Un magma indescifrable
Lo que deb¨ªa ser experimentaci¨®n, hondura guitarrera y psicodelia flamenca deriva en un magma indescifrable, en fuente de frustraci¨®n
Ya nunca sabremos, por desgracia, si a don Enrique Morente le habr¨ªa gustado el tributo que le brindan Los Evangelistas. Es probable que s¨ª, porque el maestro era hombre de esp¨ªritu ecl¨¦ctico y, sobre todo, coraz¨®n generoso. Pero quiz¨¢s habr¨ªa guardado prudencial silencio sobre la puesta en escena de anoche, que se anunciaba en el Matadero como la fiesta inaugural del D¨ªa de la M¨²sica y m¨¢s bien asemej¨® un aquelarre. La Nave 16 es un espacio de origen fabril que ayer pareci¨® taller clandestino, un paraje inh¨®spito donde la fuente lum¨ªnica m¨¢s poderosa eran a veces los cirios diseminados por el escenario. Nadie dijo que fueran lo mismo oscuridad y sordidez.
Se lamentaban algunos t¨¦cnicos sobre las dificultades de sonorizaci¨®n del espacio, y quiz¨¢s no les falte raz¨®n. No escuchamos queja alguna, tres semanas atr¨¢s, a quienes se encargaron de que Eli Paperboy Reed o The Impressions sonaran, en el mismo lugar y con el doble de m¨²sicos, a gloria bendita. Y el problema es muy grave, porque lo que deb¨ªa ser experimentaci¨®n, hondura guitarrera y psicodelia flamenca deriva en un magma indescifrable, en fuente de frustraci¨®n. Los hallazgos admirables de Omega, el disco de Enrique con Lagartija Nick, se esfumaron ayer sin dejar apenas rastro. Porque, adem¨¢s, en Los Evangelistas parece mandar m¨¢s J (Los Planetas) que Antonio Arias (Lagartija). Y pasa lo que pasa.
J ha sentido la llamada del flamenco, como demuestran los dos ¨²ltimos vol¨²menes planeteros, pero esa voz mortecina frustra el grueso de sus intenciones. Salvo en La reja, murmura de un modo mon¨®tono como un bostezo o aplica una afinaci¨®n tan laxa que, ay, las Alegr¨ªas de Enrique parecieron un cuadro expresionista.
Solo en la segunda mitad, a partir de El loco, el auditorio se resign¨® a su suerte y adapt¨® los o¨ªdos a lo poco que cab¨ªa ser escuchado. Ayudaron a levantar el vuelo las apariciones de Sole¨¢ Morente y Carmen Linares, pero poco m¨¢s. El homenaje pod¨ªa ser loable, pero se queda en evangelio ap¨®crifo. Quiz¨¢s porque la palabra del dios flamenco merezca mejores condiciones para ser predicada.
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