Se demandan gestores con cabeza
No habr¨ªa problema de financiaci¨®n en Sanidad si se asume un compromiso con la buena gesti¨®n
Es la gesti¨®n, est¨²pido. Disc¨²lpenme la poca originalidad por parafrasear aquel lema tan acertado de la campa?a en la que Clinton venci¨® a Bush padre. Pero creo que se ajusta y es predicable de la postura del Decreto Ley que establece los recortes en materia de educaci¨®n y, sobre todo, en sanidad. Eliminar la atenci¨®n a cr¨®nicos inmigrantes sin papeles o eliminar la atenci¨®n dieto-terap¨¦utica en poco, por no decir, en nada acercan al objetivo de ahorro de los 3.000 millones. El copago farmac¨¦utico tampoco sumar¨¢ realmente, probablemente un ingreso demasiado importante una vez descontado el coste de su implantaci¨®n, si es que el sistema de contribuci¨®n en funci¨®n de la renta pudiera implantarse. Lo injusto de las medidas, sobre todo la falta de atenci¨®n a los supuestos mencionados que detallaba este peri¨®dico hace unas semanas, que pueden suponer hasta una pena de muerte, se une a su falta de virtualidad.
Hace ya casi dos a?os escrib¨ªa yo en esta misma tribuna a prop¨®sito de la sostenibilidad del sistema sanitario. No voy a cometer la petulancia de autocitarme, sino al contrario, me veo en la obligaci¨®n de rectificar en cierta medida. Me explico. En aquella colaboraci¨®n pretend¨ªa con mi propio caso, hacer ver el valor de los bienes de naturaleza p¨²blica y reflexionar sobre el valor que damos a lo colectivo, que en lugar de parecernos algo propio, nos viene a parecer algo ajeno, incluso cuya utilizaci¨®n parece que est¨¢ en competencia con la de los dem¨¢s. Para ilustrar esta reflexi¨®n hac¨ªa menci¨®n de ciertos datos que no voy a reproducir pero que sucintamente ven¨ªan a decir que el n¨²mero de consultas en Espa?a era desproporcionadamente superior al del resto de la Europa-15; que entre el 40 y el 80% de los tratamientos de urgencia, en realidad no revest¨ªan esta necesidad. Por otra parte, en los ¨²ltimos tiempos hemos recibido informaci¨®n m¨¢s que suficiente sobre el malgasto farmac¨¦utico para justificar el copago. Por otra parte, tambi¨¦n hice referencia a la presi¨®n que por parte de los ciudadanos reciben los profesionales para expedir m¨¢s recetas de las necesarias o incluso para realizar pruebas completamente innecesarias y muy caras, tales como resonancias magn¨¦ticas, esc¨¢neres y an¨¢lisis, en resumidas cuentas practicar lo que se ha dado en llamar la medicina defensiva.
Parec¨ªa y no sin raz¨®n que cargu¨¦ las tintas y la culpa de los problemas de sostenibilidad del sistema sanitario sobre los pacientes, usuarios o ciudadanos, pero no sin dejar de reconocer que efectivamente, como sociedad carecemos de una conciencia de lo p¨²blico como un verdadero patrimonio de cada ciudadano, como uno de los componentes de nuestros ingresos, el llamado salario indirecto, creo que fui injusto.
A esta situaci¨®n o a estos problemas no son ajenos, ni con mucho, los profesionales y los gestores, cada uno con su responsabilidad mayor cuanto m¨¢s alto es su situaci¨®n en el escalaf¨®n.
No creo que nuestro sistema sanitario sea insostenible, antes bien creo que la sostenibilidad depende de una decisi¨®n pol¨ªtica sobre prioridad en el gasto, pero sea o no sostenible el coste de este servicio es muy superior debido a la mala gesti¨®n. Ahora me referir¨¦ a cuestiones concretas pero ante todo mejorar la gesti¨®n es muy dif¨ªcil sin un compromiso particular de los profesionales que son en ocasiones m¨¢s que los gestores pol¨ªticos depositarios y administradores del gasto y el servicio.
La privatizaci¨®n de la asistencia, por lo menos aqu¨ª en Euskadi, no va por el camino de las fundaciones privadas o la gesti¨®n privada de hospitales p¨²blicos. Aqu¨ª la privatizaci¨®n tiene dos v¨ªas, las concertaciones y las autoconcertaciones. Se trata en ambos casos de atenci¨®n privada en aquellos casos en los que no llega la p¨²blica, es el caso de las listas de espera. En el primer caso, las cl¨ªnicas privadas ofrecen sus servicios por un precio que, como es l¨®gico incluye un beneficio, el segundo caso a¨²n es m¨¢s grave porque en este caso la actuaci¨®n privada tiene lugar en los propios hospitales de la red p¨²blica.
La idea de la colaboraci¨®n p¨²blico-privada puede tener sus detractores y defensores, pero parece necesario como condici¨®n sine qua non que los recursos humanos y materiales de Osakidetza no est¨¦n infrautilizados y, mucho menos que, infrautilizados en su uso p¨²blico se aproveche esa utilizaci¨®n para su explotaci¨®n privada. Un ejemplo ilustrar¨¢ mejor lo que quiero decir, los quir¨®fanos de los hospitales de la red p¨²blica est¨¢n cerrados a partir de las tres de la tarde, los miembros de los servicios quir¨²rgicos no operan todos los d¨ªas ni todo lo que pueden porque por las ma?anas no hay suficientes quir¨®fanos, como es normal esto genera listas de espera por una utilizaci¨®n negligente de los medios humanos y materiales. Ante esta situaci¨®n para paliar las listas de espera Osakidetza concierta con sus propios profesionales, infrautilizados, dej¨¢ndoles sus instalaciones y el resto de su personal auxiliares, enfermeras, y celadores para que intervengan y cobren del Servicio P¨²blico. El 20% de las intervenciones de Osakidetza son autoconcertadas y un somero c¨¢lculo, no muy fiable, pero si orientativo, cifra este costo, porque es todo costo de mala gesti¨®n en unos 300.000 euros al mes, s¨®lo en el Hospital Donostia.
Es un solo ejemplo pero ilustra que no existir¨¢ ning¨²n problema de financiaci¨®n si gerentes, directores de hospitales, jefes de servicio asumen un compromiso con la buena gesti¨®n de un derecho colectivo, de todos los ciudadanos.
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