El agua en el Vinalop¨®
"El reto est¨¢ en vencer rencillas y malos entendidos para sentarse a planificar y gestionar entre todos la situaci¨®n actual"
Hablar del agua en el Vinalop¨® supone asumir riesgos. El debate sobre esta cuesti¨®n se ha movido en los ¨²ltimos a?os m¨¢s en la esfera pasional que en el ¨¢mbito de la discusi¨®n serena y razonada, y ha sido utilizado en demasiadas ocasiones como arma arrojadiza para defender posturas pol¨ªticas, m¨¢s interesadas en beneficios partidistas, que en dar soluciones a los problemas de los ciudadanos de esta comarca.
Hace algo m¨¢s diez a?os, tuve la oportunidad de visitar algunas de las principales comunidades de regantes de las comarcas del valle del Vinalop¨® y de l'Alacant¨ª. Como pude constatar de la voz de los propios protagonistas, el agua era un grave problema en la mayor¨ªa de ellas. Los regantes del Bajo Vinalop¨® se ve¨ªan obligados a extraer agua salobre a 500 metros de profundidad, de un acu¨ªfero sobreexplotado, a un precio de 67 pesetas (cuarenta c¨¦ntimos de euro) el metro c¨²bico all¨¢ en el a?o 1996.
Pero la situaci¨®n no era bien distinta en otras comunidades que, ante la escasez de recursos disponibles utilizaban las aguas residuales depuradas en unas condiciones que ahora considerar¨ªamos inaceptables, o ten¨ªan que adquirir agua destinada al abastecimiento a precios muy superiores a lo asumible para garantizar la rentabilidad de sus explotaciones. Pero, a¨²n siendo el agua un grave problema, ¨¦ste no era su mayor preocupaci¨®n en aquel entonces. Los italianos supon¨ªan una amenaza mayor para los productores de uva de mesa debido a la penetraci¨®n de sus productos en el mercado nacional, y los cultivos tradicionales de secano ten¨ªan que hacer frente a las dificultades de mecanizaci¨®n que presentaban sus parcelas frente a las de sus competidores.
Desde entonces hasta ahora, el discurso del agua se ha enrevesado, ha habido manifestaciones, tractoradas y en algunas ocasiones responsables p¨²blicos han tenido que abandonar reuniones escoltados. Por medio fueron aprobadas dos importantes leyes que en ning¨²n caso contaron con el respaldo del partido mayoritario en la oposici¨®n. En el a?o 2001, con el gobierno de Aznar, se aprob¨® el Plan Hidrol¨®gico Nacional que inclu¨ªa como medidas para paliar la escasez de recursos en estas comarcas el trasvase del Ebro y la conducci¨®n J¨²car-Vinalop¨®. En 2004, bajo el gobierno de Zapatero, se derog¨® el trasvase del Ebro, y se aprob¨® simult¨¢neamente el Plan Agua, que ten¨ªa como objetivo el suministro de nuevos recursos procedentes de la desalaci¨®n y reutilizaci¨®n de las aguas depuradas. Posteriormente, en 2005 se autoriz¨® el cambio de toma de agua en la conducci¨®n J¨²car-Vinalop¨®, desde Cortes de Pall¨¢s, como estaba inicialmente previsto, al Azud de la Marquesa en Cullera.
Dejando aparte las pol¨¦micas suscitadas, la situaci¨®n actual es bien distinta a la de hace una d¨¦cada. Los recursos naturales apenas han experimentado cambios significativos pero, por contra, se han efectuado cuantiosas inversiones respaldadas con fondos comunitarios que han supuesto un incremento espectacular de la cantidad y calidad de los recursos actualmente disponibles.
Si nos fijamos en el abastecimiento, con la finalizaci¨®n del Plan de Desalaci¨®n previsto, se habr¨¢n invertido m¨¢s de 500 millones de euros en la provincia de Alicante y se dispondr¨¢ de un volumen de agua superior a los 100 hm3 para el suministro urbano. Este volumen, equivalente al consumo de cuatro ciudades del tama?o de Alicante, cubrir¨¢ con creces las necesidades de los municipios del litoral y eliminar¨¢ del horizonte la lacra de los cortes de suministro que a¨²n padecen algunas poblaciones.
Pero no ser¨¢n estos los ¨²nicos beneficiarios de la puesta en marcha del Plan de Desalaci¨®n, ya que en paralelo a la entrada en servicio de las desaladoras, el Alto Vinalop¨® recuperar¨¢, de repente, unos recursos que desde hace 100 a?os sal¨ªan de sus pozos a trav¨¦s del Canal del Cid para abastecer Alicante y su entorno. Esta nueva bolsa de agua, equivalente al suministro de cuatro ciudades del tama?o de Villena, permitir¨¢ garantizar las necesidades urbanas futuras de la comarca en el medio y largo plazo.
Las inversiones en regad¨ªo tampoco se han quedado atr¨¢s en estos a?os, y la finalizaci¨®n de las obras de la conducci¨®n J¨²car-Vinalop¨®, con una inversi¨®n superior a los 300 millones de euros, de los que 120 millones corresponden a financiaci¨®n europea, permitir¨¢ transferir hasta 80 hm3 desde el r¨ªo J¨²car hasta la balsa de San Diego en Villena. En algunas ocasiones se ha puesto en duda la calidad de este agua para el uso agr¨ªcola, pero no olvidemos que es la misma que utilizan en la Ribera del J¨²car para el riego de sus f¨¦rtiles huertas, y que est¨¢ calificada como admisible por la Confederaci¨®n Hidrogr¨¢fica del J¨²car en base a los an¨¢lisis que sistem¨¢ticamente realiza. Calidad que, por otra parte, se ve confirmada con la presencia de una especie protegida tan exigente como el blenio de r¨ªo en el mismo Azud de la Marquesa desde donde parte el trasvase.
Pero dejando de lado esta cuesti¨®n, no ha sido ¨¦sta la ¨²nica infraestructura ejecutada para el riego agr¨ªcola, y en paralelo se han puesto en marcha complejos sistemas de tratamiento terciario en las principales plantas depuradoras de estas comarcas (Rinc¨®n de Le¨®n, Monte Orgegia, Elche, etc.) para cumplir con los exigentes requisitos legales que marca el Real Decreto de 2007 para la reutilizaci¨®n de las aguas depuradas.
Este es el nuevo escenario, donde las cuantiosas inversiones realizadas, y en gran parte subvencionadas con fondos europeos, han permitido poner a disposici¨®n de las poblaciones y agricultores nuevas aportaciones con las que paliar el secular d¨¦ficit que arrastraba el valle del Vinalop¨® y la comarca de l'Alacant¨ª. El reto est¨¢ en vencer rencillas y malos entendidos para sentarse a planificar y gestionar entre todos la situaci¨®n actual.
Enrique Lapuente es ingeniero de Caminos.
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