Un juzgado investiga la concesi¨®n minera de la Xunta a Cementos Cosmos
Asociaciones vecinales de Triacastela denuncian que la conseller¨ªa de Fernando Blanco legaliz¨® la cantera ¡°a escondidas¡±, sin posibilidad de recurso ni declaraci¨®n de impacto ambiental
El relato vecinal comienza en 1970, cuando un consejo de ministros de Franco dio luz verde a la tramitaci¨®n de un expediente de expropiaci¨®n urgente de tierras de Triacastela a favor de la empresa gallega que entonces se llamaba Cementos del Noroeste y hoy es Cosmos, del grupo Cimpor. En febrero del 71, supuestamente porque otra firma con m¨¢s influencia, con minas en Pedrafita, ten¨ªa preferencia sobre aquellos montes de entra?as calc¨¢reas, el proceso se par¨® en seco. Pero de cualquier manera Noroeste, que ya ten¨ªa f¨¢brica de cemento en Oural (Sarria), se hizo con el territorio comprando a los particulares. Dej¨® sentada su titularidad en el registro de la propiedad de Becerre¨¢, en 1978 comenz¨® a extraer caliza para alimentar la f¨¢brica y en 1986, seg¨²n los vecinos de la zona, cambi¨® de denominaci¨®n y ¡°reescritur¨® todo¡± a nombre de Cosmos.
Cuarenta y dos a?os despu¨¦s, siguen escribi¨¦ndose los cap¨ªtulos de una historia sembrada de presuntas irregularidades, y en Triacastela acaban de enterarse (porque dos testigos del proceso terminaron cont¨¢ndolo) de que la Xunta aprob¨® en 2008 la reclasificaci¨®n de la licencia de explotaci¨®n minera a favor de Cosmos ¡°a escondidas¡±: ¡°Sin anuncio, sin posibilidad de recurso y sin las obligatorias declaraciones de impacto ambiental¡±. Al frente de Industria, la conseller¨ªa responsable, estaba el nacionalista Fernando Blanco, ahora tambi¨¦n exdiputado imputado en la Operaci¨®n Campe¨®n por supuestos intercambios de favores con el empresario Jorge Dorribo. Los vecinos denunciaron la situaci¨®n a la Guardia Civil, creyendo que intervendr¨ªa el Seprona, pero los agentes consideraron que el caso traspasaba sus fronteras y requer¨ªa una investigaci¨®n judicial.
El juzgado de Instrucci¨®n de Becerre¨¢ ha abierto diligencias previas por un supuesto ¡°delito o falta contra los recursos naturales y el medio ambiente¡± y ya ha llamado a testificar a vecinos de Triacastela. La juez indaga ahora c¨®mo Cosmos se instal¨® en el monte que llaman A Pedra y de qu¨¦ manera obtuvo en Industria la transformaci¨®n de su elemental permiso de explotaci¨®n de tipo A, para modestas extracciones de ¨¢ridos, en una ambiciosa licencia C, que otorga derechos de expropiaci¨®n forzosa en pro del inter¨¦s empresarial. A esto se suma la circunstancia de que la licencia anterior, la de secci¨®n A, seg¨²n los denunciantes tambi¨¦n se hab¨ªa tramitado (con Fraga, en 2001) sin estudio ambiental ni periodo de alegaciones.
En 2005, Industria inici¨® la reclasificaci¨®n del permiso de Cosmos. Y opt¨® por la v¨ªa convencional, con luz y taqu¨ªgrafos, con lo que los afectados pudieron reclamar. ¡°Hubo mucha movilizaci¨®n vecinal, tanto Adega como el propio Ayuntamiento presentaron alegaciones, y logramos pararlo a tiempo¡±, recuerda Marcos Celeiro, presidente de uno de los colectivos que denuncian a Cosmos, la Asociaci¨®n Cultural O Iribio. Pero ¡°tres a?os despu¨¦s¡± la conseller¨ªa reanud¨® la tramitaci¨®n ¡°sin darle publicidad y sin informar a las partes que hab¨ªan recurrido la concesi¨®n¡±.
Un consejo de ministros de Franco, en 1970, aprob¨® la expropiaci¨®n urgente
Desde que a principios de este a?o supieron lo que hab¨ªa sucedido, seg¨²n dicen, a sus espaldas, dos colectivos vecinales (la citada Asociaci¨®n O Iribio y la Asociaci¨®n Veci?al Monte Caldeir¨®n) y el grupo ecologista Adega solicitaron informaci¨®n sobre la reclasificaci¨®n de 2008 a la Xunta, pero Minas se la ¡°neg¨®¡±. Federico Mart¨ªnez, director de la cementera en Oural, confirm¨® a este peri¨®dico que efectivamente se produjo el cambio de categor¨ªa y que existen derechos de expropiaci¨®n sobre los ¡°prados¡± vecinos.
Estos derechos se extienden a lo largo y ancho de 11 cuadr¨ªculas mineras, que abarcan una superficie mucho mayor (360 hect¨¢reas, informan los vecinos) que el terreno que posee Cosmos en Triacastela (99 hect¨¢reas, seg¨²n la empresa; m¨¢s de 120, seg¨²n los habitantes de la zona). Dentro, adem¨¢s de la Cova Eir¨®s (un yacimiento neandertal para el que Adega acaba de pedir la declaraci¨®n de BIC), seg¨²n los afectados caen cinco n¨²cleos de poblaci¨®n (Cancelo, Teixo, Casti?eiro, Vilar y Vilavella), un tramo del Camino de Santiago (protegido por la Unesco), una zona de la Red Natura (la empresa lo niega) y un r¨ªo.
¡°El alcalde de la ¨¦poca vendi¨® el monte sin consultar a los due?os¡±
Los afectados recuerdan que estos derechos, sin embargo, no est¨¢n respaldados por ¡°ninguna licencia municipal¡±. ¡°No tienen permiso y adem¨¢s no pagan impuestos en el Ayuntamiento¡±, asegura Celeiro. La alcaldesa, de momento, no quiere hablar. Olga Iglesias (PP), dice que el asunto es complejo ¡°legal y socialmente¡± y, pese a que est¨¢ a punto de dar a luz, emplaza a dentro de dos semanas para hacer declaraciones.
Las asociaciones vecinales aseguran que investigaron si hab¨ªa pasado algo en la Administraci¨®n cuando comprobaron que la empresa hab¨ªa empezado a cortar caminos, a talar y a realizar obras, como ¡°una especie de presa¡± en el cauce del r¨ªo. Seg¨²n estos colectivos, Cosmos tiene autorizado un plan de restauraci¨®n que proyecta una ¡°balsa de decantaci¨®n de lodos¡±, pero la empresa lo niega: No habr¨¢ balsa ni presa. Solo se est¨¢ abriendo un ¡°camino de acceso a un nuevo frente¡±. Adega denunci¨® hace d¨ªas que los vecinos de O Casti?eiro ¡°tienen que dar un rodeo de 12 kil¨®metros¡± para llegar a Triacastela, cuando antes usaban un atajo de solo cuatro.
Adem¨¢s, due?os de terrenos agr¨ªcolas se quejan de que, cantera abajo, el r¨ªo est¨¢ seco. ¡°Cosmos argumenta que al comprar las tierras adquiri¨® tambi¨¦n los derechos de regad¨ªo¡±, comenta Celeiro, nieto de uno de los vecinos que vendieron en los setenta.Cuando en 1971 el Gobierno par¨® el expediente de expropiaci¨®n, representantes de Cementos del Noroeste comenzaron a rondar, ¡°puerta a puerta¡±, a los vecinos para comprarles prados y leiras. Seg¨²n Celeiro, ¡°recurrieron a las amenazas, y a alguno que se mostr¨® rebelde le fue por casa la Guardia Civil¡±. El alcalde franquista, por su parte, ejerci¨® su tutela sobre las comunidades y ¡°vendi¨® a la empresa en nombre de los vecinos, sin consultarlos, 60 hect¨¢reas de monte de dos asociaciones por 2.150.000 pesetas¡±. Los vecinos de Vilar denunciaron la operaci¨®n y perdieron el juicio.
¡°La legalidad est¨¢ con la empresa¡±
La cementera asegura que el expediente de reclasificaci¨®n minera que concluy¨® en 2008 es el que se inici¨® en 2005, y cumpli¨® con ¡°todos los tr¨¢mites de exposici¨®n p¨²blica, alegaciones, e informes pertinentes¡±. En la documentaci¨®n, explica, ¡°constan las alegaciones¡± (que ¡°no est¨¢n sujetas a debate¡±) y ¡°el informe del gabinete jur¨ªdico de Innovaci¨®n e Industria sobre las mismas¡±.
Respecto al proceso de adquisici¨®n de los terrenos, algo que los denunciantes definieron como ¡°usurpaci¨®n¡±, Cosmos-Cimpor afirma que est¨¢ todo ¡°escriturado¡± y ¡°documentado¡± y que ¡°la legalidad est¨¢ con la empresa¡±. Fuentes de la cementera tambi¨¦n hace valer el hecho de que entre sus fundadores hubo ¡°destacados galleguistas, no muy alineados con Franco¡± y que el r¨¦gimen no les hizo favores. Tanto como entonces, sin embargo, hoy la caliza de Triacastela es ¡°clave¡± para Oural. Sin mina no hay cementera.
Cosmos, que a finales de este mes recibir¨¢ en C¨®rdoba el premio Atila de Ecologistas en Acci¨®n por su ¡°contribuci¨®n a la destrucci¨®n del medio ambiente¡±, mantiene tambi¨¦n un conflicto con los vecinos de Toral de los Vados (Le¨®n) porque proyecta utilizar los hornos de carb¨®n de la planta cementera que la empresa tiene en la localidad para quemar neum¨¢ticos, pl¨¢sticos y lodos. Para evitarlo, en Toral esgrimen la sentencia de 2008 en la que el Tribunal Superior de Xustiza prohibi¨® hacer lo mismo en la f¨¢brica de Oural.
En Triacastela, en cambio, la hoy multinacional defiende su plan de restauraci¨®n avalado por la Xunta en 2007, aunque los ecologistas lo tachan de ¡°barbaridad¡±. Como ejemplo de su implicaci¨®n en el municipio, Cosmos cita su ¡°colaboraci¨®n, desde hace m¨¢s de 20 a?os, con los arque¨®logos e investigadores de Cova Eir¨®s¡±. La Asociaci¨®n Cultural O Iribio, no obstante, dice que en aquella zona hab¨ªa muchas m¨¢s cuevas, pero solo Eir¨®s se salv¨®.
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