La atalaya de las ondas
El centro de comunicaciones de Torrespa?a cumple 30 a?os en el 'skyline' madrile?o
Se ve¨ªa un pa¨ªs ¡°confundido y feliz¡±. Espa?a trataba de sacudirse su polvoriento pasado desde un Madrid que persegu¨ªa febrilmente la modernidad con la movida. V¨ªctor Manuel San Jos¨¦ miraba fascinado el Pirul¨ª, el castizo mote que los madrile?os le sacaron a Torrespa?a, desde la casa de unos amigos en Fuente del Berro. ¡°Nos parec¨ªa un platillo volante, nadie sab¨ªa lo que hab¨ªa dentro¡±, recuerda el compositor y cantante asturiano. Era oto?o de 1982, el PSOE de Felipe Gonz¨¢lez acababa de ganar las elecciones tras un Mundial de f¨²tbol (catastr¨®fico para la selecci¨®n espa?ola) que sirvi¨® de excusa para que RTVE se embarcase en la construcci¨®n del edifico m¨¢s alto de Madrid: 220 metros incluida la antena. Cost¨® 3.500 millones de pesetas (unos 22 millones de euros). Ahora, 30 a?os despu¨¦s, el pa¨ªs se ve ¡°igual de confundido, pero desde luego, nada feliz¡±.
V¨ªctor Manuel escribi¨® Desde el Pirul¨ª se ve un pa¨ªs unos meses despu¨¦s de que los Reyes inaugurasen la torre de comunicaciones junto a la M-30, el 7 de junio de 1982. Los centros de enlaces de Prado del Rey y Paseo de la Habana no garantizaban transmisiones de calidad de modo que se encarg¨® un edificio que proporcionase la visibilidad radioel¨¦ctrica necesaria para retransmitir al resto del planeta los partidos del a?o de Naranjito, aquella mascota kitsch del Mundial. Y de paso, gracias al Pirul¨ª, los barrios de Madrid que quedaban en zonas de sombra pudieron ver la tele sin problemas.
La noche del 18 de mayo de ese a?o, aprovechando la interrupci¨®n nocturna de las emisiones de la ¨²nica televisi¨®n existente (los dos canales de Televisi¨®n Espa?ola) durante seis horas, comenz¨® a prestar servicio el centro nodal de comunicaciones. Luego vinieron las radios y las televisiones privadas, la telefon¨ªa m¨®vil, el apag¨®n anal¨®gico ¡ Ahora el Pirul¨ª da cobertura a todo el ¨¢rea metropolitana de Madrid, difunde la se?al de nueve m¨²ltiplex de TDT (en total 43 canales), 15 programas de radio anal¨®gica m¨¢s tres m¨²ltiplex de radio digital (12 canales).
Adem¨¢s presta servicios a operadores de telecomunicaciones, tanto v¨ªa sat¨¦lite como terrestre (British Telecom, Ono, Orange) aunque, paradojas de la vida, ah¨ª arriba la cobertura de los tel¨¦fonos es bastante mala. ¡°Es que las antenas apuntan hacia abajo, que es donde normalmente est¨¢ la gente¡±, explica con sorna el director de Torrespa?a, Roque Moreno, desde la plataforma a 160 metros de altura. Calma chicha a nivel del suelo pero aqu¨ª hace mucho viento, as¨ª que nadie sale a fumar mientras contempla Madrid a sus pies y la sierra de Guadarrama enjaulada tras las cuatro torres de la Castellana, una de ellas ahora la construcci¨®n m¨¢s alta de la ciudad. La cosa se pone fea cuando de verdad sopla. Unos meses despu¨¦s de la inauguraci¨®n del Pirul¨ª, con Mick Jagger devolviendo cierta neutralidad a la bandera rojigualda en el Vicente Calder¨®n, la memorable tormenta durante el concierto de los Rolling Stones encendi¨® la alarma. Aquello se mov¨ªa. Mucho. ¡°Durante mucho tiempo ten¨ªan un p¨¦ndulo¡± en el centro de control para comprobar la oscilaci¨®n: casi medio metro, explica Moreno.
Cuando se inaugur¨® el Pirul¨ª, ¨¦l acababa de terminar los estudios de ingenier¨ªa de telecomunicaciones. Su carrera ha ido pareja a la historia de la torre: pas¨® de RTVE a Retevisi¨®n (en 1989, tambi¨¦n empresa p¨²blica) y en 2003 a Abertis Telecom, su actual propietaria. ?l y otras 19 personas trabajan para no ser noticia: ¡°Si pasamos desapercibidos es que todo va bien¡±. Cuando algo falla se entera de inmediato toda la ciudad. El incidente m¨¢s importante, un incendio en agosto de 2002, que tuvo a los madrile?os tres dram¨¢ticas horas sin televisi¨®n.
Lo que no pas¨® desapercibida fue la construcci¨®n de la torre. Los madrile?os ve¨ªan c¨®mo en solo 12 meses se levantaba un fuste de hormig¨®n. Su arquitecto, Emilio Fern¨¢ndez Mart¨ªnez de Velasco, recordaba a?os despu¨¦s que levantar su ¡°obelisco funcional¡± estuvo ¡°chupado¡±. Desde entonces, Torrespa?a marca un hito en el skyline de la ciudad. ¡°El Pirul¨ª era un s¨ªmbolo de la Espa?a que quer¨ªa ser; dibuj¨® un nuevo paisaje urbano, imponente¡±, comenta V¨ªctor Manuel. Los arquitectos valoran m¨¢s su significado que su dise?o. ¡°Hizo visibles los procesos invisibles, fue la imagen simb¨®lica y cotidiana de la creciente importancia de los medios de comunicaci¨®n a distancia¡±, dice Andr¨¦s Jaque, que contrapone la falta de dise?o del Pirul¨ª con la ¡°brillante¡± arquitectura de la torre de comunicaciones de Collserola de Norman Foster en Barcelona. ¡°son mucho m¨¢s bonitas las antenas y equipos que la han ido coronando que la torre en s¨ª misma¡±. ¡°No es la torre Eiffel¡±, bromea el catedr¨¢tico Juan Miguel Hern¨¢ndez Le¨®n, que pese a que no le concede relevancia arquitect¨®nica le reconoce el valor de icono. ¡°Es un artefacto como tantos otros¡±, opina pero ayuda ¡°a interpretar la ciudad¡±. Sin embargo Hern¨¢ndez no recuerda que hubiese pol¨¦mica alrededor del Pirul¨ª. ¡°Quiz¨¢ por su ubicaci¨®n junto a la M-30 que no ten¨ªa la centralidad que tiene ahora¡±.
El icono de ese Madrid ochentero v¨ªctima de las hombreras y el caballo dio para algunas otras inspiraciones. Los Refrescos lo colocaron al nivel del oso y el madro?o o la Cibeles para denunciar la falta de playa en la capital (1989), Joaqu¨ªn Sabina lo us¨® para reclamar transparencia e imaginaci¨®n (1984), Fernando Garc¨ªa Tola le escrib¨ªa al Querido Pirul¨ª su propio programa de televisi¨®n (1988) y Pedro Almod¨®var lo sacaba en Mujeres al borde de un ataque de nervios (1988). Pasada esa d¨¦cada ilusionada en la que el pa¨ªs, en descripci¨®n de V¨ªctor Manuel, andaba ¡°descubriendo c¨®mo es, aunque sepa muy bien lo que no quiere ser¡± llegaron la del desencanto, la del boom econ¨®mico y la de la crisis. ¡°Ahora ya sabemos lo que somos, pero no nos gusta lo que vemos cuando nos miramos¡±, remata el cantante.
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