Zarzuela para el siglo XXI
Pinamonti presenta su primera temporada en el teatro madrile?o. Objetivo: hacer converger el g¨¦nero chico definitivamente hacia la modernidad
?D¨®nde qued¨® el g¨¦nero chico? ?Qui¨¦n ser¨¢ capaz de atraerlo a la modernidad desde la noche de los tiempos? Para ser justos y cabales, la labor del teatro de la Zarzuela desde hace 10 a?os se ha centrado en eso. Pero si los montajes de algunos directores de escena como Paco Mir, del Tricicle, con piezas como Los sobrinos del Capit¨¢n Grant, Jes¨²s Castej¨®n con El ni?o jud¨ªo o Calixto Bieito con Agua, azucarillos y aguardiente,por poner tres ejemplos, han se?alado un camino presente, faltaba alg¨²n impulso nuevo que arrancara m¨¢s complejos y polvo al g¨¦nero.
Es lo que intentar¨¢ Paolo Pinamonti en su primera temporada al frente del teatro de la Zarzuela despu¨¦s de la etapa estable de Luis Olmos. Pero asumiendo un punto m¨¢s de riesgo. El que se deriva de haber propuesto a firmas como la de Andr¨¦s Lima, de Animalario, adentrarse en una obra como Viento es la dicha de amor, de Jos¨¦ de Nebra, una pieza barroca en la que, dice Pinamonti, ¡°tendr¨¢ m¨¢s libertad de acci¨®n¡±.
Que Andr¨¦s Lima, una de las figuras centrales del teatro espa?ol en la ¨²ltima d¨¦cada, haya aceptado el reto denota responsabilidad hacia un g¨¦nero que es necesario revitalizar. Esa ser¨¢ la clave y el eje de Pinamonti los a?os que est¨¦ en la Zarzuela. ¡°Eso, acercarlo a las propuestas esc¨¦nicas de nuestro tiempo y, sobre todo, prestar atenci¨®n a la calidad de las partituras, que es alt¨ªsima, ser¨¢ lo fundamental¡±, asegura el gestor. Es crucial para reivindicar dicho arte musical a nivel europeo tambi¨¦n. En el ¨¢nimo de Pinamonti est¨¢ sacarlo de sus propias fronteras. ?C¨®mo? Haciendo girar algunos montajes y recuperando piezas como la que abrir¨¢ la temporada. Ay, amor, de Manuel de Falla, pero con montaje de Herbert Wernicke, uno de los colosos de la escena internacional desaparecido ya, que mont¨® la pieza para la Monnaie de Bruselas y para Basilea en 1998.
En el montaje de la obra de Falla y en la de Nebra convergen perfectamente la filosof¨ªa de Pinamonti: calidad musical, reivindicaci¨®n de las partituras y propuesta esc¨¦nica muy arriesgada. Para el foso, ambas cuentan con los alicientes de Juanjo Mena y Alan Curtis al frente de la Orquesta de la Comunidad de Madrid y de la Orquesta Barroca de Sevilla.
Pero hay m¨¢s en cartel. Emilio Sagi, que fuera encargado de ese mismo teatro y despu¨¦s del Real, un amante y revitalizador fundamental del g¨¦nero, recupera El juramento, de Gaztambide, con vestuario que dise?¨® en su d¨ªa Jes¨²s del Pozo y direcci¨®n musical de Miguel ?ngel G¨®mez Mart¨ªnez.
Tambi¨¦n los Castejones vuelven. Tras abonarse al ¨¦xito con El ni?o jud¨ªo, Jes¨²s Castej¨®n ¡ªayudado por una coreograf¨ªa de su hermana Nuria¡ª concibe un programa doble basado en obras de Jos¨¦ Serrano: La reina mora y Alma de Dios.
Marina es caso aparte. ??pera o zarzuela? Quiz¨¢s la zarzuela que m¨¢s se puede parecer a una ¨®pera y la ¨®pera que m¨¢s se puede parecer a una zarzuela. Con ese ¨¢nimo la debi¨® escribir en su d¨ªa Emilio Arrieta. Y con un punto de atrevimiento la recupera en su primera temporada Pinamonti. ¡°Despu¨¦s, sobre todo, de que fuera un t¨ªtulo que cant¨® en este mismo teatro Alfredo Kraus¡±, reconoce. Pero como no se puede vivir de espectros vigilantes hay que tirar hacia delante y el teatro madrile?o propone un nuevo montaje a cargo del joven director de escena Ignacio Garc¨ªa, con Crist¨®bal Soler en el foso y Mariola Cantarero en el reparto junto a Jorge Celso Albelo.
Con estos seis t¨ªtulos, Pinamonti cree que se da un repaso muy completo al g¨¦nero. Pero aparte de zarzuela, el director, acompa?ado del responsable del Instituto Nacional de las Artes Esc¨¦nicas y de la M¨²sica (Inaem), Miguel ?ngel Recio, destac¨® dos aspectos fundamentales: la danza, con programas del Ballet Nacional y la Compa?¨ªa Nacional de Danza y la recuperaci¨®n del ciclo de Lied. Toda una alegr¨ªa para los aficionados despu¨¦s de que la Fundaci¨®n Cajamadrid renunciara hace meses a financiarlo. Antonio Moral, al rescate, impulsor del ciclo desde su comienzo lo ha acogido en el Centro Nacional de Difusi¨®n Musical para que contin¨²e su camino en el mismo escenario de siempre: el teatro de la Zarzuela. Las voces de Ian Bostridge, Matthias Goerne, Ana Katerina Antonacci o Elena Gragera, entre otros, le dan continuidad.
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