Barcelona, capital de la arquitectura
El proyecto de museo de arquitectura deber¨ªa transformars en una red de sedes, piezas y centros de interpretaci¨®n
Barcelona tiene todas las cualidades para ser una de las capitales m¨¢s importantes de la arquitectura y el urbanismo: el legado de Ildefons Cerd¨¤; la ciudad misma, con edificios que conforman un espl¨¦ndido museo al aire libre, y archivos de arquitectos tan destacados como Jos¨¦ Antonio Coderch o Enric Miralles. Sin embargo, la par¨¢lisis institucional ha ocasionado que no se consoliden pasos para coordinar una situaci¨®n que es especialmente dispersa.
Por ejemplo, desde hace casi dos a?os Barcelona, es la sede de Docomomo Internacional, una instituci¨®n dedicada a la investigaci¨®n y defensa de la arquitectura del movimiento moderno, prestigiosa y con gran influencia entre investigadores y estudiosos de muchos pa¨ªses. Aqu¨ª casi nadie se ha enterado de ello. Qu¨¦ diferente de cuando vinieron a Barcelona los arquitectos de los CIAM y el alcalde Aiguad¨¦ y el presidente Maci¨¤ les dieron una singular acogida.
Tenemos la Fundaci¨®n Mies van der Rohe, sede del ¨²nico premio europeo de arquitectura, que atesora planos y maquetas que permitir¨ªan una interpretaci¨®n privilegiada de la evoluci¨®n de la arquitectura europea en los ¨²ltimos 25 a?os que el premio ha cubierto.
Y tenemos el Disseny Hub Barcelona, que aunque est¨¦ en un edificio de lenguaje arquitect¨®nico discutible, es responsabilidad colectiva que sea una herencia positiva para la ciudad, un centro de actividades y muestras con relaci¨®n al amplio mundo del dise?o, del cual la arquitectura y la vivienda forman parte. Ahora que se ha producido el relevo en la direcci¨®n de Marta Montmany por Pilar V¨¦lez, falta saber si va a haber continuidad o cambio. De la gesti¨®n anterior una de las m¨¢s brillantes aportaciones ha sido la apertura al p¨²blico de un piso musealizado de la Casa Bloc, cuidadosamente reconstituido. No solamente la Casa Bloc es uno de los mejores ejemplos de arquitectura de vivienda social y colectiva del periodo moderno, sino que, paso a paso, hemos conseguido un modelo de buen hacer: la Casa Bloc sigue funcionando, a partir una serie de restauraciones cuidadosamente realizadas, con gente satisfecha de vivir en ella. Pocas ciudades pueden alardear de un ¨¦xito tan completo: un patrimonio vivo y un piso muestra para visitantes y estudiosos.
En este contexto, el anunciado proyecto de un museo de arquitectura y urbanismo, sobre el que se han hecho tantas conjeturas, pero que hoy la crisis ha dejado en suspenso, deber¨ªa transformarse en una red de sedes, piezas y centros de interpretaci¨®n. Son muchos los operadores que ser¨ªan responsables de este museo, pero ninguno ha sido capaz de tomar la iniciativa: el ministerio correspondiente en Madrid, la Generalitat de Catalu?a, el Ayuntamiento de Barcelona y el Colegio de Arquitectos de Catalu?a.
El Colegio de Arquitectos, intentando superar su profunda crisis y falta de representaci¨®n, est¨¢ tomando un camino realista y pragm¨¢tico: sacar el m¨¢ximo partido a su privilegiada situaci¨®n frente a la catedral, con sus dos magn¨ªficas sedes y con espacios que pueden potenciar la presentaci¨®n de archivos, actividades y exposiciones que reviertan tambi¨¦n en los visitantes de la ciudad que sean amantes de la arquitectura y el urbanismo.
Se han barajado diversos edificios que, por su forma y significado, podr¨ªan albergar la sede central del museo: desde la sede de la Editorial Gustavo Gili, hoy en alquiler y que podr¨ªa ser una pieza preciosa como entrada a la red, hasta las naves de los recintos industriales de Can Ricart, que es inminente que la Generalitat devuelva en su estado de ruina al Ayuntamiento de Barcelona, pasando por Can Batll¨®, a¨²n en proceso de definici¨®n de sus nuevos usos.
Tenemos los mejores ingredientes, pero ninguna instituci¨®n asume coordinar el hecho de activarlos. Dada la escala y complejidad de la cuesti¨®n, cuya soluci¨®n radica m¨¢s en la claridad de conceptos y procesos que en grandes inversiones, la responsabilidad est¨¢ hoy en un Departamento de Cultura de la Generalitat y un Ayuntamiento que no saben y no contestan. Y en este puzle de instituciones, fundaciones, colecciones y archivos en torno a la arquitectura, el rumbo que tome el Disseny Hub Barcelona va a ser crucial.
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