Mon¨®logo directo
Llega ahora, varios meses despu¨¦s de la "Conferencia de Paz" de San Sebasti¨¢n, el comunicado en el que ETA se?ala que se dan "condiciones suficientes para abordar en su integridad la Declaraci¨®n de Aiete". No extra?a que ETA est¨¦ dispuesta a ese abordaje integral; porque lo que aquella declaraci¨®n recogi¨® fue, punto por punto, su perspectiva. Comparten ambos documentos, como en un bucle, el diagn¨®stico: lo que aqu¨ª ha sucedido es "la ¨²ltima confrontaci¨®n armada de Europa", derivada del "conflicto de Euskalherria con Espa?a y Francia". Y tambi¨¦n la v¨ªa de resoluci¨®n: el di¨¢logo entre ETA y los gobiernos de esos dos pa¨ªses.
Ambos documentos coinciden tambi¨¦n en otro aspecto: en el escaso protagonismo que atribuyen, en todo el proceso de "paz", a la sociedad vasca. All¨ª se habla de manera general y/o impersonal, del "apoyo de toda la ciudadan¨ªa", se insta a que "se adopten pasos profundos para avanzar en la reconciliaci¨®n", y se ofrece la colaboraci¨®n internacional. Aqu¨ª, en este comunicado, dirigido no a la ciudadan¨ªa de este pa¨ªs sino a la comunidad europea, ETA va m¨¢s lejos en el ninguneo de la sociedad; y as¨ª, en el que me parece el punto m¨¢s significativo del documento, pretende dictarnos, para variar, lo que tenemos que hacer: "ETA considera tambi¨¦n que los agentes pol¨ªticos y sociales vascos deber¨ªan abordar el di¨¢logo pol¨ªtico para, entre todos, dar soluci¨®n a las razones del conflicto pol¨ªtico y lograr acuerdos que garanticen un escenario de paz y libertad estable y duradero".
La pretensi¨®n de ETA parece pues clara. Por un lado, internacionalizar su final, asumiendo, imagino, que cuanto m¨¢s alejado est¨¦ alguien de lo que ha sucedido en Euskadi en estos a?os, m¨¢s f¨¢cilmente influenciable ser¨¢, m¨¢s permeable a la versi¨®n que los propios etarras presenten (y valga el ejemplo de las personalidades extranjeras invitadas a Aiete, entiendo que, como poco, subinformadas de nuestra realidad). Por otro, colocarse en posici¨®n de di¨¢logo directo con los gobiernos espa?ol y franc¨¦s, es decir, en estatuto de interlocutor, de igual a igual con ¨¦stos, para reforzar la idea y la imagen de un conflicto entre equivalentes; y repartir y confundir as¨ª la responsabilidad de lo sucedido en casi cinco d¨¦cadas de terrorismo.
Y clara tambi¨¦n la pretensi¨®n de ETA de quitarle protagonismo a la sociedad vasca, o de atribu¨ªrselo s¨®lo con o como la carga de legitimar las "razones del conflicto pol¨ªtico" y de solucionarlo. Para as¨ª, finalmente, eludir o disolver su deuda con la ciudadan¨ªa. Porque aqu¨ª no ha habido un conflicto entre equivalentes, sino la agresi¨®n de una banda armada contra una sociedad que no ten¨ªa m¨¢s "armas" que las de la raz¨®n y la voluntad, cada vez m¨¢s expresivas y expresadas, de la democracia. Por eso no es un di¨¢logo lo que debe pedir ETA; sino reconocer esa responsabilidad, y asumirla en el mon¨®logo de su final, de su disoluci¨®n. Un mon¨®logo directo; directamente dirigido a la sociedad.
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