Avances
Sin que sepamos todav¨ªa cu¨¢ndo van a celebrarse, nos llueven ya toda una serie de encuestas sobre los resultados de las elecciones vascas, se?al clar¨ªsima de que nuestros ¨¢nimos est¨¢n ya en ello y de que les vamos a dedicar en adelante mucho de nuestro tiempo y de nuestras preocupaciones. Lo que se nos anuncia es casi lo previsible desde las municipales de hace un a?o y el poco de misterio que se a?ade sobre qui¨¦n vaya a ganarlas no desdice que lo que salga ser¨¢ muy distinto a todo lo que hemos conocido hasta ahora en los sucesivos gobiernos de nuestra comunidad. Como parece claro que los nacionalistas en su conjunto obtendr¨¢n una mayor¨ªa holgada, regresar¨¢n a primer plano las viejas querellas soberanistas, de cuya ausencia en el ¨²ltimo cuatrienio nunca estaremos lo bastante agradecidos al actual Gobierno. S¨¦ que muchos las echan en falta, pero tambi¨¦n s¨¦ que otros est¨¢n tan abrumados ya por lo que sospechan que les viene encima, que han empezado a despreocuparse de lo que pueda ocurrir entre nosotros y a buscarse su rec¨®ndito para¨ªso solitario, al fin y al cabo est¨¢n ya acostumbrados a ser nadie en tierra de nadie.
Ganar¨¢n, parece, los nacionalistas, jeltzales y bildularis, en ese orden, seg¨²n los pron¨®sticos. Y los dem¨¢s, socialistas y peperos, har¨¢n lo posible para situarse de forma m¨¢s o menos airosa en ese escenario y tratar de templar gaitas, esto es, de hallar hueco para una transversalidad que apacig¨¹e la fiebre o que la reconduzca hacia soluciones que siempre ser¨¢n transitorias. As¨ª, el PP apela a su autonomismo para frenar la marea y el PSE centra su discurso en el modelo socioecon¨®mico, apuestas cuya viabilidad depender¨¢ de que consigan movilizar a su electorado y de hacia d¨®nde se inclinen unas pocas decenas de miles de votos. Pese a todo, la contienda parece focalizada hacia sus hipot¨¦ticos ganadores, nacionalistas ambos pero que representan dos formas de entender la sociedad bien distintas, formas que ser¨¢n quiz¨¢ las que vayan a colisionar en estas elecciones pr¨®ximas. Tendremos, pues, m¨¢s nacionalismo, pero las fuerzas que previsiblemente van a capitalizar el voto ser¨¢n tambi¨¦n depositarias de esa otra inquietud, la de qu¨¦ clase de sociedad queremos, inquietud cada vez m¨¢s perceptible y de la que es muestra lo que est¨¢ ocurriendo en Gipuzkoa.
Pues los hechos ser¨¢n los hechos, y su balance no siempre es ajeno a la propaganda interesada, pero los valores son tambi¨¦n los valores. Me resultar¨ªa f¨¢cil ridiculizar la presentaci¨®n que hizo Bildu de su futuro consejo de ministros y mostrar que los universitarios no estamos libres de decir tonter¨ªas, pero me limitar¨¦ a citar algo que all¨ª se dijo, que los conceptos nuevos requieren palabras nuevas para alumbrar una realidad nueva. Ser¨ªamos ingenuos si nos limit¨¢ramos a denunciar en esas palabras, y en toda la presentaci¨®n, el recurso al eufemismo. No, lo que ah¨ª se encierra es el discurso b¨¢sico de los totalitarismos. Es eso lo que est¨¢ en juego.
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