A empujones
Los que acosan a Catalu?a no deben sorprenderse de que el deseo de salir de Espa?a aumente entre los catalanes
Hace ahora dos a?os, despu¨¦s de que el Tribunal Constitucional hubiese dado a luz por fin su decisi¨®n sobre el Estatuto de Catalu?a de 2006, la entonces ministra de Defensa y reputada jurista, Carme Chac¨®n, se declar¨® literalmente ¡°feliz¡± y ¡°satisfecha¡± con aquella sentencia que ¡ªseg¨²n ella¡ª dejaba intacto ¡°el 95 % del Estatuto¡±. Semanas m¨¢s tarde, por medio de un art¨ªculo firmado en estas mismas p¨¢ginas junto con Felipe Gonz¨¢lez (Apuntes sobre Catalu?a, EL PA?S, 26 de julio de 2010), Chac¨®n insist¨ªa en la teor¨ªa del rasgu?o: ¡°En rigor, los efectos jur¨ªdicos del fallo sobre la realidad del Estatuto son peque?os. (¡) La pr¨¢ctica totalidad sigue en vigor, y podr¨¢ ser desarrollado con la misma normalidad jur¨ªdica y pol¨ªtica con la que se ha hecho en los cuatro a?os transcurridos. El fallo (¡) reconoce los derechos hist¨®ricos, el estatuto ling¨¹¨ªstico, la bilateralidad¡¡±.
Pero no. Contra la tesis de quien encarna ¡ªya saben¡ª ¡°la Catalu?a optimista¡±, no era un rasgu?o, sino una herida profunda lo que infligi¨® el Constitucional al Estatuto catal¨¢n. Una herida que, infectada por quienes llevan d¨¦cadas tratando de envenenar nuestra convivencia ling¨¹¨ªstica, y con el indispensable apoyo de la alta judicatura espa?ola, amenaza hoy con destruir el modelo de pa¨ªs ¡ªno dramatizo, la escuela es una pieza b¨¢sica de la arquitectura social¡ª que los catalanes nos hemos dado democr¨¢ticamente desde 1980. Bastaba ver el tono sa?udo, de revancha ideol¨®gica, con que cierto diario titulaba anteayer: ¡°El Supremo vuelve a ordenar a Catalu?a que ense?e en espa?ol¡±.
Sin embargo, y dado que todo esto de las sentencias, y los recursos, y las interpretaciones jur¨ªdicas, es lento e intrincado, determinados sectores se est¨¢n impacientando y comienzan a exigir medidas m¨¢s expeditivas. El pasado lunes se present¨® a la prensa ¡ªen Madrid, ?d¨®nde si no?¡ª una iniciativa capitaneada por el incombustible Alejo Vidal-Quadras y jaleada medi¨¢ticamente por su antiguo paniaguado y hoy presidente del Grupo Intereconom¨ªa, Julio Ariza Irigoyen, pues es de bien nacidos ser agradecidos.
Determinados sectores se est¨¢n impacientando y comienzan a exigir medidas m¨¢s expeditivas
La operaci¨®n consiste, en primera instancia, en una carta abierta suscrita por 34 firmantes, lo m¨¢s granado del espa?olismo con ¨ªnfulas intelectuales de estos ¨²ltimos lustros: Amando de Miguel ¡ªque est¨¢ en esta labor desde el Manifiesto de los 2.300, all¨¢ por 1981¡ª, Fernando Savater ¡ªque no necesita presentaci¨®n¡ª, C¨¦sar Alonso de los R¨ªos ¡ªexcomunista que lleva d¨¦cadas dando la brasa desde Abc¡ª, el antiguo secretario de Estado de Cultura Luis Alberto de Cuenca, el magistrado del Supremo Adolfo Prego, Mikel Buesa, Santiago Abascal, Arcadi Espada e incluso, para darle al asunto un toque dram¨¢tico, un par de v¨ªctimas de ETA, m¨¢s la primera que la segunda: Jos¨¦ Antonio Ortega Lara y el inefable Francisco Jos¨¦ Alcaraz. En suma, se trata del cuadro esc¨¦nico de la Fundaci¨®n para la Defensa de la Naci¨®n Espa?ola (Denaes), con algunas incorporaciones supuestamente izquierdistas procedentes de la ¨®rbita de Rosa D¨ªez.
La misiva de tan ilustres remitentes tiene como destinatario al presidente Mariano Rajoy, al que reclaman un ¡°pacto de Estado que restaure el consenso constitucional¡±, un gran acuerdo entre PP y PSOE y, si ello no fuera posible, ¡°un refer¨¦ndum consultivo¡± para someter al voto popular ¡°la reordenaci¨®n y la racionalizaci¨®n de nuestro sistema pol¨ªtico y auton¨®mico y de nuestra estructura institucional para fortalecer la unidad nacional y conseguir la eficiencia y la viabilidad del Estado¡±. Por si no quedase lo bastante claro, el texto invoca ¡°los muy graves problemas que hoy tiene Espa?a, problemas que se agudizar¨¢n en el inmediato futuro por la ofensiva soberanista que ya se plantea en el Pa¨ªs Vasco y en Catalu?a y que pondr¨¢ a prueba la supervivencia del Estado constitucional¡±.
Mientras concluyo estas l¨ªneas, trasciende la noticia de que, seg¨²n el Bar¨®metro de Verano del Centro de Estudios de Opini¨®n (CEO), el 51,1% de los catalanes votar¨ªa s¨ª a la independencia en un refer¨¦ndum. ?Y alguien va a extra?arse? No es ya que una porci¨®n creciente de la sociedad catalana apueste por salir de Espa?a; es que nos est¨¢n echando a empujones.
Joan B. Culla i Clar¨¤ es historiador.
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