En el l¨¢nguido fenecer
Es muy probable que las expectativas electorales del mundo radical se cumplan en un pr¨®ximo futuro, pero inexorablemente la adhesi¨®n recibida por el agradecimiento de que ETA haya dejado de matar ir¨¢ disminuyendo seg¨²n Amaiur, Bildu o como se llame el que venga, tenga que hacer pol¨ªtica con los mismos instrumentos que los dem¨¢s, y a poco que las fuerzas democr¨¢ticas empiecen a realizar el relato de lo que ha ocurrido en estos a?os de oprobio. Aunque haya pasado tan poco tiempo, hoy nos parecen la Conferencia de San Sebasti¨¢n y los facilitadores,con toda la exaltaci¨®n medi¨¢tica que disfrutaron, alucinaciones prehist¨®ricas. Y en este ambiente, el ninguneo que ETA est¨¢ sufriendo ante sus ¨²ltimos comunicados le conduce a este poco heroico y l¨¢nguido fenecer. Es decir, al principio de su final. A un final sin pena ni gloria ¡ªsu aut¨¦ntico final, pues otro ser¨ªa su victoriosa continuidad¡ª y dejando a un buen mont¨®n de presos abandonados.
ETA era lo que hac¨ªa, y como gracias a la polic¨ªa ahora no lo hace, carece de inter¨¦s hasta para el Gobierno. Esto ya lo sab¨ªan sus promotores, por lo que han querido evitar este l¨¢nguido fenecer. Y tuvieron un inicial ¨¦xito, pero no han tenido m¨¢s remedio que asumir esa derrota ante las cascadas de detenciones en la banda y la ilegalizaci¨®n de Batasuna. Y si ETA volviera a las andadas poco durar¨ªa, adem¨¢s de provocar una profunda crisis interna en todo ese peculiar mundo radical abertzale. As¨ª, de momento, no es que ETA calle; es como si tal ocurriera, porque nadie le hace caso. Esperemos que no salga alguno del mundo democr¨¢tico atendi¨¦ndola o diciendo que no la ¡°victimicemos¡± por no hacerle caso.
Ya era hora de que el Gobierno vasco articulara unos encuentros, como el Congreso sobre Memoria y Convivencia, para empezar a levantar el relato democr¨¢tico. Quiz¨¢s haya descubierto que la soluci¨®n ante el terrorismo no es tan f¨¢cil como sacar un plano sobre el cap¨® de un jeep y repartirse el espacio pol¨ªtico con los otrora terroristas. Est¨¢ quedando claro que es necesaria la justicia, y como nunca es perfecta, como indicara Shlomo Ben Ami, es necesario el reconocimiento p¨²blico de la culpa por parte de los victimarios para que se pal¨ªe esa limitaci¨®n. Y si el nacionalismo prosigue con su desleal chantaje amenazando con la secesi¨®n viene bien la idea de Emilio Guevara proponiendo como soluci¨®n la ley de Claridad de Quebec: si se quiere independencia hag¨¢moslo en un marco legal y sin ventajismos.
Es necesario proseguir con el relato democr¨¢tico frente al relato de los liberticidas, ya que hasta el momento este ¨²ltimo era el dominante, exageradamente sostenido en los medios de comunicaci¨®n. Que no sea as¨ª depender¨¢ de que el relato democr¨¢tico sepa abrirse camino en la sociedad, aunque sepamos que ello significa un esfuerzo bastante superior al trazo de una l¨ªnea sobre un plano extendido en el cap¨® de un coche. Y es que, las cosas no son tan f¨¢ciles.
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