El ¡®software¡¯ libre naci¨® en la aldea
Investigadores madrile?os buscan en Galicia las ra¨ªces de la gesti¨®n comunitaria
Son un grupo heterog¨¦neo de personas, de diferentes ¨¢mbitos laborales y acad¨¦micos, unidas en torno al espacio cultural madrile?o MediaLab Prado. Hay gente vinculada al 15-M, antrop¨®logos digitales, profesionales de la ense?anza y muchos m¨¢s perfiles. Todos ellos comparten una misma l¨ªnea de trabajo, ya que se dedican a investigar el procom¨²n, es decir, aquello que no es p¨²blico ni privado sino comunitario.
En su trabajo habitual, aplican esa investigaci¨®n a cuestiones inmateriales, fundamentalmente el conocimiento y los ¨¢mbitos digitales. Temas como el software libre, los derechos de autor o la cultura comunitaria forman parte de su d¨ªa a d¨ªa investigador. Pero el fin de semana pasado decidieron aplicar sus ideas a una realidad m¨¢s palpable. 24 personas salieron desde Madrid en un autob¨²s directo a Galicia.
Uno de los promotores del viaje, Francisco Garc¨ªa Quiroga, explica el motivo del destino. ¡°Galicia es la ¨²nica comunidad que tiene legislaci¨®n propia para los montes mancomunados, que son un claro ejemplo de gesti¨®n colectiva. Lo que quer¨ªamos era ver c¨®mo el concepto de gesti¨®n comunitaria, que parece tan nuevo, ya exist¨ªa en el ¨¢mbito rural gallego desde hace much¨ªsimos a?os¡±, asegura. Por eso hicieron las maletas y se fueron a pasar el fin de semana de San Xo¨¢n a As Mari?as. All¨ª pasaron dos d¨ªas cargados de actividades. En el proyecto tambi¨¦n colaboraba Login-Madrid, un colectivo que promueve una forma diferente de viajar. En sus propias palabras, su objetivo consiste en ¡°acercarse de forma activa y sensible a una realidad social lejana, compleja o estereotipada¡±.
Visitaron el monte comunal de San Ant¨®n, en la parroquia de M¨¢ntara, en Irixoa. El presidente del colectivo que gestiona los terrenos, Jos¨¦ Manuel Bret¨®n, les habl¨® de la historia del lugar: despu¨¦s de ser un monte comunal desde siempre, gestionado por los vecinos, en los sesenta los herederos del marqu¨¦s de Figueroa intentaron privatizar su propiedad, mientras que el Ayuntamiento lo reclamaba como municipal. Finalmente, en 1982 se reconoci¨® como monte comunal, y por lo tanto su gesti¨®n corresponde a los vecinos.
Bret¨®n les explic¨® su caso: ¡°Es una comunidad que no es perfecta, ni somos un ejemplo, simplemente somos una realidad¡±. Con sus defectos, con sus problemas entre vecinos, y tambi¨¦n con sus reivindicaciones. ¡°Un monte com¨²n no es una empresa, no se puede sobreexplotar, y eso es algo que les cuesta entender tanto a la Administraci¨®n como a los propios comuneros¡±, asegura. Su objetivo fundamental consiste en ¡°mantener el monte cuidado para que las pr¨®ximas generaciones lo puedan aprovechar¡±.
El domingo por la ma?ana se reunieron con Lidia Senra, exl¨ªder del Sindicato Labrego Galego. Con ella abordaron cuestiones como la soberan¨ªa alimentaria y la comercializaci¨®n de alimentos en circuitos cortos. Tambi¨¦n conocieron de su mano la iniciativa Rede Galega de Sementes, un proyecto informal impulsado por el sindicato que persigue la recuperaci¨®n y mantenimiento de las semillas locales como patrimonio com¨²n de los pueblos.
Como no pod¨ªa ser de otra manera, los participantes volcaron sus experiencias rurales en el mundo digital. Incluso grabaron un documental que registra cada una de sus actividades. A pie de monte, desde sus m¨®viles siempre conectados, fueron narrando a trav¨¦s de twitter todo lo que ve¨ªan sus ojos. Bajo el hashtag #montecomunal se lanzaron mensajes todo el fin de semana. Beatriz Garc¨ªa contaba: ¡°Escuchando sobre la gesti¨®n del monte comunal de Galicia en la comarca de As Mari?as¡±. Pero tambi¨¦n hab¨ªa espacio para el tiempo libre: ¡°Sardinas y jureles en San Juan¡±, comentaba Jessica Romero la noche del 24 de junio.
El domingo, antes de comer, visitaron una explotaci¨®n ecol¨®gica en Bergondo. Era ya la ¨²ltima parada antes de la vuelta. En la comida debatieron y pusieron en com¨²n los conocimientos adquiridos, algo que ya hab¨ªan hecho el d¨ªa anterior con los parroquianos de M¨¢ntara. Se volvieron a Madrid con la maleta cargada de ideas. Entre otras, que la gesti¨®n com¨²n no solo es posible, sino que es viable econ¨®micamente. Y que existen paralelismos claros entre el concepto actual del procom¨²n y la propiedad comunitaria en el ¨¢mbito rural, tan arraigada en Galicia desde hace siglos.
Ya de vuelta en la capital, el grupo se reuni¨® para analizar con perspectiva los conocimientos adquiridos. As¨ª lo resume Patricia Larrondo, desarrolladora de proyectos del MediaLab y una de las participantes en la iniciativa: ¡°Fue un viaje donde aprendimos, discutimos y valoramos los diferentes lugares en los que se generan procom¨²n¡±, recuerda. Y aporta como conclusi¨®n: ¡°Las ideas de sostenibilidad o gesti¨®n de los recursos entran en di¨¢logo y consonancia con las maneras de hacer en la ciudad, en la red y en el mundo rural¡±.
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