Clandestinidad
Los vascos celebramos los retos de la selecci¨®n nacional de f¨²tbol, lo ¨²nico que queda de nacional espa?ol, m¨¢s que en la intimidad en la clandestinidad. Esto, es evidente, perturba nuestro car¨¢cter. Siempre hemos sido unos reprimidos, lo ¨¦ramos por el poder pol¨ªtico, lo ¨¦ramos muy especialmente por la Iglesia, hac¨ªamos poco sexo, ¨¦ramos muy endog¨¢micos, de ah¨ª el famoso Rh negativo, blas¨®n de gloria hasta que nos enteramos de que puede ser una malignidad de la endogamia, y ahora somos reprimidos por los talibanes de la correcci¨®n patria que nos obligan a llevar burka para que no se nos vea la menor nota de alegr¨ªa cuando la roja marca un gol. No les importa si es de tristeza, pero esta vez hab¨ªa que reprimir la alegr¨ªa.
Lo nuestro ha sido la servidumbre m¨¢s total desde tiempo inmemorial, no libertad. Los que quer¨ªan ser libres se hac¨ªan proscritos o se iban a las Indias. Ven¨ªa el jauntxo y te mandaba voluntario en todas las causas guerreras perdidas ante la historia. Tres movilizaciones por el absolutismo en el XIX, la gran reacci¨®n del 36, y despu¨¦s, lo que cre¨ªamos que era progre, la lucha de liberaci¨®n nacional, que acaba, tras m¨¢s de ochocientos asesinatos crueles e in¨²tiles, en la odisea de la gesti¨®n de la basura m¨¢s cochina que mente humana pueda imaginar. En esto ha acabado.
Pero mientras tanto, y menos mal que Jon Id¨ªgoras lleg¨® a decir que los toros eran vascos, en los bares miramos la retrasmisi¨®n del campeonato europeo, jugando la roja, con mirada de desd¨¦n, como si no nos importase, y cuando se nos escapa un irreprimible ?ay!, porque el chut de Iniesta roza el larguero, miramos alrededor a ver qui¨¦n nos ha visto. Esto tiene que producir enfermedades.
Pasas la muga, menos mal que Euskal Herria es muy peque?ita, y ves la fiesta y la alegr¨ªa, y ves extranjeros que apoyan a los suyos, y no pasa nada, y aqu¨ª estamos tan acojonados que los chinos van a tener p¨¦rdidas por no poder vender las banderas y camisetas espa?olas. Falta la tesis doctoral sobre la raz¨®n por la que los navarros no quieren ser Euskadi, porque no sabemos hacer la fiesta, porque hasta los festivos alardes de Ir¨²n y Hondarribia los politizamos y convertimos en fuente de conflicto, ellos pusieron orden en San Ferm¨ªn porque la fiesta es sagrada, de lo que dio fe nada menos que Hemingway. Este secular fastidiarlo es lo que nos ha hecho adustos, serios, un poco dados a la violencia, as¨ª que cuando salimos afuera nos sabemos divertir y la gente nos quiere. Es que lo necesitamos.
Ya va siendo hora de mandar al muladar de la historia, por no decir otro sitio m¨¢s soez, a esta sociedad tan correctamente encorsetada por un tradicionalismo atroz. Menos mal que siempre nos quedan los rebeldes, los que se rebelan ante tanta gloria de ser vascos, ante nuestra inmemorial felicidad, de lo beneficioso de todo lo que nos rodea, y aparecen los cr¨ªticos y los molestos. En esto, precisamente, Euskadi est¨¢ m¨¢s adelantada que otros sitios que no digo el nombre por miedo a otros talibanes de la perfecta correcci¨®n. Y en el pr¨®ximo hablaremos de pol¨ªtica.
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