Una pasarela en la playa

Medias, cors¨¦ y canes¨². Todo para aderezar la pieza principal, un traje de ba?o, m¨¢s parecido a un vestido que a cualquier otra cosa que se pueda ver hoy en una playa. As¨ª, con toda la parafernalia, se ba?aban ¡ªmejor dicho se mojaban¡ª, las mujeres a finales del siglo XIX. La exposici¨®n Trajes de ba?o y exposici¨®n corporal. Una historia alternativa del siglo XX, inaugurada ayer en el Museo Balenciaga, propone un recorrido sobre la evoluci¨®n de la pieza desde 1880 hasta la actualidad.

Comienza el recorrido con una peque?a muestra de aquellas prendas de ropa, con las que intentar dar una brazada en el mar podr¨ªa equivaler casi a hundirse como una piedra. ¡°Con eso era imposible ba?arse, el peso del tejido mojado no lo permit¨ªa¡±, explic¨® la comisaria, Beverly Birks. La exposici¨®n se articula en torno a 57 piezas, todas propiedad de Birks, y se completa con im¨¢genes de la filmoteca vasca y fotograf¨ªas de los fondos de Kutxa.

La exposici¨®n, m¨¢s que un repaso sobre la evoluci¨®n de costumbres, tendencias y tejidos, tambi¨¦n invita a reflexionar sobre la cada vez mayor autonom¨ªa de las mujeres. ¡°Hemos pasado de estar completamente cubiertas, a que nuestro cometido fuera exclusivamente el de procrear, a tener mayor libertad¡±, explic¨® la comisaria.

Solo as¨ª se entiende el impacto y revoluci¨®n que caus¨® la actriz Brigitte Bardot cuando decidi¨® lucir en un Festival de Cannes un bikini, record¨® Birks o que una de las piezas expuestas ¡ªun ba?ador de 1964, cuyo pecado fue cubrir los costados y zona del estern¨®n con una rejilla¡ª fuera portada del Wall Street Journal. ¡°El ba?ador del esc¨¢ndalo¡±, apunt¨® la comisaria, que ha decidido poner fin al recorrido con un traje de neopreno, s¨ªmbolo de una mujer deportista, nadadora o surfista, y que ahora tiene la oportunidad de vestir lo que le plazca una playa.