientos de dibujos infantiles, expuestos en A Estrada
La ficci¨®n puede ser m¨¢s potente que el documental, opinan algunos cineastas. Que los l¨ªmites de lo imaginario no est¨¢n todo lo claros que afirman las taxonom¨ªas cr¨ªticas o que, como argumentaba Cunqueiro, los sue?os tambi¨¦n forman parte de la realidad no resulta ning¨²n hallazgo para los ni?os. Tal vez por ello le escriben cartas a Balbino, el peculiar Huckleberry Finn que protagoniza Memorias dun neno labrego (1961), quieren conocer a Lelo, el de Cartas a Lelo (1971), o crean escenas de O espantallo amigo(1971) con l¨¢pices de colores. Y Xos¨¦ Neira Vilas (Gres, Vila de Cruces, 1928), el padre de estos y muchos otros personajes, guarda como oro en pa?o los materiales que, a lo largo de 20 a?os, le han hecho llegar peque?os de toda la geograf¨ªa de Galicia. Hasta el jueves d¨ªa 10, una exposici¨®n en el Museo do Moble de A Estrada permite ver a los visitantes obras procedentes de 38 colegios y relativas al trabajo literario de Neira Vilas. Tambi¨¦n las intepretaciones que su escritura ha suscitado en los pinceles de ilustres mayores, como Xaqu¨ªn Mar¨ªn o Ant¨®n Pulido.
¡°En 1992, mi mujer Anisia [Miranda, tambi¨¦n escritora de naci¨®n cubana y fallecida en 2009] y yo nos instalamos en Gres¡±, explica el escritor, ¡°y al a?o siguiente comenzamos a recibir invitaciones para ir a hablar de libros a colegios, institutos o centro de formaci¨®n profesional y polit¨¦cnicos¡±. Hasta aquel a?o, la pareja hab¨ªa vivido en la Cuba revolucionaria. Y antes de que Fidel Castro anunciase el car¨¢cter socialista del proceso en la isla, en el Buenos Aires poblado por emigrados econ¨®micos y exiliados republicanos. Pero ya en los noventa, los dos recorr¨ªan el pa¨ªs de la mano de t¨ªtulos tan populares y vendidos como las Memorias dun neno labrego. ¡°Lleg¨¢bamos a los sitios y los rapaces nos daban dibujos, cartas para Balbino, retratos m¨ªos...¡±. O un d¨ªptico, elaborado por alumnos tudenses, en el que se puede ver al Balbino de hace 50 a?os con su carro y sus zuecos y al de hoy en d¨ªa, que los artistas menudos pertrechan con tel¨¦fono m¨®bil. Los de menor edad ¡ªtres a?os¡ª incluso esculpen caballos de plastilina inspirados en O cabali?o de buxo (1971). ¡°Supongo que no es enteramente espont¨¢neo y que alg¨²n maestro orienta a los chavales¡±, explica, ¡°y, con todo, en algunos centros eran m¨¢s de la mitad los ni?os quien nos regalaban dibujos y otros trabajos¡±.
La vuelta a Galicia fue a trav¨¦s de unos 150 centros escolares. En Chapela, los estudiantes recibieron a la pareja con pancartas y el colegio de Sanxenxo les entreg¨® m¨¢s de 75 ep¨ªstolas a Balbino, que descansan encuadernadas en la casa fundaci¨®n de Gres. Neira Vilas todav¨ªa recuerda de memoria unos cuantos de esos encuentros. Y los ha certificado escuetamente por escrito en su Pen¨²ltimo dietario (2011). ¡°No consegu¨ªamos ir a todos los lugares desde los que nos llamaban¡±, anota. El autor de los relatos de corte objetivista y fragmentario de Remu¨ª?o de sombras (1973) guarda, adem¨¢s, una retah¨ªla de an¨¦cdotas y aventuras con los estudiantes que ¡°alg¨²n d¨ªa¡± relatar¨¢, puede que en forma de libro.
Los de tres a?os esculpen caballos de plastilina, como ¡®O cabali?o de buxo¡¯
Nunca Neira Vilas pens¨® que aquellos regalos podr¨ªan conformar una exposici¨®n. Pero la idea, que discurri¨® hace unos meses, le pareci¨® sugerente a Xos¨¦ Luna, director del Museo do Moble de A Estrada, y la puso en marcha. Arranc¨® el pasado jueves. ¡°No hab¨ªa pensado en una muestra¡±, dice el creador de Balbino, ¡°lo que pasa es que, si vas a un sitio, guardas los regalos que te hacen¡±. No solo materiales pl¨¢sticos atesor¨® Neira Vilas a lo largo de los a?os. ¡°Yo hablo a los ni?os de la lengua gallega, de mi vida y de aquellos de mis libros que han le¨ªdo¡±, expone, ¡°y ellos me preguntan, y hacen preguntas muy inteligentes¡±. Los di¨¢logos resultaban enriquecedores, asegura, y no ¨²nicamente para la audiencia: ¡°He aprendido mucho escuch¨¢ndolos¡±. Y con las misivas para sus personajes: ¡°Los peque?os no hablar¨¢n mucho en gallego, pero s¨ª que lo saben escribir, y muy bien¡±.
De como Memorias dun neno labrego, que la Editorial Galaxia acaba de reeditar con ilustraciones de Xaqu¨ªn Mar¨ªn, se convirti¨® en cl¨¢sico infanto-juvenil, su propio autor tiene algunas teor¨ªas. Porque la intenci¨®n original no era dirigirse a un p¨²blico espec¨ªfico. ¡°Los chavales se han apropiado de ¨¦l, y si tambi¨¦n leen a Tom Sawyer, por qu¨¦ no van a leer a Balbino¡±, se defiende quien siempre ha incluido a Mark Twain en su santoral literario. Los temas universales, adem¨¢s, ayudan a entender la fascinaci¨®n que a¨²n despiertan las correr¨ªas de aquel ¡°rapaz de aldea, coma quen di, un ningu¨¦n¡±. ¡°Al final, querer a un perro o enamorarse de la maestra¡± es algo que ocurri¨® antes, ocurre ahora y ocurrir¨¢ ma?ana, concluye.
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