Al museo bajo la luz de las estrellas
Ambiente familiar y colas masivas certifican el ¨¦xito de la Nit dels Museus
¡°55 a?os en Barcelona y es la primera vez que venimos al Museo Picasso¡±, comentaba entre risas Jos¨¦ Ram¨®n Lugo. ¡°Siempre hay cola¡±, a?adi¨®. Sin embargo, ayer por la tarde tampoco se libr¨® de las esperas, que superaban la media hora, con una retah¨ªla de gente que llegaba hasta el final de la calle de Montcada, para visitarlo. Mal d¨ªa para evitar colas: ayer era la celebraci¨®n de la s¨¦ptima Nit dels Museus. As¨ª, la raz¨®n de Lugo era sencilla: ¡°S¨ª, siempre hay colas, pero al menos esta vez es gratis¡±. En total, m¨¢s de 125.000 personas visitaron anoche los 52 equipamientos culturales abiertos.
M¨¢s all¨¢ de cabellos dorados y ojos rasgados, el p¨²blico que colmaba los centros en esta noche de puertas abiertas era aut¨®ctono. Los catalanes aprovecharon la oferta que ofrece la actividad para descubrir esos museos a los que acaban d¨¢ndole la espalda el resto del a?o. Como Eva Mas, que acudi¨® al Museo de Historia de Catalu?a con su pareja y sus hijos, prototipo del visitante que se prodig¨® ayer por los centros culturales. Ah¨ª, su gran atracci¨®n, el reci¨¦n restaurado coj¨ªn del rey Pere II el Gran, acab¨® pasando desapercibido para muchos de sus visitantes, principalmente ni?os acompa?ados por sus padres, m¨¢s interesados en las visitas guiadas a trav¨¦s del Neol¨ªtico.
En la puerta del centro tambi¨¦n hubo un momento para la reivindicaci¨®n: una docena de trabajadores del Departamento de Cultura rechazaban la creaci¨®n de la Agencia Catalana del Patrimonio Cultural y denunciaban los recortes que han sufrido en los ¨²ltimos tiempos. ¡°Hemos perdido el 50% del poder adquisitivo en que ten¨ªamos hace unos a?os¡±, afirmaba Joan, uno de los trabajadores.
En el otro extremo de la ciudad, Sisuca Cagide e Isabel Vargas, acompa?adas por sus respectivos maridos, iban por quinta vez para disfrutar de los museos a la luz de las estrellas: ¡°Venimos a ver las novedades en la colecci¨®n del g¨®tico¡±, detallaba Cagide, aunque como profesora de secundaria acuda al museo asiduamente. Para Elisenda Gin¨¦, Ruth Arjona y Susana Mart¨ªnez era la primera vez que acud¨ªan a esta actividad. ¡°Acabamos de empezar y a¨²n nos queda ir a ver eso de las catacumbas¡±, explicaba Arjona, haciendo confusa alusi¨®n a la actividad que les esperaba en la Casa de la Ardiaca. Ah¨ª, en la sede del Archivo Hist¨®rico de la Ciudad, una de las opciones m¨¢s originales de la noche: un paseo por los acueductos del siglo I que dotaban de agua a Barcelona en la ¨¦poca romana.
El archivo se a?ad¨ªa as¨ª, por primera vez, a una actividad iniciada hace cinco a?os, en el marco del D¨ªa Internacional del Museo, en el que m¨¢s de 3.000 centros de 40 pa¨ªses destapan sus salas y obras para popularizar las pinacotecas.
Para Pepe Serra, director del MNAC, quitar la barrera del precio durante una noche legitima un museo: ¡°Vamos a toda vela: si en un d¨ªa el museo cuenta con 450 visitas, con una hora de jornada ya llevamos 1.500 personas¡±, afirmaba el director. En el Macba, otra cita obligada, el p¨²blico era m¨¢s joven y m¨¢s alternativo, pero no por ello menos familiar. Era el caso de Simon Smith, su mujer y sus mellizos de cuatro meses. ¡°Queremos aprovechar los tres cuartos de hora antes de que los ni?os se vayan a dormir y ver los m¨¢ximos museos posibles¡±, dec¨ªa Smith, en otra caracter¨ªstica de la jornada: el anhelo de recorrer cuantos m¨¢s museos, mejor.
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