Un tablao en el mercado
San Miguel cumple a?os con un nuevo espacio y concierto de Raimundo Amador
Los clientes se detienen sorprendidos por el guitarreo flamenco que llega de las alturas. Miran a un lado y a otro hasta descubrir el balc¨®n, casi oculto a los ojos de los visitantes, donde Raimundo Amador le arranca melod¨ªas a las cuerdas de su guitarra. Copa en mano y pincho en la otra, los clientes del mercado de San Miguel se convirtieron ayer en invitados sorpresa del tercer aniversario del establecimiento de cristal.
El mercado de San Miguel bail¨® ayer su particular cumplea?os feliz a ritmo de guitarra espa?ola y caj¨®n flamenco. Los usuarios, en su mayor¨ªa turistas, no esperaban encontrarse con un grupo castizo espa?ol liderado por un icono como es Amador. El mercado, recuperado hace tres a?os, estren¨® balc¨®n y tambi¨¦n nuevo puesto. El Tablao flamenco Cardamomo se hizo un hueco y estableci¨® all¨ª un punto de venta permanente para sus espect¨¢culos. ¡°Llev¨¢bamos varios meses negociando con la gestor¨ªa del mercado. Normalmente hay cola para conseguir sitio, pero para nosotros fue m¨¢s sencillo porque el producto que ofrecemos no tiene competencia aqu¨ª¡±, explica Mar Pina, directora del Tablao. De momento, solo cuentan con una peque?a mesa redonda cubierta por un mantel de lunares y un gran cartel que anuncia sus actuaciones. En un tiempo esperan tener un carrito como el de la panader¨ªa o el del caviar. ¡°El mercado es perfecto. Vienen turistas que buscan la esencia espa?ola¡±, manifiesta Pina.
La intenci¨®n del tablao es lograr que la gestora del mercado les permita usar el balc¨®n que ayer ocup¨® Amador, amigo de la casa Cardamomo, para realizar peque?as actuaciones todos los d¨ªas y deleitar a los visitantes con m¨²sica ¡°t¨ªpica pero no t¨®pica¡±.
Los usuarios que paseaban por el gran edificio de hierro construido en 1916 estaban encantados. ¡°Es fant¨¢stico que recuperen estos inmuebles. Lo recuerdo cuando era un mercado tradicional. Estaba sucio, no se ve¨ªa lo que hab¨ªa desde fuera y no daban ganas de entrar¡±, opinaba Cleo que visitaba el mercado con su familia. Cindy se declaraba fascinada con el lugar, ¡°y m¨¢s con la guitarra sonando¡±. Ven¨ªa de Mississippi y lo ¨²nico malo que le vio fue el precio del caf¨¦. ¡°Cuesta 2,30 euros. Es car¨ªsimo¡±, se?al¨®.
Las tiendas de souvenirs y los restaurantes nacidos bajo el ala del mercado lo valoran. ¡°Ahora la zona se llena. Antes nadie sab¨ªa que aqu¨ª hab¨ªa un mercado¡±, apunta Elena, trabajadora en una tienda de artesan¨ªa. Valeriano, un anciano que lleva en el barrio toda la vida, compraba en el mercado de abastos antes de que se convirtiera en centro tur¨ªstico y de ocio. No le importa, dice, comprar ahora en el supermercado D¨ªa.
Durante tres a?os, el mercado permaneci¨® cerrado, en obras y con pleitos con dos comerciantes que no quer¨ªan vender sus puestos. Por la zona no pasaba nadie, recuerda Rafael Rold¨¢n, que regenta un videoclub en la calle de Cuchilleros, a unos 150 metros del mercado. "Esta calle daba miedo. No hab¨ªa luz ni gente. Desde que abrieron San Miguel hay m¨¢s bares, m¨¢s j¨®venes¡±, sentenci¨®. Tras la reforma, que cost¨® casi 20 millones m¨¢s una subvenci¨®n del la Comunidad de 600.000 euros, la zona renaci¨®. El mercado fue declarado Bien de Inter¨¦s Cultural y dio paso a otros proyectos similares. El mercado de San Ant¨®n cumple ahora un a?o como lugar de moda en Chueca.
Aun as¨ª, San Miguel tiene detractores. Algunos de los comerciantes sienten que sus negocios mueren bajo el yugo del turismo que solo acepta tiendas de souvenirs y bares. Tambi¨¦n se pueden encontrar vecinos que denuncian el desabastecimiento del barrio. Mario es un ejemplo. ¡°Los mercados de abastos dan vida. Los descuidaron a prop¨®sito para poder vender la ciudad-marca. Desde luego, lo han conseguido¡±, concluy¨®.
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