Lecturas olvidadas
El hotel Conde Duque monta una Olvidoteca con los libros abandonados por los hu¨¦spedes
La puerta del gran hotel Conde Duque se abre y lo primero que resalta en el hall es la Olvidoteca. Al fondo hay cuatro c¨®modos sillones de piel en torno a una mesa, y una librer¨ªa de caoba con unos 500 libros en espa?ol, ingl¨¦s, franc¨¦s, ruso, chino, ¨¢rabe. Todos han sido olvidados por los hu¨¦spedes y est¨¢n disponibles para ser le¨ªdos.
Hace cinco a?os, Rafi Prieto Garc¨ªa, gobernanta general del hotel desde hace casi 10 a?os, comenz¨® a notar que aumentaba el n¨²mero de libros olvidados y no reclamados por los clientes. As¨ª que le propuso al director ponerlos a disposici¨®n del p¨²blico en una peque?a vitrina. Pronto, sin embargo, esa vitrina se llen¨®. Hac¨ªa poco que hab¨ªan cerrado la sala de bingo que estaba en el s¨®tano y el espacio por el que se acced¨ªa a ella desde el hall, cuenta, ¡°estaba desaprovechado¡±.
Por eso decidieron acondicionarlo y decorarlo, ¡°sin desentonar con el resto¡±, para instalar ah¨ª la Olvidoteca, ¡°un nombre que tuvimos que patentar¡±, aclara Rafi Prieto, ¡°porque esta es una idea muy original que no existe en alg¨²n otro hotel de Espa?a. Y quiz¨¢ tampoco en el mundo¡±.
Los libros no est¨¢n clasificados por autor ni por t¨ªtulo ni por idioma. Cada uno ha sido colocado, simplemente, donde hab¨ªa un hueco. Hay, sobre todo, novelas, poemarios, algunos ensayos, varias gu¨ªas de viaje. Est¨¢n, por ejemplo, Dios en las c¨¢rceles cubanas, de Mar¨ªa Elena Cruz Varela; Alarma en el T¨ªbet, de Sebasti¨¢n Estrad¨¦; The Von Kessel Dossier, de Leon Le Grand; The Reunion, de Joanne Fedeler; Les Mis¨¦rables, de Victor Hugo; Veintitr¨¦s formas de hacer el amor, de Carmen Silva. Y el magullado ejemplar de C¨®mo ganar 1.000.000 de euros en Bolsa autom¨¢ticamente, de Robert Lichello, todo un best seller con un mill¨®n de copias vendidas en Estados Unidos, seg¨²n anuncia en la portada.
Los hu¨¦spedes pueden venir aqu¨ª, elegir alg¨²n ejemplar, leerlo aqu¨ª mismo o llev¨¢rselo a su habitaci¨®n. Rafi Prieto, ¡°gran lectora desde peque?a¡±, cuenta que este espacio ¡°ha tenido mucho ¨¦xito. Tanto que ahora ocurre algo muy curioso, porque hay clientes que en su habitaci¨®n nos dejan un libro con una notita: ¡®Para la Olvidoteca¡±.
¡°Esta Olvidoteca¡±, dice en espa?ol y en ingl¨¦s un peque?o cartel plastificado en un rinc¨®n de la librer¨ªa, ¡°es la biblioteca de clientes para clientes que ustedes mismos van formando. Rogamos la devoluci¨®n del libro al final de su estancia¡±.
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