Del miedo al Orgullo

¡°Nos tiraron huevos y nos llamaron marimachos. Cre¨ªan que el sexo entre mujeres era antinatural¡±. Victoria Virtudes, Vito para los amigos, recuerda una de las primeras manifestaciones a las que asisti¨®, convocada en la plaza de Callao por la asociaci¨®n de feministas lesbianas de Madrid. No sabe con certeza si fue en 1976 o en 1977, ¡°pero seguro que han pasado m¨¢s de 35 a?os¡±, dice. Era una veintena de mujeres lesbianas y feministas que clamaba por la igualdad en un momento de transici¨®n democr¨¢tica todav¨ªa dictatorial. Hoy observa la plaza y se congratula de lo que han conseguido desde entonces. La fiesta del Orgullo 2012 ya ha comenzado y las calles se han vestido de arco¨ªris para la ocasi¨®n. Sonr¨ªe satisfecha y siente que, en parte, ha sido gracias a ella.

Alejandro Alder lleg¨® m¨¢s tarde a la lucha. Sabe que Vito fue una de las primeras piedras que construyeron la igualdad y la diversidad que se respira en Madrid actualmente. ?l tambi¨¦n se declara feminista y agradece a esta mujer de 55 a?os y a todos los que la acompa?aron lo que hicieron por las generaciones futuras. No se conoc¨ªan antes de este encuentro, pero sus vidas han estado entrelazadas. El a?o que los une es 1978.

El 25 de junio de ese a?o, Vito fue una de las 7.000 personas que salieron a las calles de Madrid por los derechos de los homosexuales en la que fue la primera manifestaci¨®n por la igualdad y la diversidad en la capital de Espa?a. Alejandro naci¨® dos meses despu¨¦s y, a mitad de los noventa, se convirti¨® en activista para luchar por los mismos derechos por los que Vito combati¨® 20 a?os antes. En un bar de Augusto Figueroa, en pleno Orgullo 2012, conversan sobre lo que ha cambiado desde entonces:

¡ªYa no hay miedo ¡ªdice Vito.

¡ªHay referentes ¡ªresponde Alejandro¡ª Seguimos luchando por lo mismo. Libertad, respeto por la diversidad y los derechos humanos. Queremos ser exactamente igual que un heterosexual.

Caminan hacia la plaza de Chueca, el barrio que ha acogido desde el primer Orgullo, en 1978, la fiesta y las manifestaciones de un colectivo marginado y calificado de ¡°peligro social¡± durante el r¨¦gimen de Franco. Vito lo recuerda a la perfecci¨®n: ¡°Hab¨ªamos perdido el miedo a salir de los armarios, de las casas en las que est¨¢bamos ocultos y ocultas. Pero tambi¨¦n est¨¢bamos perplejos. Cre¨ªamos que ser¨ªamos cuatro y al final se convirti¨® en una manifestaci¨®n en toda regla. Fue el punto de partida. Pod¨ªamos cambiar las cosas y lo m¨¢s importante era que no est¨¢bamos solos¡±.

Vito mira las calles del barrio y recuerda con dolor que muchos cayeron por defender los derechos de todos, como aquel homosexual que muri¨® al precipitarse misteriosamente desde una tercera planta en la c¨¢rcel de Carabanchel, en 1976. Hoy las parejas se besan en cada esquina y se prev¨¦ que m¨¢s de un mill¨®n de personas recorran este fin de semana las calles de Madrid como signo de tolerancia y respeto a la diferencia y a la libertad de decisi¨®n.

Vito y Alejandro est¨¢n especialmente preocupados en este Orgullo 2012, marcado por el recurso de inconstitucionalidad contra la ley de matrimonios homosexuales interpuesto por el Partido Popular (PP). Un recurso que, seg¨²n Vito y Alejandro, es una amenaza para miles de familias, m¨¢s de 30.000, que ahora viven en un clima de incertidumbre a la espera del fallo del Tribunal Constitucional. ¡°Yo sab¨ªa que ¨ªbamos a dar un paso atr¨¢s. He vivido muchos gobiernos y los de derechas no empatizan. Pueden ser homosexuales, pero en sus casas¡±, opina Vito. ¡°Estamos en una sociedad falocr¨¢tica y patriarcal donde no entra lo diferente¡±, sentencia, le da un trago a su cerveza en una terraza de Chueca y se enciende un cigarrillo. Est¨¢ curtida por la experiencia.

Alejandro la escucha sin perder palabra. Le da un trago a su Coca-Cola Zero y rememora aquella manifestaci¨®n de 2005, a?o en que se aprob¨® la ley del matrimonio igualitario. ?l, colombiano de nacimiento, particip¨® junto con su asociaci¨®n castellano-manchega Bolo Bolo, perteneciente a la FELGTB (Federaci¨®n Estatal de Lesbianas, Gais, Transexuales y Bisexuales). ¡°Est¨¢bamos plet¨®ricos. Estren¨¢bamos igualdad, recuper¨¢bamos nuestra dignidad¡±, recuerda. Ahora solo espera que el Constitucional sea consecuente y no d¨¦ un pas¨® atr¨¢s en todo lo que han conseguido durante las ¨²ltimas d¨¦cadas, empezando por Vito, siguiendo por ¨¦l y por todos los j¨®venes que ya no sienten miedo de declararse homosexuales, transexuales o bisexuales. ¡°No quiero volver a ser ciudadano de segunda¡±, concluye.

La conversaci¨®n se ve interrumpida por un desfile improvisado de banderas y tambores, de m¨²sica y reivindicaciones. ¡°?Qui¨¦n dice que a trav¨¦s de lo l¨²dico no se puede exigir derechos fundamentales?¡±. Alejandro lanza la pregunta al aire.

¡ª?Nadie! ¡ªcontesta emocionada Vito.

?l se uni¨® a la lucha por la igualdad despu¨¦s de sufrir el acoso escolar en su colegio en Colombia. ¡°Me llamaban de todo y me promet¨ª que har¨ªa lo que fuera para frenar esa homofobia¡±, recalca. Viene de un pueblecito peque?o del interior de Colombia y de familia conservadora. Fue una odisea plantarse frente a los suyos y reconocer su homosexualidad. ¡°Es mi cuerpo y yo decido lo que hacer con ¨¦l¡±, afirma. ¡°Fue una conquista personal¡±.

Aquel 25 de junio de 1978, Vito Virtudes luchaba por que eso fuera posible. ¡°Ese d¨ªa decidimos a gritos que ser¨ªamos libres¡±. Se miran y sonr¨ªen. El camino ha sido largo. Y todav¨ªa no ha terminado.

Casi pis¨¢ndose las palabras aseguran que no van a permitir que les quiten ni un solo derecho logrado con sudor y mucho esfuerzo. ¡°Recuerdo de nuevo la cantidad de gente que muri¨® en los setenta por esto¡±, repite Vito. ¡°Somos un referente en el mundo. ?Qu¨¦ pasar¨¢ si volvemos atr¨¢s?¡±, se pregunta esta hist¨®rica feminista, cofundadora de la Comisi¨®n Pro-Derecho al Aborto, de la Comisi¨®n de Agresiones y de la Comisi¨®n de Lesbianas.

Ella nunca tuvo problemas en decirle a su familia que era lesbiana. ¡°Tuve mucha suerte¡±, admite. ¡°Tengo amigos a los que echaron de casa por estar enamorados de personas de su mismo sexo. Por amor, ?entiendes?¡±.

Se felicita por el presente sin olvidar el pasado. ¡°Si cog¨ªas de la mano a tu pareja te met¨ªan en la c¨¢rcel. Y pod¨ªas no salir nunca¡±, asegura, y recuerda que un t¨ªo suyo gay muri¨® en prisi¨®n.

Ambos recuerdan muchos momentos bellos del camino. La vez que la madre de Vito sali¨® a la calle para mostrar el orgullo de tener una hija homosexual. O cuando Alejandro consigui¨® en 2005 que 200 personas salieran a reivindicar en Toledo su condici¨®n y su libertad de elecci¨®n. ¡°Hab¨ªa un grupo de viejecitos en la plaza de la ciudad que nos recibi¨® con aplausos. ?Bravo valientes!, nos dec¨ªan¡±, recuerda.

En este Orgullo LGTB 2012 ¡ªno quieren que los medios lo llamen Orgullo Gay por una cuesti¨®n de visibilidad de todo el colectivo¡ª no van a parar. Vito est¨¢ volcada con la asociaci¨®n de mujeres Entredos, con las que saldr¨¢ a manifestarse por el derecho de cada uno a decidir. Alejandro tambi¨¦n saldr¨¢ ma?ana a la marcha con sus compa?eros castellano manchegos del Bolo Bolo. ¡°Es una fiesta, aunque reivindiquemos cambios pol¨ªticos¡±, dice. ¡°Caminaremos esas dos o tres horas entre carrozas y colectivos que alzan la voz¡±.

Ya es tarde y el calor en Chueca sigue siendo insoportable. T¨®rrido. Las cervezas se han terminado y Alejandro apura su refresco light. La fiesta acaba de comenzar.